"Comencé como muchos jóvenes rusos, al principio de la Perestroika, cuando parecía que todo era posible", afirma.
En ruso, Perestroika significa reestructuración. Bajo el liderazgo de Mikhail Gorvachov, hubo drásticos cambios en el sistema político y económico comunista de la Unión Soviética. "Soñaba con trabajar en una gran compañía extranjera", recalca Tariko.
"Hablaba inglés bastante bien, así que me puse en contacto con agencias de viajes para ofrecer mis servicios de taxi, guía y demás". Era un negocio ideal para quienes compartían el entusiasmo por el trabajo pero que carecían de capital suficiente.
"Hice dólar a dólar, y de esa manera llegué hasta donde estoy hoy", dice. Su mayor orgullo: no hizo su dinero con las privatizaciones.
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Clarividencia
Tariko se graduó en el Instituto de Ingeniería Ferroviaria de Moscú en 1989, pero ya de joven se imaginó su futuro con una estrategia muy diferente."Lo primero que quería hacer era trabajar en un mercado de consumo, segundo hacerlo con marcas y, tercero, con un objetivo claro: compañías extranjeras".
A final de los 80, comenzó a importar chocolates de Ferrero Rocher, que hasta entonces sólo podían conseguirse en tiendas exclusivas fuera del alcance del ruso medio.
Su éxito vendiendo los bombones italianos le permitió obtener un contrato con Martini para importar en exclusiva la bebida. "Por aquel entonces, los rusos sólo conocían el vino espumoso barato que llamaban el champán soviético, y el vodka, claro".
"Los rusos realmente necesitaban un producto que no fuera tan fuerte como el vodka ni tan femenino como el vino espumoso barato".
Poco a poco, su cartera fue creciendo con Johnny Walker y Bacardi. Su empresa se convirtió en el principal distribuidor de las marcas más conocidas.
La paradoja rusa
Tariko comenta que pese al renombrado gusto de los rusos por beber vodka, no había ninguna marca de calidad entre los cientos que poblaban el mercado.Eran pocos los que de verdad se preocupaban por la calidad, el sabor y la estructura química.
"Como era un mercado que daba tantos beneficios, muchos se lanzaban a él. Todos intentaban tener buena imagen, pero sin infraestructura para producir buen vodka".
Por eso pensó que tener una marca de vodka de altísima calidad era algo obvio. Y la desarrolló y lanzó con Standard Russian. Pronto se convirtió en un éxito con su campaña "El vodka como debería ser".
"Hice una fortuna vendiendo vodka a los rusos y estoy haciendo una fortuna vendiéndoselo a los británicos", comenta Tariko sobre su principal mercado en el exterior.
Pensar en el consumidor
Con la misma estrategia que con su vodka, el emprendedor se lanzó al mercado de las finanzas."Me centré en la innovación, en el servicio de alta calidad y en proveer lo que los rusos medios necesitan". El resultado fue el Russian Standard Bank, uno de los líderes en el mercado.
En total, sus compañías tienen más de 25.000 empleados. De momento no tiene prisas en continuar expandiéndose.
Pese a que no tiene intención de continuar ampliando fronteras, Tariko asistió al Foro Económico Mundial en Davos: "es interesante saber qué pasa en el mundo".
"Es bueno conocer gente porque un día puedes encontrarte con alguien al que quieres emplear para alguno de tus negocios".
"Estoy feliz con lo que tenemos. Es mucha responsabilidad dar pasos adelante. Si sólo mantengo lo que tengo y creciera, ya es suficiente para estar orgulloso".
BBC Mundo