¿Está pensando en dirigir su primera película o en
producir su primer disco? ¿Ha escrito una novela que le gustaría
publicar? ¿Tiene un proyecto para abrir un nuevo restaurante de comida
orgánica? ¿Ha creado una nueva aplicación para teléfonos celulares?
Cualquiera que sea la idea que tenga en mente,
ahora, a través de internet, le resultará más fácil encontrar la
financiación necesaria para convertirla en realidad.
Todo gracias al conocido como 'crowd funding', que en inglés
significa algo así como 'la financiación de la multitud o del gentío',
una nueva forma de recaudar fondos por medio de la red, en la que los
inversores son donantes particulares y que sirve para poner en marcha
cualquier tipo de proyecto.
El concepto es sencillo: quien tiene una idea la
da a conocer en páginas que se dedican al 'crowd funding', como
Kickstarter y Indiegogo, dos de las más populares.
Allí se hace publicidad y se plantea un objetivo de financiación, para encontrar pequeños contribuyentes.
En un plazo fijo y limitado, se reciben por
internet las aportaciones de usuarios a los que les gusta el proyecto y
que quieren involucrarse en él.
En la mayoría de los casos, las aportaciones
económicas sólo se harán efectivas si al acabar el plazo fijado se
alcanza la cifra establecida para la financiación. De lo contrario, el
dinero será devuelto a los donantes.
De esta manera, además de hacer realidad los
sueños de los emprendedores, se abre una nueva vía para las donaciones,
ya que no se trata de dar dinero a fondo perdido, como sucede en el caso
de los mecenas tradicionales.
Los que invierten, reciben recompensas, como
obsequios, descuentos sobre el precio final del producto, la posibilidad
de aparecer en los títulos de crédito en caso de que se trate de una
película o una obra de teatro, e incluso la oportunidad de involucrarse
en la parte creativa del proyecto.
Además, los donantes disponen de información
detallada sobre los gastos y futuros beneficios de cada iniciativa y
pueden comunicarse directamente con los emprendedores para hacerles
llegar sugerencias.
El que busca financiación, estipula de antemano lo que ofrece a los donantes en función el grueso de sus aportaciones.
El fenómeno Kickstarter
Así es como el emprendedor canadiense Eric Migicovsky acaba de
recaudar más de US$3 millones en menos de una semana para poder sacar al
mercado un reloj que cuenta con una pantalla de papel electrónico y que
es capaz de conectarse con teléfonos inteligentes y otros dispositivos.
La iniciativa de Migicovsky, publicitada en la
página estadounidense Kickstarter y para la que se pedían inicialmente
US$10.000, superó la marca del millón de dólares a las 28 horas de
empezar la recaudación.
Migicovsky asegura que decidieron utilizar esta
vía de financiación después de que no consiguieran convencer a
inversores tradicionales.
De entre las páginas que ofrecen servicios de
'crowd funding', precisamente es Kickstarter la que más éxito ha tenido
hasta el momento.
Desde que fue lanzada hace tres años, esta compañía con base en Brooklyn se ha convertido en todo un fenómeno de internet.
Gracias a Kickstarter, los emprendedores pueden
prescindir de las ayudas públicas y de los inversores tradicionales, y
entrar en contacto directo con particulares que quieren contribuir
económicamente en un proyecto.
Hasta la fecha, la empresa ha recaudado más de
US$175 millones para que artistas, directores de cine, músicos,
diseñadores de videojuegos, fotógrafos o bailarines puedan ver
convertidos en realidad sus proyectos soñados.
Tan solo este año, cinco proyectos han recaudado más de US$1 millón en a través de esta página.
"Las ideas están siendo financiadas no porque
puedan ser una buena inversión, sino porque la gente quiere que
existan", le dijo a la BBC Yancey Strickler, cofundador de Kickstarter.
"Antes de Kickstarter, el punto de partida para juzgar una idea era: ¿será rentable?", asegura Strickler.
Los responsables de este proyecto de 'crowd
funding' están decididos a desafiar las decisiones comerciales que están
detrás de la mayoría de inversiones, para así poner más énfasis en el
arte y la creatividad.
"De esta manera las puertas se abren de par en
par y muchas más cosas pueden llegar a ver la luz de día", señala Yancey
Strickler.
"Puede sonar un poco utópico e ingenuo, pero ha funcionado".
Una historia de éxito
Sin duda, los que han tenido una buena experiencia con la búsqueda
de financiación a través del 'crowd funding' son los integrantes de la
conocida banda venezolana Los Amigos Invisibles.
El grupo presentó recientemente su propia
película documental, titulada "La Casa del Ritmo", en la que se repasan
los 20 años de carrera de la agrupación.
El documental, en el que se puede ver un
concierto que la banda ofreció en marzo del año pasado en una sala de
Nueva York, vio la luz gracias al artista y músico Juan Miguel Marin y
al director Javier Andrade.
"La idea vino de Juan y Javier. Pensaron que la
historia de Los Amigos Invisibles era buena para un documental
concierto, sobretodo porque uno de nuestros fuertes son las actuaciones
en vivo", le explicó a BBC Mundo Julio Briceño, vocalista de la banda
venezolana.
"Nos presentaron el proyecto al mismo tiempo que nos dijeron que se podían buscar la financiación a través de Kickstarter".
Así, crearon la campaña de 'crowd funding' y en un mes, con el apoyo
de los seguidores de Los Amigos Invisibles, recaudaron una parte del
presupuesto para hacer la película, algo más de US$30.000.
"Lo bonito del 'crowd funding' es que una vez
conseguiste el dinero que necesitabas, en menos de un año tienes que
tener el proyecto listo y estar exhibiéndolo. Si no lo haces, tienes que
devolver todos los recursos, lo que te obliga a finalizarlo", señala
Julio Briceño.
Todos los que apoyaron esta iniciativa aparecen
como coproductores en los créditos del documental y se les mandaron
varios obsequios, como un DVD o una camiseta.
Según explica Briceño, publicitaron la campaña
de recaudación de fondos a través de Facebook, Twitter y otras redes
sociales, lo que contribuyó a que esta fuera un éxito.
Los analistas consideran que el 'crowd funding'
está cambiando las reglas del juego en lo que se refiere a la búsqueda
de financiación para nuevos proyectos, ya que ahora pueden ser los
propios consumidores los que deciden qué merece la pena ser financiado.
Para los emprendedores, el peligro puede
encontrarse en que aquellos que ya cuentan con medios económicos les
roben sus ideas. Un riesgo, en cualquier caso, que muchos están
dispuestos a asumir.