Buscar

Mostrando entradas con la etiqueta mamut. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mamut. Mostrar todas las entradas

2011/12/05

Japón y Rusia intentan resucitar al mamut

Los mamuts, que se extinguieron aproximadamente hace 10 mil años, pueden volver a caminar por la Tierra, según reportó Xinhua. Un equipo de investigadores japoneses y rusos tratará de resucitar la especie utilizando medula completamente conservada de mamuts.

Este agosto, un grupo de científicos descubrieron algunos fósiles de mamut en la tierra congelada en Siberia. Investigadores del Museo de Mamut confirmaron que la médula en los restos fósiles se encuentra bastante completa a causa del largo periodo de tiempo pasado en la congelación perpetua.

2011/02/09

El deshielo acelera la 'caza' del mamut en Siberia

La leyenda dice que los cazadores que encuentran un mamut en Siberia se comen su carne congelada o se la echan a los perros mientras ellos arrancan los valiosos colmillos del animal extinto. En otras ocasiones, hacen cosas aún más raras.
"Una vez usé un secador de pelo para descongelar parte de la carne", explica a Público Dick Mol, uno de los hombres que extrajeron del suelo helado de Siberia al llamado mamut de Jarkov en 1998. "Era una mezcla de humedad, orina y heces única en el mundo; fue la primera vez que olí un animal extinto", asegura Mol, investigador del Museo de Historia Natural de Rotterdam y uno de los mayores expertos mundiales en la vida, muerte y extinción del mamut lanudo hace unos 10.000 años.
Cada primavera, las llanuras de Siberia se convierten en un western. Grupos de científicos, cazadores locales y tratantes de marfil llegados de Moscú se disputan o colaboran por un botín descomunal. Se trata de los cadáveres de hasta 150 millones de mamuts lanudos que aún permanecen bajo el permafrost, el subsuelo helado de la península de Taimyr y la República de Sajá, dos territorios rusos con una extensión siete veces mayor que la Península Ibérica .
La tundra funciona como una máquina del tiempo. Sus temperaturas bajo cero hacen que los mamuts enterrados conserven piel y pelo sobre los huesos y hasta su última comida en las entrañas. Por razones que algunos expertos atribuyen al calentamiento global, el permafrost se derrite cada vez más rápido, destapando un mayor número de fósiles y convirtiendo las praderas heladas de Siberia en una tierra de oportunidades.
Con el deshielo y antes de que el corto verano convierta la tundra en un cenagal intransitable, los científicos desem-barcan en Siberia para una nueva temporada de caza. Disponen de unas semanas para localizar el mayor número de restos. Compiten con cazadores locales que rastrean la tundra durante todo el año y cuyo principal objetivo es el marfil de mamut, con colmillos de hasta tres metros y 90 kilos.
"Si es marfil de primera calidad, su precio es de 1.000 euros el kilo", explica Bernard Buigues, un explorador francés que viaja a Siberia varias veces al año y que dirige el proyecto Mammuthus. Su objetivo es rastrear Siberia en busca de fósiles hasta 2014 para que estos no acaben troceados, enviados a tratantes de Moscú y San Petersburgo y vendidos a China, el mayor consumidor de marfil de mamut, o en páginas web.
Este mercado ha florecido en parte por la prohibición internacional del comercio de marfil de elefante en 1989. Desde entonces han aumentado las exportaciones desde Rusia hasta llegar a la cifra oficial de 60 toneladas al año. "El marfil de mamut no está protegido por ninguna ley, es como un mineral más de los que hay en Siberia", lamenta Buigues. "Lo único que necesitas es una licencia para extraer tanto marfil como quieras", señala el explorador, que advierte que las exportaciones de Rusia llegan a las 80 toneladas anuales contando el mercado negro. Los colmillos más vistosos acabarán vendidos a museos o a coleccionistas privados, según Buigues. Los menos valiosos y los huesos serán troceados y usados en Rusia y China para hacer figuras de todos los tamaños y formas.

Rinocerontes lanudos

Uno de los ases de este negocio es Fyodor Shidlovskiy. Antiguo piloto de avión en Sajá, Shidlovskiy viaja a Siberia cada año en busca de fósiles. También regenta el Ice Age Museum de Moscú, donde se pueden ver mamuts y rinocerontes lanudos disecados, comprar figuritas de marfil e incluso encargar tallas personalizadas.
Los siberianos llevan usando el marfil de mamut desde el Paleolítico. A veces los colmillos se hallan a simple vista, sobresaliendo de la tierra como si fueran troncos en una tierra donde no hay árboles, explica Mol. "Si los colmillos están enteros nos cuentan la vida completa del animal", detalla. La composición química y el ritmo de crecimiento muestran de dónde llegó el animal, si tuvo hijos y en qué época del año murió, es decir, son un tesoro para comprender Quién o qué mató a los mamuts, el nombre de un proyecto de investigación que Mol y otros expertos inauguraron tras el hallazgo del mamut de Jarkov.
"En estas tierras todo funciona aún según la ley del Lejano Oeste", lamenta Régis Debruyne, investigador del Museo Nacional de Historia Natural de Francia. "Cuando encuentran un mamut, los cazadores limpian los restos con agua a presión para arrancarlos de la tierra y lo echan todo a perder", comenta. Debruyne es experto en extraer y analizar el ADN de mamuts y otros de los enormes animales que poblaron Siberia. Esta primavera acompañará a Buigues a una nueva expedición para extraer nuevos restos que están por identificar. El objetivo es localizar y acumular cuantos más restos mejor.
Si los restos de los mamuts no se retiran a tiempo, se corrompen, pierden toda su información sobre el animal y su hábitat útil para los científicos y también acaban por ser inservibles para el comercio. Según el proyecto Mammuthus, el 70% de los fósiles se pierde para siempre. Los cazadores comerciales logran un 25%, y los científicos, un 5%. La organización está promoviendo la colaboración con la población local para que este Lejano Oeste sea más parecido a una tierra prometida en la que unos puedan hacer ciencia y otros sacar dinero extra.
"En varias ocasiones han sido los habitantes los que nos han traído muestras", reconoce Mol, que comenzó a rastrear Siberia en 1997. Como recompensa de pasar semanas durmiendo en una tienda a temperaturas bajo cero ha podido quedarse con recuerdos, como el trozo de espalda de mamut que tiene en el congelador de su casa. "Aún puedo tener aquel olor único si lo descongelo", concluye.

La nevera rusa

Mamut de Adams
Fue el primer ejemplar casi completo rescatado por investigadores europeos en Siberia, en 1799 . Aún tenía piel y carne pegada a los huesos, aunque había sido parcialmente devorado por otros animales.
‘Berezovka' 
Fue hallado en lo que hoy es la República de Sajá en 1901. Sus descubridores rescataron de su boca los restos aún medio masticados de las hojas que estaba comiendo antes de caer muerto.
‘Yukagir' 
Hallado en 2002, este adulto murió hace unos 18.000 años y tal vez estaba enfermo. Sus entrañas conservaban una última comida con abundante ‘salix', del que se extrae un componente de la aspirina.
‘Lyuba' 
En 2007, un cazador de renos del noroeste de Siberia encontró un mamut de seis meses que murió hace 40.000 años y que es uno de los mejor conservados. Le puso el nombre de su mujer. 

Publico

2011/01/21

Científico japonés dice que clonará un mamut

El profesor Akira Iritani, de la Universidad de Kyoto, anunció que reactivará sus intentos por clonar un mamut lanudo utilizando nuevas técnicas que permitirían replicar el material genético de células de tejido congelado.
La especie se extinguió hace unos 5.000 años, pero se han descubierto varios ejemplares del animal congelados bajo la capa permanente de hielo en Siberia, Rusia.
El profesor dice que viajará a esta región en el verano en búsqueda de restos de mamut para obtener una muestra de piel o tejido blando.
Hace siete años, la BBC informó sobre un proyecto que lanzó el mismo profesor Iritani para clonar mamuts de lo que se pensaba eran las patas del extinto animal descubiertas en la norteña región de Yakutsk, en Rusia.
Muestras de músculo, médula ósea y piel se conservaron en nitrógeno líquido y fueron enviadas al centro de ciencia y tecnología de la Universidad Kinki, en el occidente de Japón, donde trabajaba Iritani.
El problema es que el ADN que ha estado congelado por tanto tiempo se daña y no sirve para clonar. "Tan pronto un cuerpo congelado sale del hielo se empieza a podrir", dijo entonces el investigador japonés.

Nueva técnica

Sin embargo, una nueva técnica desarrollada en 2008 por el doctor Teruhiko Wakayama, del Centro Riken de Desarrollo Biológico en Japón, podría presentar una nueva oportunidad.
A través de su técnica, Wakayama logró clonar un ratón utilizando células de otro que había estado congelado durante 16 años.
Con el obstáculo aparentemente librado, todo lo que necesita hacer el profesor Iritani es identificar un núcleo de células de mamut viables para la clonación.
Para esto anunció que viajará a Siberia a mediados de este año para encontrar restos de mamut congelados. Un trozo de tejido de apenas tres centímetros cuadrados es todo lo que necesitaría.
En caso de que no logre encontrar los restos, el profesor tiene previsto pedir a científicos rusos que le den una muestra de los ejemplares que ellos han encontrado.
El material genético será insertado en óvulos de una elefante africana, animal que también se utilizará para gestar el mamut.
Iritani estima que se tomará unos dos años en impregnar al animal, más unos 600 días que es el período de gestación de los elefantes.
Lo que significa que una de estas gigantescas bestias lanudas de la edad de hielo podría estar rondando la tierra en unos cuatro o cinco años.

BBC Mundo

2010/08/20

¿Por qué se extinguieron los mamuts?

BBC Mundo

Los humanos no fueron culpables en la desparición de los mamuts, como se creía, sino la progresiva desaparición de las praderas que los alimentaban, afirma una investigación de la Universidad de Durham, en Reino Unido.
Las razones acerca de la extinción de estos animales no eran claras y han generado un acalorado debate entre la comunidad científica.
La investigación reveló que luego de la fría fase en la última edad del hielo hace 21.000 años, hubo un gran declive en el pasto de los que se alimentaban los mamuts.
El mamut lanudo o de la tundra era común en muchos lugares de Europa. Pero se retiró al norte de Siberia hace 14.000 años, dónde finalmente murió hace 4.000 años.
Algunos científicos han argumentado durante años que la principal razón de su desaparición fue el cambio climático, mientras que otros afirman que se debió más bien a la presión de una población humana creciente, o incluso al impacto de un meteorito.
Ahora, según el profesor Brian Huntley, de la Universidad de Durham, el debate ha finalizado.

Cambio climático

"Nuestros resultados sugieren que es el cambio climático, a través del efecto que tuvo en la vegetación, lo que causó la reducción de la población y la extinción última de mamuts y otros herbívoros de gran tamaño", afirmó.
El profesor Huntley y sus compañeros crearon una simulación por computadora de la vegetación en Europa, Asia y América del Norte a lo largo de los últimos 42.000 años.
Para ello combinaron estimaciones de cómo era el clima en este período con modelos acerca de cómo las distintas vegetaciones crecieron en distintas condiciones.
Y encontraron que las condiciones frías y secas durante la edad de hielo, con reducidas concentraciones de dioxido de carbono, no favorecieron el crecimiento de los árboles.
De forma que en lugar de bosques había inmensas áreas de pasto, que eran ideales para herbívoros de gran tamaño, como los mamuts lanudos.
Como resultado de un clima más templado y húmedo, y el incremento de dióxido de carboneo al final de la edad de hielo, los árboles surgieron a costa de las grandes áreas de pasto.
"En el punto álgido de la edad de hielo, los mamuts y otros grandes herbívoros habrían tenido más comida para alimentarse", explicó Huntley.
"Pero a medida que avanzamos a la era post glacial, los árboles desplazaron los ecosistemas herbáceos y redujeron significativamente la zona de pasto", concluyó.

2010/05/04

Los mamuts tenían anticongelante sanguíneo

Fuente: BBC Mundo.

Los mamuts tenían una forma de anticongelante en la sangre para mantener a sus cuerpos abastecidos de oxígeno en el frío extremo.
Ésa es la conclusión de una investigación llevada a cabo por científicos de Australia y Canadá, que "resucitaron" una proteína de la sangre de un mamut lanudo.
Esta proteína, llamada hemoglobina, se encuentra en los glóbulos rojos y a ella se adhiere el oxígeno para ser transportado al organismo.
Esta capacidad de la hemoglobina para llevar oxígeno hacia los tejidos del cuerpo por lo general se ve alterada por el frío.
Los investigadores descubrieron que los mamuts tenían una adaptación genética que les permitía que la hemoglobina liberara oxígeno aún en temperaturas extremadamente bajas.
La investigación, publicada en la revista Nature Genetics, consistió en secuenciar genes de hemoglobina del ADN perteneciente a tres mamuts siberianos de decenas de miles de años de antigüedad, que quedaron conservados en el permafrost (la capa de hielo permanentemente congelado).
Las secuencias de ADN fueron convertidas a ARN (una molécula similar al ADN que es clave en la producción de proteínas) e insertadas en una bacteria de E. coli.
Este microorganismo, como se esperaba, produjo la proteína del mamut.

Muestra de sangre

"Con estas moléculas de hemoglobina resultantes, fue como si hubiéramos regresado en el tiempo para tomar muestras de sangre de un mamut real", afirma el profesor Kevin Campbell, de la Universidad de Manitoba, Canadá, y uno de los autores del estudio.
Posteriormente, los investigadores analizaron las proteínas "resucitadas" del mamut y encontraron tres cambios distintivos en la secuencia de la hemoglobina con los cuales ésta podía transportar oxígeno en la sangre hacia las células incluso a temperaturas extremadamente bajas.
Esto, afirman los científicos, es algo que la hemoglobina de los elefantes no puede hacer.
"Fue extraordinario haber podido revivir una compleja proteína de una especie extinta y descubrir cambios importantes que no se ven en ninguna especie viva", dice el profesor Alan Cooper, director del Centro Australiano de ADN Antiguo de la Universidad de Adelaida, quien dirigió la investigación.
Sin esta adaptación genética, afirma el científico, los mamuts hubieran perdido más energía en invierno y se hubieran visto forzados a reemplazar este déficit comiendo más.
Los antepasados de los mamuts lanudos y de los elefantes modernos se originaron en África ecuatorial.
Pero hace entre 1,2 y dos millones de años, algunos miembros del linaje del mamut emigraron hacia latitudes más altas.

Adaptación crucial

Según los investigadores, la adaptación genética de la hemoglobina tuvo que haber sido crucial para los mamuts, ya que les permitió explotar ambientes nuevos y más fríos durante el Pleistoceno.
"Pensamos que, al viajar hacia el norte, el mamut tuvo que haberse adaptado rápidamente a las condiciones más frías y para eso tenía que haber cambiado su hemoglobina", explica a la BBC el profesor Cooper.
"Porque, como pasa con todos los mamíferos, al enfriarse la hemoglobina se vuelve pegajosa y no puede liberar oxígeno tan fácilmente. Así es como ocurren trastornos como el congelamiento de tejidos y la gangrena que sufren los montañistas".
"Por eso, decidimos estudiar qué fue lo que pasó con la hemoglobina del mamut en las temperaturas frías", agrega.
Los investigadores descubrieron que, gracias a su modificación genética, el mamut pudo volverse casi insensible a la temperatura y mantener el abastecimiento normal de oxígeno en el cuerpo.
Y a diferencia del elefante moderno, que desarrolló enormes orejas y otras características para mantenerse frío en el calor excesivo, el mamut evolucionó con pequeñas orejas y cola corta para ahorrar energía en el frío extremo.

2009/11/21

El hombre no exterminó al mamut

Fuente: Publico.

El hombre no acabó con los mamuts y otros grandes mamíferos que dominaban Norteamérica hace 15.000 años, según revelan vestigios de estiércol de la época.

El enorme mamífero cubierto de pelo y con trompa de elefante desapareció casi 1.000 años antes de la llegada de los clovis, los primeros humanos de los que quedan rastros en la zona, señala un estudio publicado en Science. El trabajo también descarta que uno o varios meteoritos acabasen con el mamut y el resto de la megafauna de la época, como mantenía otro trabajo publicado en la misma revista a principios de año.

Los expertos han analizado restos de un hongo que crece en los excrementos y cuyas esporas aún se conservan en los sedimentos de un lago de Indiana (EEUU). El hongo está íntimamente ligado a los mamuts, mastodontes, castores gigantes y otros grandes herbívoros de la época, pues necesitaba ser digerido para completar su ciclo vital.

Puntas de lanzas

Los rastros de esporas comenzaron a disminuir hace unos 15.000 años hasta casi desaparecer 1.000 años después. Esto implica que los primeros humanos que llegaron hace unos 13.000 años no pudieron cazar al mamut hasta exterminarlo. La teoría se sustentaba en parte por las puntas de lanzas especializadas que desarrollaron los primeros pobladores de la zona para cazar animales grandes.

Aunque el estudio no descarta que pudieran hacerlo, el declive de las especies llevaba mucho tiempo en marcha. "Nuestros datos no cuadran con un exterminio rápido de estos animales a manos del hombre", aclara Jacquelyn Gill, investigadora de la Universidad de Wisconsin y una de las autoras del trabajo.

El análisis también descarta la posibilidad de que fuera un meteorito el que acabase con la megafauna, pues el impacto sucedió hace unos 12.900 años, cuando los animales ya habían desaparecido tras un lento declive que duró un siglo.

Impacto en la vegetación

El trabajo también da la vuelta a la teoría de que los grandes mamíferos que vivieron durante la última edad de hielo desaparecieron por cambios en la vegetación. Según sus datos, fue su extinción lo que favoreció la aparición de nuevas especies de árboles al final de la glaciación.

La nueva teoría se sustenta en la abundancia de polen y carbón en la zona de estudio. Estos dos elementos ilustran la aparición de nuevas especies de hoja caduca y un periodo de fuegos más frecuentes, que coincidió con el ascenso de las temperaturas. Según los datos, el polen y el carbón vegetal comenzaron a aumentar después de que los grandes mamíferos hubieran desaparecido.

Los autores creen que fue la ausencia de grandes herbívoros lo que permitió crecer y colonizar el terreno a las nuevas especies de hoja caduca, en un terreno dominado hasta entonces por especies de hoja perenne. "Estas nuevas especies hubieran crecido antes en la zona si no hubieran existido los grandes herbívoros que devoraban sus hojas", comenta Gill.

El estudio, en todo caso, no consigue responder a la gran pregunta de por qué se extinguieron los mamuts y el resto de especies, pero los autores de la investigación piensan que los datos recopilados pueden apuntar hacia nuevas explicaciones.

Un lento declive de 1.000 años

1. Estiércol

Restos de estiércol en el lago Appleman de Indiana indican que el declive de los grandes herbívoros comenzó hace 14.800 años y concluyó 1.000 años después.

2. Humanos

Los primeros humanos llegaron hace 13.000 años, lo que descarta que pudiesen exterminarlos.

3. Meteorito

El meteorito que supuestamente acabó con los mamuts cayó hace 12.900 años, después de su desaparición.

2007/07/28

La ciencia descifra la vida cotidiana de los mamut

Los científicos ya saben cómo crecieron, prosperaron o sufrieron a lo largo de su existencia, antes de desaparecer hace 10.000 años. Se acaba el misterio de los legendarios paquidermos

"Hoy podemos reconstituir casi a diario la vida de un mamut de cero a 45 años", asegura Bernard Buigues, director del International Mammouth Committee, interrogado por la AFP después de la cuarta conferencia internacional del mamut en la que participó en los últimos días en Yakutsk (capital de la república siberiana de Saja).

Para este explorador francés, organizador de misiones en el medio polar que consagra desde hace unos años la mayor parte de sus actividades a los mamuts, los avances realizados en materia de análisis de los esqueletos de estos animales extraídos del suelo congelado de Siberia permitieron obtener últimamente innumerables informaciones inéditas.

El examen de los anillos de crecimiento en las defensas de los mamuts realizado desde hace ocho años en la península de Taimyr por un equipo norteamericano de la universidad de Michigan da de sí mucha información.

Y es que igual que los anillos de un árbol, los de los mamuts han permitido seguir el crecimiento, las actividades de adulto y sus temporadas de reproducción. Pero también dan indicaciones acerca de los desplazamientos y periodos de malnutrición que sufrieron esos animales.

"En su crecimiento", explica Bernard Buigues, "el marfil de las defensas fija una serie de elementos químicos que permiten reconstituir la intensidad de la vida del animal".

"Sabemos lo que ha comido, cuándo estaba en celo un macho, en gestación una hembra y hasta a qué altitud vivían en función de los trazadores isotópicos (los isótopos de nitrógeno e hidrógeno sobre todo) absorbidos con la alimentación", añade el explorador.

"Estamos en una etapa de comprobación", continúa, "pero ya podemos decir que los mamuts siberianos vivieron a 60 grados de latitud media, en regiones donde es de noche tres meses y muy cortos los días durante cinco meses".

"Y contrariamente a lo que se imaginaba, no emigraban al sur durante los periodos más difíciles del año. Ninguno de los animales analizados salió de una zona de entre 700 y 800 km de diámetro", añade.

La reunión de Yakutsk estuvo marcada además por las investigaciones en el ámbito de la genética gracia a los nuevos medios de secuenciación del ADN (ácido desoxirribonucléico, soporte de la herencia).

Hoy se sabe que el mamut lanudo estaba más cerca del elefante asiático que del elefante africano, aunque la separación entre los tres se produjo casi al mismo tiempo.

Así, los elefantes africanos abandonaron la familia común hace seis millones de años y los asiáticos poco después de la escala de la evolución, es decir, sólo 440.000 años después.

Con estos avances, ¿es factible obtener un mamut por inseminación de una elefanta asiática a partir de un cultivo de células reactivas, extraídas de una osamenta bien conservada?

"En la tercera conferencia sobre los mamuts, en 2003, la idea provocaba risas generales", recuerda Bernard Buigues. "Pero en Yakutsk, decir que quizás lleguemos a ver un mamut caminando ha dejado de considerarse algo descabellado", concluye.


Fuente: INFOBAE.COM.