En la medida que el conocimiento humano evoluciona, se forman nuevas
profesiones, y luego las mismas naturalmente tienden a generar
especialidades.
Por ejemplo, en la medicina son de vieja data y de hecho se reconocen algunas ya en el imperio romano.
En la
medicina más actual, las especialidades se
consolidan en el siglo 19 y principios del siglo 20. En la actualidad se
reconocen varias decenas de las mismas.
Del mismo modo las especialidades en la
ingeniería tienen orígenes antiguos, aunque se consolidan en las universidades también en el siglo 19 y principios del 20.
Lo que es claro en los casos expuestos es que la especialización
surge de la aplicación profesional y no por impulso o idea de las
universidades, que simplemente siguen lo que ocurre en el mercado
laboral.
Por ejemplo, los primeros médicos especializados en lepra surgieron
de los leprosarios, y los primeros ingenieros que pudieron reconocerse
como navales lo hicieron de los astilleros.
En la
informática, a pesar de ser una disciplina mucho más moderna, esto ya ha ocurrido.
En la práctica existen informáticos con especialidad en cuestiones de
infraestructura (redes, virtualización, comunicaciones, etc), o en
implementación de soluciones de negocios (
ERP, CRM, BI), o especialistas en seguridad informática, y así podríamos detallar varias más.
No obstante, esta realidad que se da en el ámbito laboral no se
refleja en las carreras informáticas tradicionales ni tampoco en las que
surgen de los estándares creados por el CONFEDI hace un par de años.
En cambio, tenemos varias carreras con títulos tan inespecíficos como
ingenieros informáticos, ingenieros en computación, licenciados en
informática, licenciados en ciencias de la computación, y licenciados en
sistemas de información.
En mi caso, con 25 años de ejercicio profesional, con uno de los
primeros títulos específicos en sistemas, y con muchos años dedicados a
la docencia y a la problemática educativa, soy incapaz de comprender
claramente las diferencias de cada carrera, y de hecho a pesar de haber
hablado mucho del tema con gente muy conocedora no encontré a nadie que
me pueda explicar claramente cual es la incumbencia de cada uno de esos
títulos mas allá de la ambigua definición que da el decreto ministerial
que las instaura.
Si trata de aclarar el asunto leyéndolo terminará mas mareado que
cuando comenzó ya que al parecer todos pueden hacer todo, o nada.
Esas carreras tampoco se corresponden con los estándares definidos
por la IEEE en la materia, que de hecho son meridianamente claros y
utilizados en gran parte del mundo.
Por este motivo
desde la industria muchos pensamos que es el
momento histórico de generar especialidades u orientaciones en las
carreras informáticas realmente relacionadas con el ejercicio
profesional, con incumbencias muy claras, y con materias bien
definidas a tal fin, de modo de acercar a los estudiantes a lo que será
su vida posterior a la carrera universitaria.
Es claro que
desde la industria no pedimos nada que no ocurra ya en otras profesiones.
De hecho, si nadie discute que existan ingenieros electrónicos, ¿por
que no puede haber informáticos orientados a la definición de
infraestructura de sistemas?, si existen ingenieros navales, ¿por qué no
es considerada una rama de la informática dedicada al diseño
audiovisual o las soluciones de negocios?
Como para poner en términos gráficos la situación actual, es como si
de la facultad de ingeniería hoy salieran solo ingenieros civiles y las
empresas de dedicadas a la electricidad o la electrónica tuvieran que
explicarle a los mismos en que consiste un circuito o las fórmulas
fundamentales del electromagnetismo.
En la Argentina el software que históricamente mas se desarrolla es
el ERP relacionado con el cual han surgido decenas de empresas
importantes que emplean a mucha gente y facturan una cifra de muchos
millones.
Sin embargo, l
a mayoría de los egresados de las carreras informáticas desconocen la sigla, y desde luego ignoran esa realidad del mercado. Algo así como si un ingeniero mecánico recién recibido no supiera a que se dedican Ford o Toyota, o para que sirve un camión.
En general la respuesta de algunos decanos de ingeniería, que inciden
en la materia (y están dispuestos a hablar del tema), es que hay que
dar una formación muy amplia y generalista de modo de obtener
profesionales adaptables a nuevas circunstancias.
Esta idea en esencia no puede tildarse de errónea, pero es
enormemente ineficiente para la industria y la sociedad ya que un
egresado debe estudiar una cantidad de materias que no utilizará, y en
cambio no podrá recibir otras que le serían enormemente útiles a la hora
de aplicar profesionalmente.
Para establecer nuevamente un paralelo médico, si los decanos de
medicina opinarán del mismo modo deberíamos operarnos del corazón con
médicos clínicos.
No obstante ya se trabaja en ciertos ámbitos entre la industria y la
academia en el sentido de solucionar esto generando orientaciones en las
carreras. Por suerte la brecha que existió tradicionalmente entre los
dos ámbitos tiende a estrecharse.