- Las pruebas y retos de los minijuegos son entretenidos.
- La conversión sigue manteniendo buena parte del encanto del juego original.
- Algunos fallos técnicos en el popping y un control tortuoso estropean un poco la experiencia.
- A nivel de contenidos y variedad se queda algo corto.
A diferencia de la edición para Playstation 3, podemos llevar a nuestra mascota a cualquier sitio y jugar con ella donde queramos. Aunque la adaptación ha sido difícil la movilidad es una baza que los desarrolladores han sabido explotar muy bien.
El mayor sacrificio en esta conversión ha sido el control. La enriquecida interactuación de la versión de sobremesa llega bastante recortada aunque cuenta con los botones de la consola como apoyo. Pese a que no es tan completa cumple con su cometido aunque el manejo a veces puede ser un poco tortuoso.
Empezamos a jugar y a través de un primer tutorial aprendemos las nociones básicas para interactuar con nuestro Eyepet. Desde aprender a llamarle grabando una pequeña señal con el micro a las caricias que podemos hacerle cuando le acercamos la mano.
Superado el tutorial podemos empezar a jugar libremente con nuestra mascota. Eyepet carece de algún tipo de desarrollo guiado. Somos nosotros quienes decidimos en todo momento que hacer. A partir de este punto podemos elegir entre varios minijuegos que se desarrollan o bien en el exterior o bien en el interior del hogar de nuestra mascota.
La mayoría de minijuegos y pruebas en Eyepet suceden en el exterior. O mejor dicho, en la puerta que hay entre el mundo virtual de nuestra mascota y nuestro propio entorno. En este espacio tenemos a nuestra disposición siete minijuegos: desde saltos en la cama elástica a coger peces en un estanque pasando por la búsqueda de tesoros o jugar a los bolos.
Todos ellos cuentan diferentes niveles y modalidades que añaden un punto de variedad y diversión a las pruebas. En general minijuegos sencillos que conjugan los controles con la cámara (movimientos y soplidos en el micro) con los propios botones de nuestra PSP.
Superados los minijuegos, y según nuestra puntuación, obtenemos como recompensa objetos con los que personalizar nuestro Eyepet. Estos premios son el principal gancho que nos animan a superar las diferentes pruebas que nos propone el juego.
Como ya sucedía en la edición de Playstation 3 tenemos un escáner para comprobar la salud de nuestra mascota. Estos problemas se suelen traducir en falta de sueño, hambre o suciedad.
El hogar de nuestra mascota se desarrollo en un entorno donde, en principio, no necesitamos la cámara. En él podemos vestir a nuestra mascota con ropa y otros accesorios además de satisfacer las necesidades antes mencionadas al estilo de otros juegos de mascotas virtuales.
Los dibujos, una de las características técnicas más vistosas del juego original, están presentes también en la edición portátil. A través de la cámara podemos enseñarle dibujos basados en trazos muy sencillos para que nuestra mascota los reproduzca. Cabe recalcar que los bocetos tienen que ser muy sencillos para un correcto reconocimiento.
Apartado técnico
Gráficamente el paso al formato portátil no le ha pasado factura a Eyepet. El diseño y el modelado de la mascota está bastante conseguido y sabe transmitir bastante empatía. La nota negativa la pone la falta de detalle en algunas texturas y el efecto de popping cuando movemos un poco más de lo normal la cámara.
La banda sonora y los efectos de sonido acompañan muy bien la estética del juego. Melodías sencillas con cierto aire infantil junto a los peculiares, y a veces entrañables, ruidos del Eyepet.
Conclusión
El paso de una consola de sobremesa a una portátil no suele ser sencillo. Las limitaciones del hardware suelen poner impedimentos y dificultades a los desarrolladores para adaptar la experiencia original. En este sentido Eyepet da una de cal y una de arena. Por un lado la adaptación en general es buena y el formato portátil añade propuestas divertida. Por otra parte el resultado final termina siendo un poco descafeinado. Los más pequeños posiblemente encuentren en Eyepet un título divertido con el que introducirse en el mundo de los videojuegos.
Libertad Digital