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2010/11/08

La otra pesadilla ecológica de Angela Merkel

La canciller alemana, Angela Merkel, no gana para disgustos con los ecologistas. Ahora le ha tocado el turno al convoy de basura nuclear, pero hace apenas un mes todas las miradas se cernían sobre ella por el polémico proyecto ferroviario bautizado como Stuttgart 21, que ha mantenido en guardia durante meses a los activistas de todo el país.
El plan de construcción, defendido por el Gobierno de la coalición, pretende convertir la actual estación principal de Stuttgart en un nodo ferroviario subterráneo que conectaría París, Viena y Budapest.
Para ello es necesario derribar la mayor parte del histórico edificio de la estación actual, obra del arquitecto Paul Bonatz en 1919. También habrá que demoler el parque contiguo con 300 árboles centenarios, algo que no gusta ni a vecinos ni a ecologistas, incluidos Los Verdes.
Con el comienzo de las obras de demolición el pasado julio, la estación se convirtió cada lunes en escenario de manifestaciones organizadas por Los Verdes y que llegaron a reunir hasta 100.000 personas.
Al comenzar la tala de árboles, el pasado 30 de septiembre, la tensión entre los ecologistas y la policía alcanzó su punto álgido.
Los agentes contraatacaron a la violencia de los activistas con cañones de agua, y la batalla se saldó con 114 heridos (la mayoría niños y ancianos), 16 de los cuales tuvieron que ser hospitalizados.
Hace unas semanas, el Ejecutivo decidió escuchar las voces de protesta y detener las obras para iniciar una mesa redonda que encuentre solución al conflicto; todo un éxito de los ecologistas, que además ha puesto en apuros a la canciller.

Publico

Los activistas logran parar el tren nuclear

Los antinucleares alemanes han ganado un asalto. Tras un largo día de enfrentamientos, las autoridades alemanas decidieron que el tren de residuos nucleares con destino al depósito de Gorleben pasase la noche parado a 50 km de su destino, informa Efe.
La decisión se tomó tras comprobar que, con las fuerzas de seguridad exhaustas y centenares de activistas junto a las vías, resultaba impracticable continuar su viaje, explicaron los sindicatos policiales. Hoy a las 9 habrá una reunión para decidir cuándo retomará la marcha el tren tras lo que la policía denomina "una parada técnica".
El trayecto del convoy, con 123 toneladas de residuos nucleares, se retrasó ayer 11 horas por los numerosos ataques de los activistas, que combatieron contra la policía con piedras y cócteles molotov. Las autoridades lograron disolver varios intentos de frenar el convoy usando gases lacrimógenos, cañones de agua y porras.
El largo día de lucha a lo largo de la vía del tren se saldaba ayer con heridos entre la policía y los activistas, incluida una mujer que tuvo que ser evacuada en helicóptero después de que un caballo de las fuerzas del orden le rompiera el hombro, informa AFP.
Aunque no hay cifras oficiales, los organizadores de las protestas informaron que los enfrentamientos han causado al menos diez heridos. La mayoría de ellos serían personas mayores que se sumaron a las protestas y habrían sido golpeados durante la reyerta.
Los primeros choques entre manifestantes y policía sucedieron ayer en el bosque de Hitzacker, donde entre 3.000 y 4.000 manifestantes intentaron llegar a las vías para ocuparlas y hacer socavones en los raíles, según la agencia alemana DPA. Los más de 16.000 agentes, que han compuesto el mayor dispositivo policial desplegado en el país desde 2001, atacaron con aerosoles de pimienta y porras. Tampoco les faltaron los peligrosos cañones de agua, aunque no los usaron directamente contra la gente, sino para apagar los fuegos de protesta y amedrentar a los activistas, quienes se quejaban de haber sido tratados con violencia sin motivo alguno.
"La situación aún no está bajo control", admitía ayer un portavoz de la policía. Los agentes también se quejaron de "actos masivos de violencia" por parte de los activistas.
En uno de los lances, los manifestantes incendiaron un vehículo de la policía rociándolo con gasolina y prendiéndole fuego con la ayuda de cócteles molotov.
A pesar de los disturbios, el tren entró ayer en Baja Sajonia, la región en la que se encuentra la antigua mina de sal de Gorleben donde se almacenará el cargamento de residuos. Los constantes ataques de los manifestantes desde la madrugada detuvieron la caravana en varias ocasiones y ocasionaron un retraso de 11 horas. La primera parada sucedió en la noche del sábado, cuando una decena de activistas bloqueó las vías y consiguió detener el tren a la altura de Darmstadt. Tuvieron que ser retirados uno a uno y casi en brazos por la policía.
La segunda parada sucedió en torno a las cuatro de la madrugada de ayer, cuando dos manifestantes se descolgaron con cuerdas de un puente de 75 metros de altura para frenar el convoy a su paso por Kassel. Mientras, otros 50 ecologistas bloquearon los raíles de la ruta. Tras un parón de dos horas, el ataque se saldó con cinco activistas detenidos, según una portavoz de la policía.
A su paso por Hannover, el convoy realizó una parada de un par de horas para cambiar la locomotora y el personal. "Hasta ahora, todo discurre con normalidad", dijo una portavoz policial refiriéndose a que los incidentes aislados no habían frenado la marcha. Pero al mediodía, en Celle, varios manifestantes encadenados a las vías detuvieron el convoy por tercera vez desde que cruzó la frontera con Francia. A ojos de los activistas, fue una "vergüenza" que la policía ni siquiera ayudara a desatar a todos los encadenados. "Creímos que el último se podía desatar por sí solo", justificó una de las agentes.

Éxito aparente

Los organizadores de las marchas y protestas están satisfechos: Con 11 horas de retraso dejaba el Castor la penúltima parada, la estación de Lüneburg, para dirigirse hacia Dannenberg. Cuando llegue allí, los contenedores especiales serán trasladados durante los últimos 20 kilómetros con camiones hasta Gorleben, donde se espera que los residuos lleguen hoy.
Es en su destino final donde al convoy le espera lo peor. En Dannenberg le aguardaba ayer una sentada de más de 1.600 manifestantes que pretendían bloquear las vías y que estaban dispuestos a aguantar toda la noche. Paralelamente, una docena de agricultores ocuparon con sus tractores casi todas las carreteras de acceso a la localidad durante parte del día, mientras que unos 250 activistas lograron lanzar piedras al balasto de las vías, de modo que se hicieran intransitables. Entre los activistas estaba la presidenta de Los Verdes, Claudia Roth.
La canciller alemana, AngelaMerkel, se dedicó el sábado a criticar los excesos de las protestas, mientras que el líder socialdemócrata, Sigmar Gabriel, le instó a desplazarse hasta Dannenberg para dar la cara ante los manifestantes.
Las protestas son un ataque directo al Gobierno de coalición de Merkel tras su decisión de aplazar 12 años el apagón nuclear en el país, hasta 2033. La decisión ha despertado con fuerza al potente movimiento antinuclear alemán. El sábado, 50.000 personas se congregaron cerca del almacén nuclear, en lo que fue la mayor manifestación ecologista en 30 años, según los organizadores.

Publico

Más de 2.000 toneladas han viajado por España

Eran las 11.20 del 23 de noviembre de 1994. El último convoy atómico de la historia de España partía del apeadero de Vandellós en dirección a La Junquera, cargado de uranio gastado en la central atómica tarraconense. Entre 1974 y aquel día, 150 trenes llenos de residuos radiactivos desfilaron por la llamada línea nuclear, que conectaba la planta atómica de Tarragona, cerrada en 1989 tras un incendio, con las centrales francesas de reprocesamiento nuclear.
En la década de 1970, España había optado por enviar combustible gastado a Francia y Reino Unido, para reducir su toxicidad y su volumen en sus plantas especializadas. Hasta 1994, 2.100 toneladas viajaron por el país rumbo al extranjero, según fuentes de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa). 2.000 toneladas procedían de Vandellós I y hoy se almacenan en la planta de La Hague, la misma desde la que ayer arrancó el convoy que ha puesto en pie de guerra al movimiento antinuclear en Francia y Alemania. El centenar restante salió antes de 1983 de las centrales de Garoña (Burgos) y Zorita (Guadalajara), camino de Sella-field, en Reino Unido. Desde entonces, "no se ha movido ni un gramo de residuos de alta actividad", excepto un pequeñoenvío "para investigación" en 2007 desde la central extremeña de Almaraz a una instalación belga, según Enresa.

Cada español, 3,5 gramos

Sin embargo, la situación empezará a cambiar en cuanto el Consejo de Ministros decida el emplazamiento del ATC, el almacén que custodiará durante 60 años las 6.700 toneladas de residuos altamente radiactivos producidos en las centrales españolas. Fuentes del Ministerio de Industria señalaban ayer que la decisión "no tiene calendario", aunque un informe oficial situaba en septiembre la localidad valenciana de Zarra a la cabeza de la carrera por llevarse el ATC.
Mientras, cada español, por el mero hecho de emplear electricidad de origen nuclear, produce 3,5 gramos anuales de basura atómica de alta actividad. En total, 160 toneladas cada año que amenazan con saturar las piscinas de las centrales, donde se almacenan ahora, si no se construye a tiempo un almacén centralizado.
El depósito estará listo, como pronto, en 2014. Entonces comenzará una procesión de caravanas radiactivas, por tren y por carretera, desde los reactores españoles hasta Zarra o el pueblo que sea finalmente elegido. Durante 20 años, 650 caravanas escoltadas por la Guardia Civil recorrerán España de noche en dirección al ATC, según Enresa. Unos tres contenedores cada mes: más o menos 20 toneladas de combustible de uranio gastado.
Los expertos de Enresa insisten en "los excelentes índices de seguridad" del transporte. Según un informe del National Research Council de EEUU publicado en 2006, en toda la historia del traslado de residuos nucleares, con más de 30 millones de kilómetros recorridos, nunca se ha producido un accidente con fuga de material radiactivo.
Enresa, a la espera de que el Gobierno anuncie el emplazamiento del ATC, no ha concretado un plan de transporte, pero ya ha elaborado las líneas generales. Esta empresa pública, controlada por el Ministerio de Industria y el Consejo de Seguridad Nuclear, sostiene que "el ferrocarril ha de ser la forma preferida de transporte" de los desechos radiactivos, "debido a las ventajas que presenta en cuanto a la reduccióndel número de embalajes a transportar y por la mayor seguridad que ofrece".
Los trenes circularán de noche, para "reducir al mínimo" su tiempo en espacios públicos. Sin embargo, el transporte se tendrá que complementar forzosamente por carretera, con camiones. Solo las centrales de Ascó y Vandellós poseen estación de tren. En el caso de Zarra, la estación de ferrocarril más próxima, la de Almansa, está a 30 kilómetros de distancia.

Publico

Un siniestro grave con fuga radiactiva cada 4,3 millones de años

¿Ha habido algún accidente en el transporte nuclear español?
Enresa presume de haber recorrido más de dos millones de kilómetros transportando residuos de baja y media actividad radiactiva por España en los últimos 20 años. En estos trayectos, básicamente por carretera, no se ha producido ningún accidente. Desde 1994, ninguna caravana de basura nuclear ha viajado por España, ya que los residuos se almacenan en las propias centrales atómicas.
¿Se han registrado percances en la Unión Europea?
Cada año, dentro de la UE se llevan a cabo unos 700 transportes de combustible nuclear gastado, según datos de Enresa. La mayor parte, unos 450, procede de las 60 centrales nucleares francesas. "Nunca se han registrado daños radiológicos sobre la salud ni de los trabajadores ni del público", sostiene Enresa. Sí constan accidentes sin fugas radiactivas, como el vuelco de un camión francés en 1987, la caída de un contenedor desde una grúa en el puerto de Cherburgo en 1991 y el descarrilamiento de un tren en 1997, en la frontera francoalemana.
¿Qué ocurre si un camión nuclear pasa cerca de un ciudadano?
Un estudio suizo calculó en 2001 que una persona que viera pasar un camión cargado de residuos nucleares a diez metros de distancia recibiría una radiación de 0,025 microsieverts. Para la empresa que gestiona la basura atómica en España, esta radiación "es despreciable" si se compara con la dosis natural. Una persona al sol durante una hora en Madrid recibe una radiación diez veces mayor.
¿Cuál es la probabilidad de que haya un accidente severo?
El Departamento de Energía de EEUU, en un estudio sobre el almacén geológico profundo de Yucca Mountain, calculó que, para un transporte de unas 3.000 toneladas de residuos cada año, la probabilidad de un accidente severo, con fuga radiactiva, es del 0,000023%: un siniestro cada 4,3 millones de años. Además, según el estudio, en ese caso improbable, la dosis de radiación que recibirían las posibles víctimas quedaría muy por debajo de las dosis mortales.
¿Qué podría llegar a suceder en el peor de los casos?
Los embalajes de acero que se emplean en el transporte de residuos en todo el mundo han sido probados en las condiciones más difíciles. En EEUU y Reino Unido, durante las décadas de 1970 y 1980, las autoridades empotraron una locomotora a 130 kilómetros por hora contra uno de estos cilindros y dejaron que un tren de 140 toneladas arrollara otro embalaje depositado sobre la vía. En Alemania, en 1999, los ingenieros provocaron la explosión de un camión cisterna cargado de propano junto a un contenedor de basura nuclear. En ninguno de los casos hubo fugas radiactivas. La organización ecologista Greenpeace ha llegado a declarar que ETA podría atentar contra un contenedor nuclear con un misil SAM-7. En España, los convoyes viajarán de noche, con una escolta armada, y sus horarios serán secretos.

Publico

2007/06/08

Un descubrimiento israelí convierte a residuos radioactivos peligrosos en energía limpia

Las leyes de conservación de energía y masa dicen que la energía o la masa no pueden ser creados o destruidos, solo pueden cambiar su forma. Con la ayuda de científicos rusos, la empresa israelí de recursos energéticos ambientales EER ha tomado a las leyes de la ciencia y las ha convertido en un invento útil: un reactor que convierte los deshechos radioactivos y peligrosos municipales en productos inertes como vidrio y energía limpia.

El problema de los deshechos radioactivos es mundial, y va en aumento. Todos los países en el mundo industrializado están tomando conciencia de la necesidad de obtener métodos para prevenir los residuos peligrosos.
Usando un sistema llamado PGM – tecnología de derretimiento de la gasificación del plasma – desarrollado en el Centro de Investigaciones “Kurchatov” y el Instituto Radon, de Rusia, conjuntamente con el Instituto Tecnológico Technion de Israel, se combinan altas temperaturas y baja energía radioactiva para transformar el deshecho.

Este dispositivo no daña el medio ambiente y combina tres procesos en una solución: toma sopletes de plasma para acabar con los deshechos; las sobras de carbón son gasificadas y componentes inorgánicos se convierten en desperdicios sólidos. El material restante vitrificado es inerte y puede ser colocado en moldes para producir, azulejos, bloques o platos para la industria de la construcción.

Con un estricto seguimiento por parte del Ministerio de Protección del Medio Ambiente, EER reveló la profundidad de su concepto, mostrando como se pueden tomar montañas de deshechos municipales y reducirlos a una pila de escombros negros.
“No quemamos.” Esa es la clave, dicen. Cuando se quema se produce dioxina. En cambio, nosotros aspiramos el oxigeno para evitar la combustión.

Fuente: NotiIsrael.