En los últimos meses el Nobel de Economía Paul
Krugman se ha convertido en el crítico más feroz de quienes sostienen
que, para superar la crisis de la deuda que afecta a la eurozona, no
queda otro remedio que seguir con las políticas de austeridad defendidas
con particular empeño por el gobierno alemán.
En su último libro, titulado "¡Acaben ya con
esta crisis!", Krugman sostiene que los recortes no hacen más que
profundizar los problemas de naciones como Grecia, Portugal y España, y
defiende que, a falta de inversión privada, deben ser los gobiernos los
que adopten políticas expansivas y de creación de empleo.
El economista estadounidense ofreció una entrevista al programa de la BBC
HARDtalk
(Diálogo duro) en la que, entre otras cosas, vaticinó que, antes o
después, Grecia se verá obligada a abandonar el euro, reiteró sus
críticas a las políticas impuestas por el gobierno de Berlín y el Banco
Central Europeo (BCE) y aseguró que la actual crisis emana de un
problema político e intelectual y no de un problema económico.
BBC Mundo le ofrece a continuación algunos extractos de la entrevista.
¿Se pueden solucionar los problemas de la deuda con más deuda?
Sí se puede. Lo que se debe entender es que el problema no es tanto
el nivel general de deuda sino que todo el mundo está intentando pagar
sus deudas al mismo tiempo.
El problema con eso es que mi gasto es tu
ingreso y viceversa. Así que si los dos intentamos reducir nuestras
deudas al mismo tiempo recortando el gasto, el resultado es una
depresión, que nos deja a los dos en una posición peor.
Lo que necesitamos en este momento en el que el
sector privado está intentando lidiar con sus deudas, es que el sector
público dé un paso adelante y temporalmente sustituya al sector privado
con su gasto.
Eso estaría en consonancia con lo que el
economista John M. Keynes decía en los años '30 del siglo XX… que el
momento para la austeridad son los tiempos de bonanza y no los de
crisis.
Estamos en un territorio conocido. Si se lee a
Keynes, parece que estaba escribiendo sobre lo que está sucediendo en la
actualidad. Sus recetas para la recuperación son tan relevantes ahora
como cuando las propuso.
Usted asegura que la forma de salir de
la actual recesión no debería ser dolorosa ni implicar sacrificios. Sin
embargo, aquí estamos en una situación difícil que no se había vivido en
décadas.
Así es. Keynes aseguraba que había "un problema con el generador",
que viene a ser un término arcaico para decir que se tiene un problema
con el sistema eléctrico de un auto.
La batería del auto ha muerto y estamos frente a
esta cosa grande y cara que no está funcionando y se piensa que debe
haber algo que está muy mal hecho en el auto y que arreglarlo va a ser
un proceso largo y engorroso.
Pero en realidad no es así. Es tan solo una
batería muerta y si reemplazamos la batería podemos hacer que el auto
funcione de nuevo.
Creo que en este momento nos encontramos en esta
situación. El auto no está funcionando por culpa de una batería, pero
tu marido se niega a reconocer que tan sólo es un problema con la
batería y no quiere gastarse US$100 para reemplazarla e insiste en que
tomes el autobús… existe un problema. Pero el problema no está en el
auto.
Ahora sucede lo mismo. Tenemos un problema político e intelectual, pero no económico.
En el caso de Grecia, no se atreverá a sugerir que puede superar la crisis por la que atraviesa endeudándose todavía más.
Primero hay que decir que el gobierno griego fue terriblemente
irresponsable, incluso en los años de bonanza. Pero aún más importante
es el hecho de que Grecia no tiene su propia moneda. No puede imprimir
euros y eso crea una enorme vulnerabilidad.
La mayoría de los países que están sufriendo
crisis fiscales en estos momentos son países que están en el euro, que
están atrapados en tasas cambiarias sobrevaluadas.
Grecia tiene dos opciones: seguir cumpliendo con
las demandas de Alemania para que les sigan prestando dinero o
abandonar el euro.
Por otro lado, Europa en su conjunto podría
llevar a cabo una política más expansionista, prestando más libremente a
través del BCE y adoptando un objetivo de déficit más alto.
Entonces, si pudiera asesorar al gobierno de Atenas, ¿qué consejo le daría?
Si estuviera a cargo del gobierno griego estaría desesperanzado, porque creo que, sin duda, Grecia abandonará el euro.
También creo que la persona que deberá tomar esa decisión acabará con su propia carrera política.
Así que nos encontramos en una situación en la
que la salida de Grecia del euro debe suceder pero sin que se le pueda
echar la culpa a nadie por ello.
¿Y cuándo sucederá?
Podría pasar en un par de semana, después de las elecciones griegas.
O más adelante, cuando en BCE diga que no puede seguir prestando euros a Atenas.
¿Qué pasará si Grecia sale del euro?
Creo que Argentina es un buen modelo en este caso. No es del todo positivo pero es un modelo.
Argentina tenía un compromiso irreversible de paridad '1 peso 1 dólar' que se desmoronó en 2001.
Tenían grandes deudas en dólares y acabaron
pagando aproximadamente 30 céntimos por cada dólar adeudado, por lo que
incumplieron el pago de una parte importante de esas deudas.
El peso sufrió una gran devaluación. A
consecuencia de todo eso tuvieron un año muy malo, pero luego
experimentaron una fuerte recuperación económica.
Grecia probablemente seguiría un camino similar.
El problema es que el camino que están siguiendo ahora no ofrece
ninguna esperanza de recuperación.
Y usted cree que a la situación actual
se ha llegado porque Alemania y la eurozona en general deberían hacer
más, permitiendo que haya una tasa de inflación más alta.
Me refiero a un nivel de inflación del 3% o el
4% y no de la temida hiperinflación de los años '20 del siglo pasado que
tanto temen los alemanes.
Hay gente que asegura que lo que usted dice es un cuento de hadas.
Pero no lo es. Es la experiencia de la historia.
Tan sólo hay que ver cómo acabamos con la Gran Depresión. Se hizo
incrementando el gasto.
¿Está usted enfadado por la manera en la que se están haciendo las cosas?
Hay que estar enfadado. La cantidad de daño que
están sufriendo muchas personas es enorme. En EE.UU. hay cuatro millones
de personas que han estado sin trabajo durante más de un año. No ha
habido nada parecido desde los años '30. Se está destruyendo la vida de
muchas personas.
Tenemos toda una generación de universitarios
que se están graduando con grandes deudas y que están saliendo a un
mercado laboral que no puede ofrecerles nada.
Permitir que las cosas sigan así es cruel.
En su más reciente libro parece hacer usted un llamado para que la gente salga a la calle.
De alguna manera sí. Creo que es necesario. En EE.UU. el movimiento
'Occupy' era un poco incoherente y rudimentario, pero contribuyó a que
cambiara la conversación de manera muy positiva.
Antes de ese movimiento, las cuestiones del desempleo y las desigualdades habían desaparecido de discurso político.
Y de repente la gente real está diciendo: "Hey,
aquí estamos sufriendo y no lo estás solucionando". Y la clase política
de alguna manera tomó nota.
Es importante no aceptar que lo que está
sucediendo es lo normal y que no hay otra solución que esperar que el
mercado se recupere. En el largo plazo todos estaremos muertos.
Solucionemos los problemas ahora.