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2011/07/13

Palinología forense: las pistas del crimen están en el polen

Hace 17 años, la policía de Hertfordshire, en Inglaterra, encontró un cuerpo parcialmente quemado y abandonado en una cuneta.
Durante la investigación, las autoridades querían establecer si un determinado coche había estado en ese lugar. Para ello contactaron con los jardines botánicos de Kew Gardens, en Londres, cuyos responsables les pusieron en contacto con Patricia Wiltshire, una experta en botánica y ecología.

Ahora, gracias a esa primera experiencia y después de años colaborando con al policía, es considerada como una de las mejores forenses palinólogas del país.
En ese, su primer caso, Patricia, gracias a rastros de polen encontrados en la escena del crimen y en el coche, fue capaz de probar que el vehículo había estado involucrado en el crimen, lo que aseguró una sentencia.
Su experiencia y habilidad para conseguir pruebas botánicas la ha llevado a trabajar en algunos de los casos criminales más notorios de Reino Unido, como la muerte de las estudiantes de Soham Holly Wells y Jessica Chapman.
A pesar de que nunca ha sentido un interés especial en el campo forense, Patricia le dijo a la BBC Mundo que "siempre le ha obsesionado averiguar cosas".

Palinología y crimen

La palinología es una disciplina de la botánica dedicada al estudio del polen y las esporas.
Esta disciplina se puede aplicara en diferentes campos como la industria del petróleo, la historia de la vegetación, la taxonomía de las plantas y el calentamiento global, entre otros.
En el campo forense, "la palinología sirve para generar información útil sobre las circunstancias en las que ocurrió un homicidio; por ejemplo, cuánto tiempo lleva un cadáver en un lugar dado, si el cuerpo de la víctima fue transportado desde otro lugar y depositado intencionalmente en un escenario distinto y cuál es la relación entre un lugar u objeto determinado y el sospechoso, así como cuanto tiempo lleva el cuerpo sin vida", explicó la experta.
"A través de un minucioso análisis de la vegetación, también se puede determinar si la tierra de un lugar dado fue removida para enterrar un cadáver y cuándo ocurrió dicha remoción", añadió Wiltshire.

Disciplina antigua

Mucha gente piensa que la palinología forense en una disciplina nueva, pero nada más lejos de la realidad.
El primer caso bien documentado de uso de la palinología para resolver un crimen ocurrió en Austria en 1959.

Gracias a muestras de polen de especies de plantas vivientes y extintas encontradas en el barro adherido a los zapatos de un sospechoso de asesinato, se logró inculpar al mismo y ubicar el lugar exacto donde éste enterró a su víctima en las orillas del río Danubio.
La gran aplicación que tiene la palinología en la investigación criminalística se debe a que el polen y otros tipos de esporas producidos por las plantas están presentes en casi cualquier lugar y durante cualquier época del año.
Al ser transportadas por animales (mayormente insectos) y por el viento, estas diminutas partículas vegetales alcanzan casi cualquier objeto, al que se adhieren y en el que permanecen inalteradas por muchos años.
En el ser humano, el polen es frecuentemente encontrado en el pelo, la piel, la ropa y los zapatos.
"Se trata de construir fotografías del contacto que objetos e individuos han tenido con lugares", dijo la investigadora.
"Entonces, ¿es una especie de CSI?", le preguntó BBC Mundo.
"Bueno", contestó. "Sólo que CSI es tremendamente incorrecto."

BBC Mundo

2010/10/25

Cómo la Ley Seca creó la ciencia forense

Publico

Un acomodado hijo de banqueros, el patólogo Charles Norris, y un bebedor y jugador empedernido, el profesor de química Alexander Gettler, pusieron las bases de la ciencia forense en EEUU. Aunque antes que ellos hubo forenses europeos (el pionero pudo ser el español Mateo Orfila), Norris y Gettler aplicaron el método científico a la investigación de asesinatos, suicidios y envenenamientos. En su nuevo libro, Poisoner's Handbook (El manual de los envenenadores, aún no editado en España), la ganadora del Premio Pulitzer Deborah Blum relata las andanzas de estos dos personajes en la Nueva York de la prohibición del alcohol.
EEUU había heredado de Reino Unido el sistema de los coroner, una especie de oficiales encargados de investigar muertes violentas. Pero en el Nueva York de comienzos del siglo XX, la institución estaba desprestigiada. Sin formación de ningún tipo, el puesto de coroner era un cargo electo sujeto a los vaivenes de la política. Cobraban por acta de defunción y, como recoge Blum en su libro, la causa la decidían a la ligera. En algún certificado puede leerse el siguiente diagnóstico como causa de la muerte: "Acto de Dios". En otros no estaban muy seguros: "O asalto o diabetes".
Para cambiar la situación, el alcalde de Nueva York nombró a Norris para el nuevo puesto de examinador médico jefe en 1918. Hijo de una familia adinerada, Norris estudió patología por afición en Europa. Por entonces era el responsable de los laboratorios del hospital neoyorquino Bellevue. Aquí instalaría Norris los servicios forenses de la ciudad, las salas de autopsia y la morgue. Le apasionaba tanto su trabajo que se pasó los 15 años que estuvo en el puesto pagando de su bolsillo parte del instrumental y las facturas ante la escasez de presupuesto.

Laboratorio de toxicología

Lo primero que hizo Norris fue fichar a su segundo en Bellevue, Alexander Gettler. Y, entre ambos, montaron el primer laboratorio de Toxicología de EEUU. Gettler no soportaba que un envenenador se saliera con la suya. Cuando se enteraba de la aparición de un posible nuevo veneno, bajaba a la carnicería de la esquina a comprar un kilo de hígado de vacuno, lo cortaba en finas capas y les inyectaba diferentes dosis de veneno. Después, ensayaba la forma de detectarlo.
"Fueron los padres de la ciencia forense en EEUU", dice Blum, que fue periodista científica y ahora ejerce de profesora. "De hecho, Norris fundó el primer programa universitario para entrenar a médicos en medicina forense". A comienzos de 1923, por ejemplo, Norris da una conferencia en la Escuela de Detectives de Nueva York durante la apertura del nuevo curso. Era la primera vez que un científico entraba allí. Desde entonces, los aspirantes pasarían por su laboratorio para participar en sus autopsias.
En cuanto a Gettler, profesor también en la Universidad de Nueva York, aparece en los manuales como el padre de la toxicología forense en EEUU. "Pero más importante que esto es el hecho de que ambos fueron unos visionarios. La forense no era una ciencia en aquellos años y ellos sabían que tenía que serlo. Cambiaron la forma en que los científicos trabajaban en el sistema de justicia criminal", opina Blum.

Alcohol y crímenes

La madrugada del 16 de enero de 1920 la gente se reunió en Times Square para despedirse del alcohol. Al día siguiente entraba en vigor la 18 enmienda a la Constitución de EEUU por la que se prohibía su consumo. Dos años antes, Gettler escribía en la revista especializada JAMA: "La prohibición por nuestro Gobierno de la fabricación de licores destilados llevará sin duda a la adulteración clandestina".
En efecto, desde entonces y hasta el levantamiento de la prohibición, se produce una especie de guerra química entre el Gobierno y un nuevo actor surgido a la sombra de la Ley Seca, la mafia. Si el primero adulteraba el alcohol industrial, la otra lo redestilaba para venderlo.
El único alcohol que podía elaborarse en suelo estadounidense era el industrial. Desde 1906, los fabricantes estaban obligados a desnaturalizarlo añadiéndole otras sustancias, como el metanol que es capaz de dejar ciega y hasta matar a una persona, para evitar las tasas que tenían las bebidas alcohólicas.
Pero de los 300.000 millones de litros que el Gobierno autorizaba cada año para hacer refrigerante, perfumes o disolventes, unos 40.000 millones se perdían por el camino. Los mafiosos aprendieron a revertir el proceso. Químicos contratados por el hampa redestilaban las partidas robadas en las fábricas para alimentar la demanda de ginebra y whisky de las decenas de miles de garitos clandestinos que poblaban toda la geografía. Sólo en Nueva York se localizaron más de 35.000.
Al principio era relativamente fácil. El Gobierno obligaba a mezclar cien partes de alcohol etílico con dos de metílico. El primero hierve sobre los 68 grados, el segundo un poco antes, a los 65. De esta manera, con el instrumental adecuado, conseguían evaporar el metanol, dejando el etanol listo para ponerle aroma a ginebra, algo de azúcar para el ron o un colorante en el caso del whisky.
El departamento del Tesoro, responsable de hacer cumplir la prohibición (el verdadero Elliot Ness que cazó a Al Capone era uno de sus funcionarios), se vio obligado a idear nuevas fórmulas para impedir el consumo de alcohol. Hasta 70 recetas diferentes ensayó, cada una más peligrosa que la anterior. Usaron acetona, bisulfato de quinina, queroseno o ácido carbólico.

Hasta 10.000 muertos

Pero las muertes por alcoholismo empezaron a subir. El propio Charles Norris empezó a elaborar estadísticas de muertes por consumo de alcohol y convocar conferencias de prensa para darlas denunciando el "ensayo de exterminación" que estaba llevando a cabo el Gobierno. En 1926, según sus datos, murieron 11.700 personas por beber alcohol en EEUU. El problema era que por entonces no se sabía detectar sus restos en el cuerpo y, lo que es más importante, averiguar si el fallecido lo había sido por tomar demasiado o por beber alcohol adulterado con algún veneno.
Su segundo, Gettler, ensayó hasta 58 formas de detectarlo, tanto en tejidos humanos como en la propia bebida. Ambos son sintetizados por el hígado como formaldehido, pero el metílico en más cantidad, por lo que se tarda más en metabolizarlo. Además, genera otro subproducto, el ácido fórmico, muy tóxico. Gettler halló un sistema para detectar la cantidad y calidad del alcohol en el hígado y en el cerebro.
Según estimaciones de la autora, 10.000 ciudadanos estadounidenses murieron por beber alcohol adulterado por orden de su Gobierno. "Miles más murieron por beber varias formas de licores clandestinos o, directamente, alcohol industrial", añade.
No son exageraciones de la profesora Blum o del doctor Norris. Al consultar la prensa de la época, como The New York Times o el Daily Record, tanto la oposición demócrata como la prensa liberal acusaron al Gobierno de estar detrás del envenenamiento. Hasta en tres ocasiones, los demócratas (en su mayor parte adheridos al bloque húmedo, como se conocía a los pro alcohol) votaron mociones contra la provisión de fondos para adulterar el alcohol industrial. Pero estaban en minoría. No fue hasta noviembre de 1932, cuando Franklin D. Roosevelt ganó las presidenciales y aseguro que los días felices "han regresado": la Ley Seca se había acabado.

2007/07/05

La informática forense, a la caza del empleado traidor

El director comercial de una gran consultora se despide de su empresa. Al día siguiente se marcha el director de producto. A los tres días se empieza a ir una parte importante de los empleados de la compañía. Los jefes no entienden qué ocurre, pero sospechan que es una trama para marcharse a la competencia. Por ello contactan con Incide, la rama digital de la agencia de investigadores privados Winterman. Temen que en la salida de sus directivos haya un caso de competencia desleal y fuga de información. Los detectives buscan rastros en los ordenadores de los directivos y efectivamente encuentran indicios de una salida organizada a la competencia.

Este es un caso real para la informática forense, que mediante informes periciales describe posibles delitos. Para las empresas, la marcha de directivos puede ser una muy importante fuga de información de forma ilegal. El enemigo está dentro, según explica Abraham Pasamar, director de Incide: 'El mayor número de incidentes de seguridad, más del 80%, son internos'. Éstos suelen ser la fuga de información, los accesos a recursos no autorizados, la intrusión en el correo electrónico, la competencia desleal o el sabotaje informático.

¿Cómo probar estos delitos? Los peritos informáticos se acercan a la empresa, normalmente acompañados de un notario y una cámara fotográfica, y, sin alterar nada, realizan una copia perfecta del disco duro, llamada copia espejo, manteniendo una cadena de custodia segura de la información. Una vez en el laboratorio trabajan con la copia para buscar las huellas del delito. En el anterior ejemplo de competencia desleal, se realizó una búsqueda de palabras clave que relacionasen a los ejecutivos con la marcha a otra empresa con información clave. Los rastros aparecieron en las cuentas personales de Yahoo.

Del disco duro no se puede leer todo ni abrir cualquier archivo, ya que -respetando la intimidad de las comunicaciones- los indicios deben de ser buscados dentro de la legalidad. El paso final para el investigador es la elaboración de un informe pericial que servirá de prueba en posibles juicios. El coste medio del trabajo ronda los 3.000 euros, según la empresa catalana Incide.

El trabajo de los peritos se convierte en fundamental para los abogados que defienden a las empresas. 'Hay veces que el informe que nosotros elaboramos es todo el caso', cuenta Juan Martos, director de laboratorio de la empresa española Recovery Labs, especialista en recuperar información de los discos duros.

informaY es que un ex empleado puede hacer mucho daño. Martos explica que los sabotajes son una parte sustancial de los casos en los que ejerce como perito. Relata cómo en una ocasión un director de sistemas que había sido despedido destruyó una gran cantidad de información del servidor de su antigua compañía. Ahí entró en acción Recovery Labs. Averiguaron el día en el que se produjo el borrado y descubrieron que se había realizado desde la casa del que fuera ejecutivo de la empresa.

Pasamar advierte de la importancia de prevenir la destrucción o la fuga de información. Actualmente existen programas que marcan como seguros archivos importantes y si se mueven o se modifican provocan una alerta.

Fuente: CincoDias.