Buscar

Mostrando entradas con la etiqueta latino. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta latino. Mostrar todas las entradas

2012/02/17

Los latinos son los responsables del crecimiento de la fuerza laboral en EE.UU.

Los latinos en Estados Unidos no sólo son una porción cada vez mayor de la población total: también representan el sector de más rápido crecimiento en la fuerza laboral.
Así lo revela un estudio del Centro Pew Hispano, que proyecta que la población hispana será responsable de tres cuartas partes del crecimiento del segmento económicamente activo del país entre 2010 y 2020, basándose en cifras oficiales del Departamento de Empleo estadounidense.

“Esa cifra proyectada, de un 74% de crecimiento, está muy por encima del promedio del pasado: entre 2000 y 2010 los latinos empleados representaron un 54% de la expansión laboral y en la década anterior, 36%”, detalló a BBC Mundo el autor del estudio de Pew, Rakesh Kochhar.
Las razones hay que buscarlas en un dato demográfico incontestable: la población hispana crece sin pausa, mucho más que cualquier otro grupo poblacional, tanto a causa de los nacimientos de hispanoestadounidenses como por los nuevos inmigrantes llegados al país.
Y al tiempo que ellos se multiplican, los llamados blancos no hispanos -la mayoría en el país- pierden gradualmente presencia en la fuerza laboral.
“Los blancos no hispanos son una población que envejece. La generación de los baby boomers (nacidos en periodo que siguió a la segunda Guerra Mundial) está empezando a superar los 60 años y, cuando se pasa esa barrera, la participación en el empleo se reduce drásticamente, tanto por las jubilaciones como por problemas de salud o discapacidades que los sacan del circuito activo. El crecimiento de la población hispana, de la mano con el envejecimiento de los no hispanos, se potencian para permitir estas predicciones”, indicó Kochhar.

La inmigración, en duda

Los hispanos tienden, de por sí, a tener una mayor presencia relativa en el mercado de trabajo, si se la compara con otros grupos étnicos: mientras que la tasa nacional de participación en la fuerza laboral, esto es, personas de más de 16 años empleadas o buscando empleo- es de 64,7%, entre los latinos el índice se ubica casi 3 puntos por encima de la media.
¿Por qué? En parte, porque se trata de una población “joven” y, en consecuencia, con más personas en edad económicamente activa.
Así, los analistas se permiten pronosticar que los hispanos aportarán unos 7,7 millones de trabajadores nuevos al sistema antes de 2020, hasta convertirse en 18,6% del total de adultos empleados (o buscando empleo) de Estados Unidos. En el mismo periodo, los blancos no hispanos que se sumen a la fuerza de trabajo serán apenas 1,6 millón, de confirmarse las estadísticas.
Pero algunos sospechan que la cifra es por demás optimista. Está basada, por cierto, en la presunción de que la inmigración aportará 1,5 millón de nuevos residentes en el país cada año.
Esta estimación, a cargo de la Oficina del Censo, no coincide con los datos más recientes, cuando los extranjeros en territorio estadounidense crecieron a razón de un millón al año, entre 2000 y 2010.
Es decir que, para que se cumplan las proyecciones, es necesario que el flujo migratorio crezca muy por encima del actual. Y en un contexto de crisis económica, inmigrantes que marchan de regreso a sus países y otros que deciden no venir, parece poco probable.

Más calificados

Pero, pase lo que pase en términos numéricos, la buena noticia para la comunidad latina parece ser la de una mejora en el tipo de puestos a los que tendrá acceso.
El Departamento de Empleo augura que en la próxima década crecerá la oferta de trabajo “no campesino”, con casi 20 millones de nuevas posiciones. La mayor expansión será en el ámbito de la salud y la asistencia social, seguido del de servicios profesionales y de negocios.
También habrá casi 2 millones de puestos en el rubro de la construcción, en el que los latinos tienen alta participación.
Algo de ello ya ha comenzado a notarse: cifras oficiales indican que los hispanos, pese a haber sido uno de los clic sectores más golpeados por la recesión de 2007, son también quienes mejores empleos han conseguido desde que comenzó cierta recuperación económica, en 2010.
Según un reporte de Informa Research Services, se trata del grupo demográfico que más ha repuntado en su tasa de ocupación tras la crisis.
¿Por qué es esto? Una de las razones es que se muestran son menos reticentes a aceptar empleos temporales o de bajo salario, tienen disponibilidad para desplazarse y se ocupan en sectores que han resurgido con particular fuerza tras la recesión -como los servicios vinculados a la minería, la manufactura y la hotelería- y mucho menos en el sector público, donde todavía se hacen sentir los efectos de los severos ajustes presupuestarios.
“De allí a estar bien parados, es otra cosa. El índice de desempleo volvió a niveles anteriores pero sigue estando en 10,5%, dos puntos por encima del clic índice nacional”, apuntó el analista del Centro Pew.
La mirada a las remesas parece, en tanto, confirmar esa mejora relativa: por primera vez en tres años, ha crecido el volumen de fondos enviados a México, después de la peor caída de la década sufrida en 2009. Que haya más dinero para mandar a la familia, dicen los analistas, es señal de que los latinos de a poco logran remontar camino tras la crisis económica sostenida.

2011/09/16

Al rescate de los vendedores ambulantes latinos en EE.UU.

Pasan el día empujando carritos o manejando camionetas convertidas en cocinas móviles, donde se consiguen tamales, antojitos, raspados y chicharrones como en cualquier ciudad latinoamericana. Sólo que ellos están en Nueva York, Los Ángeles, Chicago y otras grandes urbes de Estados Unidos.
Los vendedores ambulantes latinos constituyen el corazón de una industria alimenticia que mueve unosUS$1.300 millones, según datos de 2010 recolectados por la consultora Ibis World, y crece a un ritmo de 12% anual.
Pero, al tiempo que se multiplicando las órdenes de tacos y tamales, crecen también los controles que ponen a muchos comerciantes callejeros en la mira.
“Si no tengo los documentos a la vista (la policía) me para, y si se me olvidó un papel corro el riesgo de que me quiten todo, me den una multa, me tiren la mercancía”, relata Vilma, una hondureña que lleva una década detrás de su carrito de perros calientes del centro de Los Ángeles, con el que mantiene tres hijos.
“Aunque tengas licencia a veces te andan molestando. Ahora no sé qué se les dio, que hemos estado 18 o 20 años vendiendo y no había pasado esto de que nos mueven de lugar o nos dan multas”, le comenta a BBC Mundo Augusto Aquino, instalado en un barrio mexicano de Chicago.
Un estudio reciente del Instituto para la Justicia (IJ) -una organización defensora de las libertades civiles- reveló que las regulaciones en muchas grandes ciudades estadounidense hacen difícil la actividad callejera, con prohibiciones de trabajar en espacios públicos o de acceder a áreas céntricas en las que los negocios “de cemento” protestan por la competencia.

También registró limitaciones en el tiempo que se permite a un vendedor quedarse estacionado en un mismo lugar o la distancia que debe guardar de un restaurante u otro negocio que ofrezca productos parecidos.

Pequeña escala

Según Ibis World, el sector de la venta callejera emplea a al menos 13.000 personas, aunque otras fuentes suponen que el número es mayor. Se estima, por cierto, que por cada vendedor registrado existen dos o tres más sin licencia.
El modelo de negocio, dicen los expertos, es apropiado para los sectores de menos recursos. Y hoy casi 27% de la población hispana en Estados Unidos vive por debajo de la línea de pobreza, con lo cual necesita una actividad que requiera poco capital inicial para ganarse el sustento.
Para empezar, le cuenta la hondureña Vilma a BBC Mundo en Los Ángeles, hoy necesitaría US$5.000 en efectivo, además de los permisos comerciales, seguros y certificados de bromatología que entrega el Departamento de Salud estatal.
“Cada vez es más caro cumplir con los controles, las leyes van cambiando mucho y cada vez nos persiguen más”, reclama Reina Barrera, una guatemalteca, desde su camioneta-cocina en el barrio coreano de Los Ángeles.
Además de los controles de rutina, el gobierno tiene un sistema de reporte de irregularidades con el que busca identificar a vendedores sin licencia.
“Si no tiene su permiso a la vista, es posible que esté comercializando sus productos de manera ilegal y debe ser reportado, así como si no tienen el equipamiento adecuado para mantener los alimentos o no tienen baño disponible para quienes manejan la comida”, le dice un portavoz de la oficina de Salud californiana a BBC Mundo.

Los reclamos se hacen oír también desde los restaurantes y locales de golosinas o menudencias, que deben afrontar altos costos por mantener sus locales a la calle funcionando.
“No nos oponemos a la tendencia, pero queremos incentivos o por lo menos que se igualen las condiciones para la competencia. Porque lo cierto es que los días que hay un camión afuera las ventas bajan”, afirma Nancy García, a cargo de la casa de sándwiches La Soberana, en pleno centro angelino.

Al rescate

Para ayudar a los comerciantes de la calle, en los últimos tiempos se han multiplicado las iniciativas.
El Instituto de Justicia lanzó este año su “Programa para la Venta Callejera”, por el que denuncian condiciones que consideran extremas para este sector, débil por naturaleza y afectado por la crisis económica.
“Comenzamos en El Paso, Texas, donde los restaurantes habían conseguido leyes que dejaban casi completamente fuera de juego a los vendedores: no se permitía estar a menos de 300 metros de un restaurante y sólo podían detenerse a pedido de un cliente. Logramos interponer un recurso para que la ciudad modificara esta regulación”, explica a BBC Mundo Bob Ewing, representante del IJ.
En Los Ángeles, un grupo de 300 productores de comida mexicana optaron por auto-regularse y defender los intereses comunes mediante la organización Los Loncheros. Así, han peleado, con éxito, contra una ordenanza del condado que establecía límite de tiempo a los camiones estacionados.

“Las loncheras están establecidas en una zona y la gente sabe que están allí, si tienen que moverse y buscar nueva clientela cada 20 minutos se arruina el negocio”, señala Irene Glenn, portavoz del grupo.
En tanto, un acuerdo entre la Asociación de Vendedores Ambulantes y la Universidad de Chicago permite que los estudiantes de leyes den asesoramiento gratuito a los comerciantes de esa ciudad, en cuestiones que van desde cómo instalar un negocio y llevar la contabilidad a defenderse de detenciones o multas.
“La situación ha empeorado en algunas zonas y las leyes son tan estrictas que cualquier inspector puede encontrar irregularidades si quiere, como por ejemplo considerar que el producto que se ve en el carrito difiere del que está autorizado por escrito”, explica a BBC Mundo Elizabeth Milnikel, a cargo de las clínicas de asesoramiento.
Una multa, dice la abogada, puede costar unos US$1.500 y significa para muchos latinos la quiebra segura: el fin del negocio de empujar el carrito para ganarse la vida.

2011/09/14

¿Cómo se benefician los latinos del plan de empleo de Obama?

"Esta es una ley que pondrá a la gente a trabajar", prometió este lunes el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
El mandatario defendió así la "Iniciativa para el Empleo" (American Jobs Act, AJA), impulsada desde Washington la semana pasada y presentada ahora al Congreso, con la que intentará paliar la crisis de trabajo e inyectar recursos en la alicaída economía del país.

En la norma se incluye, para eso, un plan de inversión en infraestructura, medidas de creación de empleos en áreas como la docencia e incentivos fiscales para que las empresas contraten nuevos trabajadores.
De ser aprobada, su puesta en marcha tendría un costo de US$447.000 millones -entre gastos, inversiones y recortes impositivos-, una cifra que excede a la que habían pronosticado los expertos antes del anuncio presidencial.
Sin embargo, la gestión demócrata tiene frente a sí un fantasma de grandes proporciones: se estima que existen 25 millones de personas sin empleo en el territorio, muchas más de las que podrían beneficiarse con la ley.
Según la consultora Macroeconomic Advisers, la AJA daría lugar a 1,3 millones de nuevos puestos hasta finales de 2012. Otros, como el Instituto de Política Económica, aventuran un número más optimista, de 2,6 millones de empleos.
Asimismo, la propuesta, en su versión preliminar, nada dice de las condiciones de empleo de los hispanos, uno de los grupos más golpeados –junto con los negros- tras la recesión de 2008.
"No está orientada específicamente a dar ayuda a las minorías, pese a que sus tasas de desempleo son mayores", señaló a BBC Mundo el analista David Callahan, co-fundador de Demos, una organización no partidaria de análisis de políticas públicas.

¿Y los latinos?

Los índices de desocupación en la comunidad hispana son, al momento, de 11,3% –según lo reconoció la secretaria de Trabajo, Hilda Solís-, más de dos puntos porcentuales encima de la media nacional, de 9,1%.
Se estima también que 1,1 millón de hispanos ha estado buscando empleo en los últimos seis meses, sólo por debajo de los desempleados de raza negra que suman 1,4 millón.
En este escenario, la AJA podría convertirse en un motor de impulso para el corto plazo, lo que beneficiaría a la población económicamente activa y, como parte de ella, a los latinos.
"Es una manera de llevar dinero a los bolsillos de los trabajadores, lo que constituye un incentivo fuerte para la economía en lo inmediato", señaló Callahan.
¿Cómo lo hará? Hay un aspecto que los analistas consideran clave en términos de los beneficios para los hispanos: la propuesta de infraestructura.
La ley sugiere invertir US$140 mil millones para modernizar unas 35.000 escuelas públicas, mejorar el transporte terrestre y renovar hogares y comunidades, entre otras tareas.
Lo que significa, en la práctica, la creación de miles de empleos (el gobierno estima incluso que podría llegar al millón) en el sector de la construcción, en el que los latinos tienen una alta representación: al menos 25%, según el Centro Pew Hispano, y casi medio millón de ellos sin empleo a causa de esta crisis.
"El control de los recursos para este proceso de renovación de hará a nivel local (mediante el gobierno de la ciudad, no el estatal), lo que permitirá que quien decida sea alguien que conoce las necesidades de su zona", indicó a BBC Mundo Anastasia Christman, analista del Proyecto para la Ley Nacional de Empleo (NELP, en inglés).

Otras ventajas

A la hora de medir los efectos de la crisis, los jóvenes parecen llevarse la peor parte: el índice de desocupación entre latinos menores de 30 años ha sido estimado por distintas fuentes en 19%, el doble de la media nacional.
A quienes buscan integrarse el mundo laboral, la ley promete cursos de capacitación y programas de trabajo de verano. Los críticos, sin embargo, señalan que habrá que ver cómo esas propuestas se convierten en programas reales, en caso de que la ley reciba el visto bueno del Congreso.

"Si una persona se integra tarde a la fuerza laboral, eso puede deprimir su salario por años, así que es imperativo ayudar a que los jóvenes de las minorías consigan empleo cuanto antes", detalló la analista de NELP.
También aquellos que tienen sus propios negocios podrían encontrar un incentivo a medida: la AJA estipula una serie de créditos impositivos para pequeñas empresas que, según la organización Demos, podrían beneficiar a 25.000 negocios latinos.
La otra gran promesa es el recorte de cargas impositivas por cada trabajador en nómina. Esta tasa ya se había reducido el año pasado, con beneficios para 121 millones de trabajadores, y la AJA ahora se propone prolongar la exención y ampliarla a más beneficiarios.
"En la práctica, esto significa llevar 1.500 dólares al año a los bolsillos de una familia promedio y este beneficio incluye a los hispanos. Al menos a los que trabajan en el sector formal, porque el sector informal obviamente queda fuera", detalló Callahan.

Insuficiente

Los críticos de la propuesta señalan, sin embargo, que el impulso al empleo que se propone no será suficiente y dudan de que el gobierno pueda hacer frente a los costos de ponerla en marcha.

"Esta norma se parece a otras parecidas a la que ambos partidos se han opuesto en el pasado. Estamos dispuestos a trabajar juntos, pero esta propuesta no parece haber sido ofrecida con espíritu bipartidista", señaló el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, mediante un portavoz.
Los opositores de Obama también señalan el "fracaso" de su plan original de estímulo a la economía, por el que se inyectaron US$800 mil millones en un proceso de reactivación que "evidentemente ni funcionó".
La suerte de la ley está en manos del Congreso. ¿Conseguirá el visto bueno?
Con los demócratas en control del Senado y los republicanos dominando la Cámara baja, muchos anticipan una pugna partidista similar a la protagonizada en agosto por el aumento del techo de la deuda.

2011/08/19

Los latinos y el furor por el agua embotellada


Las compañías que venden agua en botellas tienen un mercado preferencial en la mira: el de los latinos que viven en Estados Unidos.
Lo dicen con sus campañas publicitarias, hechas en español y avaladas por caras famosas de la televisión hispana, y lo explican con estadísticas: además de representar 16,3% de la población, los latinos son el grupo que consume, en proporción, el mayor volumen de agua embotellada en el país.

Un estudio reciente publicado en los Archivos de Medicina Pediátrica y Adolescente revela que, incluso en áreas donde el agua corriente es apta para el consumo, los padres de origen hispano y afroamericano son tres veces más proclives a dar a sus niños agua en botella que sus pares blancos no hispanos (24%, en comparación con 8%).
Según los investigadores, los hogares de estas minorías destinan más del doble de dinero a la compra de la bebida que los de estadounidenses blancos, porque consideran que el agua embotellada es “más sana, segura y limpia” que la que llega por las cañerías.
Por eso dan la voz de alerta: en materia de agua –así como en otras áreas- existe una brecha racial profunda.

A vender

La mejor receta para saciar la sed se promociona en campañas de mercadotecnia bilingües, como la iniciativa “Échale agua a tu vida” de Nestlé, que acompaña los avisos con clínicas de fútbol para enseñar a los niños latinos –y a sus madres- la importancia de una buena hidratación. Ya inauguraron la primera en Los Ángeles, a la que seguirán otras en nueve comunidades de distintos estados.
También Dasani, una marca de Coca-Cola, hizo lo suyo, convocando para sus comerciales a la morena Chilli, cantante del grupo TLC, con la intención de llegar directamente a las minorías.
Las empresas de alimentos que se reparten el negocio -con Nestlé, PepsiCo y Coca-Cola al tope del ranking- están de parabienes.

Desde los años ’80, el consumo de agua embotellada se ha disparado: según la consultora Beverage Marketing Corporation, en 2006 se vendieron en Estados Unidos 31,2 mil millones de litros. Tras la recesión, en 2010 el mercado creció 3,5%, mientras las gaseosas o las bebidas frutales tuvieron un saldo negativo de hasta -2%.
Pero, ¿cuál es la razón para comprar un bien suntuario en reemplazo de la más barata agua del grifo?
Las encuestas señalan desde la justificación más simple –“el agua corriente tiene gusto feo”- a cuestiones culturales complejas.
El Colegio Médico de Wisconsin descubrió en sus investigaciones que la “experiencia previa” está directamente relacionada con los hábitos de consumo: la precariedad del sistema de suministro en muchos países latinoamericanos permitiría explicar, en parte, la preferencia de los migrantes por el producto embotellado.
Pero también hay que buscar las causas en la calidad de agua que consiguen los latinos en Estados Unidos. Según académicos de la Universidad de Illinois, existe una disparidad en el acceso.
“La observación de áreas de bajos recursos indica que hay residentes que carecen de sistemas básicos de agua potable y cloacas. Entre ellos, los sin hogar, los trabajadores migrantes y las colonias en la frontera mexicano-estadounidense”, señalan en un informe de 2007.

California sedienta

Según el censo de 2010, casi la mitad de quienes viven por debajo de la línea de pobreza en territorio estadounidense son de origen afro o hispano. En estos grupos, 23,6% cree que el agua que llega por cañerías a sus casas no es lo suficientemente pura, comparado con menos de 9% en la percepción de la población general, de acuerdo con un estudio del Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales (NRDC, en inglés) al que tuvo acceso BBC Mundo.
El costo social del problema es particularmente grave en estados como California, desértico y con mayor concentración de inmigrantes, donde se registra el récord pero cápita de consumo de agua embotellada.
La ONG Instituto Pacífico señala que las comunidades latinas son, además, las más afectadas por la contaminación del suelo con nitratos. Según un informe enviado a BBC Mundo, ello impacta directamente en los bolsillos de los más pobres, que destinan tres veces más de lo aconsejado por agencias gubernamentales a proveerse agua bebible.
“Mucho de ese gasto se destina a la compra de agua embotellada o de filtros. Otros costos adicionales, como el aumento de problemas de salud asociados a beber agua contaminada, no fueron medidos pero son reales”, señala el presidente del organismo, Peter Gleick, quien además es autor del libro “Envasada y vendida: la historia detrás de nuestra obsesión por el agua en botella”.

Bomba tóxica

La solución, señalan los expertos, no puede entregarse en botella.
Según el Instituto Pacífico, el agua envasada genera anualmente 1,5 millones de toneladas de plástico y 2,5 millones de toneladas de dióxido de carbono. Paradójicamente, por cada litro de agua listo para vender se usan otros tres litros durante el proceso de manufactura.
“Uno de los aspectos más controvertidos es el hecho de que las poblaciones que más demandan mejoras en los sistemas de provisión hogareña y por tanto más necesitan utilizar agua envasada por razones de salud legítima son también las que menos pueden afrontar los costos”, explica Gleick.
Aunque las empresas saquen rédito de la “crisis del agua”, la respuesta debe buscarse en los organismos de gobierno: se trata, ante todo, de una cuestión de equidad.
Entre las soluciones, el NRDC sugiere que el Congreso estadounidense establezca un fondo para el agua o incremente las partidas asignadas a saneamiento, para que el agua limpia no sólo se consiga en los supermercados.


2007/08/31

Nominados a los Grammy Latinos 2007

Destacan de las nominaciones para la 8ª entrega anual del Latin Grammy, Juan Luis Guerra, líder con cinco nominaciones.

Las nominaciones para la 8a. Entrega Anual del Latin GRAMMY(R) fueron anunciadas durante una conferencia de prensa presenciada por los medios de comunicación nacionales e internacionales en Mansion de South Beach.

Entre los artistas que leyeron las nominaciones se encontraban Willy Chirino, Elvis Crespo, Juan Luis Guerra, Ivy Queen, Kinky, Fanny Lú, Daniela Mercury, Pablo Montero, y Emilio Regueira del grupo Rabanes.

En un año que reconoce a una gran variedad de artistas y profesionales creativos dentro de un sinnúmero de estilos, estas nominaciones celebran a musicos (with accent) jóvenes asi como a artistas establecidos, destacando también una serie de importantes colaboraciones musicales.

La 8a. Entrega Anual del Latin GRAMMY se llevará a cabo el 8 de noviembre en el Mandalay Bay Events Center de Las Vegas, y será transmitida en vivo por la cadena Univisión entre las 8 y las 11 de la noche, en horarios del este y del Pacífico.

El cantautor Dominicano Juan Luis Guerra es el lider en nominaciones con cinco; Calle 13 y Ricky Martin cosecharon cuatro cada uno; Miguel Bosé, Franco De Vita, Carlos Jean, Kevin Johansen, Orishas y Zoé tienen tres nominaciones; Aterciopelados, Belinda, Bob Clearmountain, Daddy Yankee, Kinky, Ivete Sangalo, Tommy Torres y Caetano Veloso recibieron dos nominaciones.

Sigue informandote mas en HispaMp3.