Un interés creciente existe entre los investigadores planetarios junto a miembros de la NASA para estudiar a los planetas Urano y Neptuno, los dos gigantes más alejados del sistema solar, debido a inicios del año 2030 formarán una alineación planetaria junto a Júpiter lo que posibilitará una gran oportunidad para enviar sondas espaciales que podrán ayudarse de la aceleración gravitacional para poder llegar a los mismos y reducir el tiempo de viaje que duraría 15 años en condiciones normales, esto a su vez ayudará a prolongar la vida útil de los instrumentos y sistemas de alimentación.
Para aprovechar dicha alineación se necesitaría enviar la sonda hacia Neptuno en el año 2031 y hacia Urano a mediados de 2030.
Una misión espacial de esta magnitud tomaría un plazo de preparación entre 7 y 10 años con un alto presupuesto que dependerá de la agencia espacial que la financie siendo la NASA quien tiene la prioridad y de la cual dependerá de la prioridad que le de al proyecto y del dinero que se obtenga para financiarlo conociendo que la cifrá irá en torno a los miles de millones de dólares.
En la misión podría incluirse pequeñas sondas que pueden ser lanzadas hacia la atmósfera de esos planetas o a algunas de sus lunas tal como se dio en la misión Cassini-Huygens que desarrollaron en conjunto la NASA con la ESA.
Los científicos creen que ambos planetas son gemelos pero se desconocen muchos detalles como para corroborar las teorías que han venido formulando en relación a sus estructuras, los datos que manejan provinieron de la Voyager 2 que realizó un vuelo rápido en la década de los 1980.
El impacto en el estudio de los exoplanetas se verá beneficiado con la investigación de Urano, con un campo magnético inusual, y Neptuno, en este último su luna Triton cobra bastante importancia debido a su actividad geológica y la posibilidad de tener un océano de agua líquida debajo de su superficie congelada. Un 40% de exoplanetas son gigantes de hielo.
Algunas dificultades que se presentan para el proyecto son el apoyo debido a que la ESA ya se encuentra trabajando en dos misiones para la próxima década y que tras ellas vendría Voyage 2050 que contempla la visita a los dos planetas mencionados por lo que se dificulta que esa agencia espacial abra una ventana de lanzamiento, también dependerá de la voluntad del gobierno norteamericano para aprobar el presupuesto de las misiones.
Como alternativa existe la posibilidad de enviar sondas más baratas que solo hagan el vuelo rápido sobre los objetivos que podrán capturar datos valiosos pero aún insuficientes.
De perderse la oportunidad se tendrá que esperar la siguiente alineación planetaria hasta mediados de los 2040 o que la NASA tenga listo un lanzador espacial potente que todavía sigue en desarrollo.
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