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2011/02/01

Cada vez más cerca de la eterna juventud

Los científicos están cada vez más cerca de desvelar los secretos del envejecimiento y algunos creen que pronto podríamos contar con tratamientos para retrasar o incluso revertir la vejez.
Pero, ¿podrá la ciencia realmente lograr la eterna juventud? y ¿cuáles son los riesgos de entrometerse con los procesos biológicos del ser humano?
El proceso de envejecimiento es complejo y aunque durante mucho tiempo ha sido un misterio impenetrable ahora se está logrando algún progreso.
El año pasado, un equipo del Instituto de Cáncer Dana-Faber, en Estados Unidos, publicó un estudio en Nature en el que detallaba cómo había revertido el proceso de envejecimiento en ratones.
Los investigadores se enfocaron en los cromosomas dentro del núcleo de las células, específicamente en los telómeros, ubicados en los extremos de los cromosomas.
Su función es proteger a los cromosomas de los daños y se encargan de la división celular. Pero a medida que pasa el tiempo se van reduciendo hasta que las células ya no son capaces de replicarse.
En la investigación, el profesor Richard dePinho y sus colegas manipularon la enzima que regula a los telómeros, llamada telomerasa, encendiéndola y apagándola, y lograron obtener resultados "sorprendentes".

Volvieron a ser jóvenes

"Lo que esperábamos era un retraso o estabilización del proceso de envejecimiento", explica el investigador.
"Pero en vez de eso observamos una reversión drástica en los signos y síntomas del envejecimiento".
Tal como le explica el científico a la BBC, "vimos que el cerebro de estos animales aumentó de tamaño y mejoraron sus capacidades cognitivas. Su pelaje recuperó su apariencia brillante y sana y su fertilidad también resultó restaurada".
Por supuesto, el estudio fue llevado a cabo en ratones y aplicar los mismos principios a seres humanos será un desafío mucho más grande.
Estudios pasados han vinculado la telomerasa al cáncer y podría haber muchos otros mecanismos involucrados en el envejecimiento.
Se cree que la mitocondria -el material genético que es el "motor" de las células- podría jugar un papel importante, pero se ha visto que ésta también genera sustancias químicas perjudiciales vinculadas al paso de la edad.
También están los llamados radicales libres, los átomos o moléculas altamente reactivas que atacan al organismo causando alteraciones en el ADN.
Y también se ha vinculado a las células madre que juegan un papel importante en la renovación de los tejidos del organismo.

Fármaco contra la vejez

Aunque los científicos todavía no saben con claridad cómo se lleva a cabo el proceso de envejecimiento, ya se están probando tratamientos para revertir la vejez en el ser humano.
El profesor David Sinclair, del laboratorio antienvejecimiento de la Escuela Médica de Harvard, está trabajando en unos compuestos sintéticos llamados "activadores de sirtuinas" o STAC.
Estudios con animales demuestran que los STAC pueden mejorar la salud y las perspectivas de vida de ratones obesos. Y ahora se están llevando a cabo ensayos clínicos con humanos.
La investigación es un seguimiento de los estudios sobre el resveratrol, un compuesto que se encuentra de forma natural en el vino tinto.
Tanto éste como los STAC parecen simular los efectos de la restricción del consumo calórico, la cual se ha demostrado que retrasa la vejez en animales.
"No estamos tratando de ofrecer una escusa para comer papas fritas y mirar televisión todo el día", le explica a la BBC el profesor Sinclair.
"Pero es una forma de mejorar un estilo de vida sano y de dar a la gente todos los beneficios que una salud perfecta puede otorgar al organismo".
"Esto no cambia el consumo de alimentos, los ratones siguieron comiendo normalmente y siguieron engordando, pero su cuerpo no pareció mostrar los efectos de la gordura y su salud siguió tan buena como la de un ratón sano".
Pero muchos se preguntan si debemos experimentar con algo tan fundamental como la vejez.
El profesor Tim Spector, del King's College de Londres, que también investiga el proceso de envejecimiento, afirma que el enfoque no está en la prolongación de la vida sino en la extensión de la buena salud.
"Si vivir mucho tiempo significa que nos veremos discapacitados por la artritis y no podremos salir de nuestra casa, nadie tendrá un beneficio".
"Pero entender el proceso del envejecimiento nos ayudará a combatir la artritis, la diabetes, la enfermedad cardiovascular y todos los trastornos relacionados con la edad".

BBC Mundo

2009/10/05

La molécula de la eterna juventud

Fuente: Publico.

Una molécula llamada espermidina podría ser la solución para alcanzar la anhelada eterna juventud celular, según un estudio elaborado por un conjunto de científicos austríacos.

El estudio, que publica hoy la revista británica Nature, asegura que los experimentos científicos llevados a cabo hasta el momento con moscas, gusanos y levadura muestran que la administración de esta molécula prácticamente desconocida para la población es capaz de prolongar significativamente la vida útil de determinadas células.

La causa o el efecto

El envejecimiento de los mamíferos está determinado por los diversos cambios bioquímicos que se producen en sus células, y uno de ellos es la reducción de la espermidina, que se encarga en las etapas tempranas de la vida de favorecer el crecimiento y la maduración celular.

Sin embargo, a pesar de esa evidencia, la comunidad científica no había concretado hasta ahora si la espermidina era la causa o el efecto de ese envejecimiento.

El reciente estudio disipa esta duda y explica que esta molécula es capaz de reparar el proceso natural de deterioro y necrosis celular ayudando a éstas a eliminar los residuos peligrosos que se van generando e instalando con el paso del tiempo en el corazón de la célula.

2009/03/23

Más cerca de la fórmula de la eterna juventud

Fuente: La Nacion.

Nadie sabe muy bien lo que podría pasar si la población empezara a vivir 100 años, y en buenas condiciones. Pero una línea de investigación muy seria, que ha atraído mil millones de dólares de la industria farmacéutica, está dedicada a encontrar el elixir de la juventud y parece estar bien encaminada.

Hallar la clave de la juventud eterna promueve más escepticismo aún que un crecepelo. Aparte de resultar demasiado complejo como para reducirlo a una fórmula, el envejecimiento parece estar imbricado en la naturaleza más elemental de las cosas: estamos hechos de materiales, y todos los materiales se estropean con el tiempo. Parece obvio.

Pero no lo es tanto. Los materiales de los que estamos hechos las personas ?proteínas, ADN, grasas, azúcares? son los mismos en un búho, que puede vivir hasta 65 años, en un mono (50 años), un león (40), un delfín (30), un caracol (15), un ratón (4), o una mosca, que se muere de vieja a las seis semanas de nacer. También son los mismos en una ostra de 100 años y en una tortuga de 200. La longevidad es un producto de la evolución, no de la fatalidad.

La investigación del envejecimiento ha seguido en la última década varias pistas inconexas. Una es el potente efecto de la restricción calórica en la longevidad de todas las especies en que se ha probado; otra es el rastreo de los genes que más pesan en la esperanza de la vida de los individuos. Y otra es que las grandes causas de mortalidad en la edad avanzada parecen cada vez más inseparables de la biología de la senescencia.

Pero los científicos se han dado cuenta ahora de que las tres pistas convergen en el mismo lugar. El nexo tiene relación con unas proteínas llamadas sirtuinas. El componente beneficioso del vino tinto (el resveratrol) es un activador natural de las sirtuinas y ha inspirado una nueva generación de moléculas hasta mil veces más potentes que el compuesto original, algunas ya en ensayos clínicos de fase II. Se llaman activadores de las sirtuinas. ¿Pueden ser el primer elixir de la juventud?

Una fuerte apuesta

"Glaxo Smith Kline ha invertido cerca de mil millones de dólares en activadores de las sirtuinas", explica el codirector del laboratorio de biología molecular del envejecimiento de la Universidad de Harvard, David Sinclair. "Su intención es desarrollarlos como fármacos contra enfermedades asociadas al envejecimiento, como la diabetes y otros desórdenes metabólicos, lo que a su vez prevendrá a los pacientes contra muchas otras enfermedades: trastornos cardiovasculares, cáncer, Alzheimer, e incluso las cataratas y la osteoporosis."

"Pero esta tecnología no mejora la salud sin extender la longevidad -prosigue Sinclair-. Lo uno se basa en lo otro; si estas moléculas funcionan en los ensayos clínicos, la gente vivirá una vida más larga y saludable."

A diferencia de la vida media, que se ha duplicado en Occidente en cien años, la vida máxima sí que parece una constante biológica. El Instituto Nacional del Envejecimiento de los Estados Unidos estima que, de los 6800 millones de habitantes del planeta, "quizá no más de 25 personas superen ahora mismo los 110 años".

Los genes importan. No hay duda de que vivir muchos años es un rasgo que tiende a agruparse en familias. Según el New England Centenarian Study, los hermanos de un centenario tienen el cuádruple de probabilidades de superar los 90 años que la media de la población.

Uno de los genes del envejecimiento mejor conocidos en todo el reino animal se llama FOXO, y también es el principal determinante genético de la longevidad humana. Varios trabajos recientes han revelado una fuerte correlación entre las variantes del gen FOXO y la edad que alcanza una persona; también con su riesgo de cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Cierta variante del gen es común en los nonagenarios, y aún más en los centenarios.

Sin embargo, hay una forma bien conocida de violar el techo biológico de las especies. Su descubrimiento se remonta a los años treinta: Clive McCay, de la Universidad de Cornell. McCay sometió a sus ratas a una dieta baja en calorías y añadió vitaminas y minerales para evitar la desnutrición. Vio que los animales vivían cuatro años en vez de los tres normales.

Las pruebas de la generalidad de esta técnica sólo se han ido acumulando en los últimos años. Reducir la ingesta de comida en un 30 o en un 40% prolonga la vida de las levaduras, los gusanos, las moscas, las ratas, los ratones y los perros. Y también previene de las dolencias de la edad avanzada en todas las especies.

El efecto beneficioso de la restricción calórica se ha atribuido por lo general a que "vivir mata". Por ejemplo, comer acelera el metabolismo, y esa mayor actividad genera radicales libres, que van dañando las maquinarias fisiológicas. Menos comida implicaría menos metabolismo, menos radicales libres y menos envejecimiento. Pero esa idea ha resultado demasiado simple.

El biólogo del Massachusetts Institute of Technology Leonard Guarente, descubrió hace diez años que la activación de la principal sirtuina, SIRT1, bastaba para prolongar la vida de la levadura de la cerveza. Otros laboratorios han visto que las copias extra del gen SIRT1 tienen el mismo efecto en gusanos, moscas y ratones. Que un solo gen aumente la longevidad en organismos tan separados es la clase de evidencia que apunta a un regulador clave del proceso.

Guarente y Sinclair vieron que SIRT1 es una proteína capaz de modificar a muchas otras proteínas, y que lo hace en respuesta al indicador universal del estado energético de toda célula: un derivado de la vitamina B3 llamado NAD. Eso indicó que SIRT1 podía ser el nexo entre los genes de la longevidad y los misteriosos efectos de la restricción calórica.

La hipótesis recibió un respaldo decisivo cuando Pere Puigserver, del Instituto del Cáncer Dana-Farber, demostró que la restricción calórica eleva los niveles de NAD, lo que a su vez estimula la SIRT1. Pero ¿a qué se debe esta conexión entre la longevidad y la escasez de la comida?

"La única causa que puede explicar ese conservado proceso evolutivo del envejecimiento es que esté controlado por un programa genético -responde Puigserver-. La misma explicación se puede dar a los efectos universales de la restricción calórica sobre la longevidad, porque la escasez de nutrientes controla la actividad de esos mismos genes."

"Las sirtuinas son genes de la supervivencia -añade Sinclair-. Evolucionaron para mantener vivos a los organismos en los tiempos adversos. Cuando la comida escasea, SIRT1 se enciende, y creemos que esto es lo que permite a los animales sometidos a una dieta estricta vivir más de lo normal y con una salud mejor de lo normal. Ya sabemos por estudios con ratones que los activadores de SIRT1 confieren los mismos beneficios que una dieta hipocalórica."

Un equipo de la Ecole Polytechnique Fédérale de Lausana mostró que uno de esos activadores, SRT1720, imitaba en las pruebas con ratones todos los efectos beneficiosos de una dieta baja en calorías. El fármaco experimental previno por completo el engorde de los ratones tras diez semanas de dieta rica en grasas, además de evitar que desarrollaran resistencia a la insulina: el umbral de la diabetes y el daño cardiovascular.

Uno de los autores del trabajo es Carles Canto. "SIRT1 constituye una diana muy atractiva para la industria farmacológica -dice-. Su activación parece promover acciones antiinflamatorias y una mejora metabólica general en situaciones de obesidad e intolerancia a la glucosa. Pero sus efectos sobre la longevidad no están tan claros en los mamíferos."

Puigserver coincide con esa apreciación: "Aunque en organismos inferiores se ha demostrado que los activadores de SIRT1 extienden la vida, sus efectos en los mamíferos parecen estar más ligados a la protección contra las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como la diabetes o el cáncer; de modo que afectan al tiempo de la vida, pero de una manera más indirecta".

Mientras llegan los avances farmacológicos, siempre queda la opción con mejores credenciales entre todos los expertos. Según Canto, "sabemos que la restricción calórica permite aumentar tanto la vida media como la vida máxima, el techo biológico máximo de cada especie".

"La restricción calórica está comprobada en muchas especies, y hay indicios en humanos", dijo Puigserver.