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2012/01/18

Darwin dormía en un cajón

Un científico británico ha descubierto más de 300 fósiles de plantas que se remontan a hace unos 400 millones de años. Lo sorprendente del hallazgo es que este se ha producido entre las cuatro paredes del Instituto Británico de Geología. El paleontólogo de la Royal Holloway de la Universidad de Londres Howard Falcon-Lang se topó, linterna en mano, con unos cajones cubiertos de polvo con la inscripción "fósiles de plantas no etiquetados".
Fue al revolver en ellos cuando, para su inmensa sorpresa, dio con el primero de los fósiles etiquetado como "C. Darwin Esq.". "Me llevó un buen rato convencerme de que realmente se trataba de la firma de Darwin", explica Falcon-Lang, quien asegura que se dio cuenta inmediatamente de "la importancia del descubrimiento". La colección hallada consta de 314 piezas, algunas de ellas recogidas hace más de 170 años por el padre de la teoría de la evolución de las especies y su círculo más cercano, entre los que se encontraban el botánico John Hooker o el propio mentor de Darwin en Cambridge, John Henslow.

Las muestras se encuentran preparadas en láminas de cristal, algunas de hasta 15 centímetros, "auténticas obras de arte" como las define el paleontólogo, conteniendo pequeños fragmentos de madera y plantas que pueden ser analizados a través del microscopio.
El primero de los fósiles descubiertos se corresponde con los hallados por Darwin en su expedición a bordo del HMS Beagle en 1834, un viaje que cambiaría por completo al entonces joven estudiante de Cambridge y sentaría las bases de su posterior teoría evolutiva. "Gracias al extraordinario hallazgo de esta expedición podemos aprender mucho más, pues hay bastantes fósiles que no sabíamos que existían", asegura Falcon-Lang. Entre ellos, uno procedente de la colección de Hooker, una muestra de prototaxites o un hongo del tamaño de un árbol de hace 400 millones de años.
La explicación de la pérdida de esta importante colección se remonta al siglo XIX. Según explica el propio Falcon-Lang, "cuando Hooker trabajó para el Instituto Británico de Geología, en 1846, fue el encargado de montar la exposición extraviada". Sería entonces cuando el botánico incorporaría a la colección otras muestras halladas en un viaje por el círculo Antártico en 1840, a las que se sumarían, además, las de John Henslow, cuya hija se casó con Hooker.

"La pérdida se produjo porque Hooker no llegó a etiquetar las muestras en el registro formal", relata el paleontólogo, "justo antes de partir a una expedición al Himalaya". En 1851, las muestras no registradas se trasladaron al Museo de Geología Práctica, en Piccadilly, para después, en 1935, ser trasladadas al Museo de Geología (South Kensington). Cincuenta años después, la colección viajaría de nuevo hasta su ubicación actual, cerca de Nottingham, por lo que, tal y como aclara Falcon-Lang, "cada una de las mudanzas no hizo sino contribuir al olvido de la colección".
Así las cosas, el propio director ejecutivo del Instituto, John Ludden, ha admitido: "Este importante descubrimiento realizado ahora hace que uno se pregunte qué más puede esconderse entre nuestras colecciones".

2011/11/25

La mujer que revolucionó a Darwin

Lynn Margulis fue muy precoz. A los 20 años ya se había licenciado en la Universidad de Chicago y antes de cumplir los 30 ya había publicado Origin of Mitosing Cells, un artículo que quebró axiomas básicos de los herederos de Darwin. También su muerte ha sido prematura. Le sorprendió el martes a los 73 años, "mientras dormía, en casa y rodeada de su familia", según comentó en Facebook su hijo Dorion, fruto de su temprano matrimonio con el conocido divulgador, ya fallecido, Carl Sagan.
En el citado artículo, la joven Margulis propuso algo tan heterodoxo como que las células con núcleo (eucariotas), que conforman a todos los seres pluricelulares, proceden de la progresiva fusión de diferentes tipos de bacterias. Dicho de otra manera, que las mitocondrias (las fábricas de energía de las células con núcleo) y los cloroplastos (los orgánulos de las plantas que transforman la energía solar en química) son los herederos de esas viejas bacterias.
La ciencia establecida ninguneó la teoría durante años, hasta que los análisis genéticos demostraron que, efectivamente, los restos genéticos de los actuales corpúsculos celulares se corresponden con determinados tipos de bacterias. Y, hoy en día, los libros de texto recogen el origen simbiótico de la célula eucariota, una propuesta que Margulis siempre ha querido compartir con varios científicos rusos de los años veinte, a quienes nadie hizo caso.
Para hacerse una idea de lo que supone esta teoría, basta recordar que quienes se consideran herederos de Darwin establecen que el proceso de selección natural sólo actúa sobre individuos que han sufrido una mutación genética.Para ellos, la evolución se manifiesta en pequeñas variaciones sucesivas hasta que los cambios son de tal magnitud queoriginan una nueva especie.
Margulis, por el contrario, demostró que el paso más importante dado por la evolución desde el origen mismo de la vida, el nacimiento de la célula con núcleo, no se dio a base de mutaciones, sino por absor-ción de genomas enteros.
Este proceso lo denominó Margulis simbiogénesis y lo consideró en la base de la aparición de las nuevas especies, algo que rechaza la ortodoxia neodarwinista. "La fuente principal de variación hereditaria no es la mutación aleatoria, sino que la variación importante transmitida, que conduce a la novedad evolutiva, procede de la adquisición de genomas. Conjuntos enteros de genes, e incluso organismos completos con su propio genoma,son asimilados e incorporados por otros", explicaba en Captando genomas, una obra reciente de divulgación.
Margulis era una convencida de que la vida es sobre todo el fruto de la cooperación, no de la competencia. ¿Sabías que el estómago de las vacas no es capaz de digerir la hierba que comen?, preguntaba a quienes seguían insistiendo en aquello de la lucha por la vida. Y explicaba que son las bacterias que habitan ese estómago, formando un conjunto simbiótico con la vaca, las que metabolizan la celulosa y permiten que el animal viva.
También apoyó la hipótesis de Gaia de James Lovelock, según la cual la Tierra se autorregula como si fuera un organismo, de tal manera que los seres vivos modifican el entorno físico para facilitar que la vida prosiga. Uno de los ejemplos claros de interrelación de la biología y la geología es la abundancia de oxígeno en la atmósfera. Este gas era escaso hasta que las cianobacterias (precursoras de los cloroplastos de las plantas) generaron cantidades ingentes, lo que permitió la aparición de bacterias que lo usaron en su metabolismo y, 2.000 millones de años más tarde, permite la existencia de la especie humana.
Margulis luchó hasta el final por demostrar que sus ideas son las que encajan con la realidad. Aunque sean heterodoxas.

2010/07/19

El día en que Dios juzgó a Darwin

Fuente: Publico.

"Eso de la teoría de la evolución no tiene ningún sentido". El muchacho, que tendrá unos 16 o 17 años, habla con una enorme seguridad: "¿Cómo puede ser que una persona afroamericana y una blanca salgan del mismo sitio? Nuestra piel es completamente diferente", remacha. La declaración forma parte de un reportaje que la BBC realizó, en 1996, en una clase de ciencias de un instituto, en la localidad estadounidense de Dayton. El pueblo no estaba elegido al azar. Es allí donde, hace ahora 85 años, un profesor de Biología, John Scopes, fue llevado a juicio por enseñar la teoría de la evolución a sus alumnos. En el mismo documental, otro chaval incide en que las teorías darwinistas son absurdas. "Él [Dios] nos puso aquí, y luego colocó a todos los animales y las plantas para ayudarnos a sobrevivir". En esta pequeña ciudad del sur de Estados Unidos, las cosas no han cambiado mucho desde 1925. Y, a juzgar por las encuestas, tampoco en EEUU: según revelaba la semana pasada USA Today, dos tercios de los ciudadanos creen que la teoría de la creación "es definitiva o probablemente correcta".
El juicio al profesor John Scopes es uno de los grandes acontecimientos de la historia judicial americana y, en su momento, también fue un gran espectáculo. Miles de curiosos, 200 periodistas y hasta monos disfrazados con trajes de chaqueta, todos convirtieron este juicio, que fue el primero de la historia de EEUU que se retransmitió en directo por la radio, en un gran carnaval. "El juicio a John Scopes marcó la entrada de la religión en la esfera pública estadounidense", explica Ed Larson, profesor de Derecho en la Universidad de Pepperdine y premio Pulitzer de Historia en 1998 por el libro más reconocido sobre este juicio, Summer for the Gods. "Después añade, sirvió como un aviso para la América laica de lo que la derecha religiosa podría llegar a hacer para conseguir poder: bloquear la enseñanza de una teoría científica básica".
La negación de la teoría de la evolución propuesta por Charles Darwin en El origen de las especies se hizo especialmente patente "en la América próspera de la posguerra, donde se produjo un ascenso del protestantismo fundamentalista", explica Larson.
La 'divina creación'
El estado de Tennesee fue el primero en convertir ese fundamentalismo en ley. En marzo de 1925, una norma prohibía "la enseñanza de cualquier teoría que niegue la historia de la divina creación como narra la Biblia y enseñar en su lugar que el hombre desciende de un orden inferior de animales". Tras la aprobación de esta ley, la ACLU (la Unión Americana de Libertades Civiles, en sus siglas en inglés) reaccionó ofreciéndose a pagar las costas del juicio a cualquier profesor de Tennessee que estuviera dispuesto a desafiar la ley.
Un grupo de empresarios de Dayton vio en la oferta de la ACLU una oportunidad para situar a su localidad en el mapa. Los comerciantes pidieron al profesor John Scopes que enseñara a sus alumnos la teoría de la evolución y les convenciera, después, de que testificaran en su contra. Comenzaba así el gran espectáculo de lo que los periódicos terminaron llamando "el juicio del mono", que comenzó el 10 de julio. "Había sacerdotes en cada esquina y carteles religiosos por toda la ciudad", recordaba Eloi-se Reed, que entonces tenía 14 años, en un documental que emitió la cadena pública PBS en 2005.
John Scopes fue, en realidad, poco más que un arma publicitaria en las manos de las dos grandes protagonistas de esta historia: la ACLU y la Asociación de Fundamentos Cristianos. Ambas partes buscaron representantes dignos del juicio del siglo. La defensa contaba con la ayuda de Clarence Darrow, el abogado izquierdista más prestigioso de EEUU, que había defendido con éxito a huelguistas, líderes sindicales y anarquistas. También era ateo, demócrata y partidario de la candidatura a la presidencia del país de un tal William Jennings Bryan, al que, precisamente, tendría que enfrentarse en Dayton.
La figura de Bryan es apasionante. Algunos analistas le retratan como un intolerante fundamentalista, pero otros, como el propio Larson, descartan la simpleza de este argumento recordando su pasado político en el partido demócrata, donde defendió el voto para la mujer y los derechos laborales de granjeros y obreros. En 1921, emprendió una nueva lucha: prohibir la enseñanza del dar-winismo en las escuelas. Para Bryan, las teorías del naturalista inglés olían a eugenesia. "La evolución es una ley sin piedad donde el fuerte mata al débil", decía. El creía que la Biblia contraponía esta "ley del odio" con una "ley del amor".
El primer día del juicio, la expectación era tal que 300 personas tuvieron que quedarse fuera de la sala. Las cosas nunca pintaron bien para Scopes. El juez John T. Rauls citaba frecuentemente la Biblia y 10 de los 12 miembros del jurado, todos hombres de mediana edad, acudían frecuentemente a la iglesia.
Los discursos de los dos grandes oradores fueron memorables. "Si la evolución gana, el cristianismo desaparece", dijo Bryan. "No es Scopes el que está siendo juzgado, sino la civilización", replicó Darrow, que clamó contra "la intolerancia y el odio religioso".
"Trato de proteger la palabra de Dios del mayor ateo o agnóstico de EEUU", replicó Bryan, que también se burló de una teoría que era capaz de asegurar, incluso, que el hombre descendía "no de monos americanos, sino de monos del Viejo Mundo".
El momento cumbre del juicio llegó al séptimo día. Darrow llamó al estrado a Bryan para intentar demostrar la debilidad de la interpretación literal de la Biblia. El interrogatorio fue descrito por The New York Times como "la más asombrosa escena en la historia jurídica anglosajona". Darrow interrogó a Bryan sobre la ballena que engulló a Jonás, el diluvio universal, la tentación de Adán y, al fin, la creación según el Génesis. Bryan concedió, finalmente, que la Biblia no siempre debía tomarse al pie de la letra y, a la pregunta de Darrow de si pensaba que la Tierra fue creada en seis días, Bryan no tuvo más remedio que responder: "Yo creo que fue en periodos".
Cien dólares de multa
"Bryan era la voz del movimiento antievolucionista", explica Larson. "Su traspié en el estrado fue un golpe de relaciones públicas para los evolucionistas", añade. Pero de poco sirvió ese golpe. Después de ocho días de juicio y nueve minutos de deliberación, Scopes fue declarado culpable. Se le impuso una multa de 100 dólares, que fue finalmente revocada por un error técnico del juez.
Scopes se libró, pero el juicio del mono que también inspiró la película Inherit the wind, de Stanley Kramer lo ganó el creacionismo. En sólo dos años, 13 estados de todo el país habían aprobado alguna ley antievolucionista. "Y la palabra evolución desapareció de los libros de ciencias durante casi 40 años", explica Tom Davis, director de Información Pública en la Universidad Bryan. Este centro fue inaugurado en Dayton en 1930 para honrar la figura de William Jennings Bryan. Su lema es "Cristo sobre todo".
"Bryan no se oponía a la enseñanza de las teorías darwinistas, sólo a que se enseñaran como un hecho", asegura Davis. Así es como se enseña, a día de hoy, la ciencia en Bryan. Davis explica que sus alumnos terminan los estudios "comprendiendo la teoría de la evolución, así como la de la creación".
La enseñanza del darwinismo sigue siendo un tema a debate en EEUU. Un reciente artículo de USA Today revela que 1,5 millones de alumnos en el país estudia ciencias con libros que no mencionan la evolución. Una película británica sobre Darwin no ha encontrado distribuidor en EEUU, después de que fuera criticada ferozmente por webs cristianas. Y un estudio realizado en mayo por la Universidad de Virginia asegura que el 67% de los estadounidenses es creacionista o cree que Dios dirigió la evolución.
Los expertos no parecen sorprendidos por los datos. "Creo que la mayor parte de la gente piensa que hay más en la vida de lo que podemos ver, sentir o medir", asegura Davis. "No me sorprende que rechacen un pronunciamiento dogmático científico que asegura que sólo lo natural es real".
Larson cree que la situación "es muy parecida a la de 1920. La religión es, para mucha gente, simplemente más importante, significativa y creíble que la ciencia".

2009/12/30

La pregunta que Darwin no respondió

Fuente: Publico.

El Origen de las especies contiene una pregunta que Darwin no pudo responder. ¿Cómo se formó el primer ser vivo que dio origen a las especies? El biólogo eludió publicar una respuesta, tal vez por falta de pruebas o quizás por sus ideas religiosas. Un siglo y medio después aún no hay pruebas concluyentes, pero sí dos escuelas opuestas. Una señala que la primera forma de vida se originó en la Tierra, cuando el planeta era aún joven. Otros no dudan de que llegó del espacio.

"Es 28 veces más probable que la vida se originase en el espacio", explica Chandra Wickramasinghe. Este astrónomo de la Universidad de Cardiff (Reino Unido) ha defendido durante décadas la teoría de la panspermia. Afirma que el espacio está repleto de vida celular que queda atrapada en el interior de los cometas. Uno de ellos se hizo añicos cuando chocó con la atmósfera de la Tierra hace unos 3.800 millones de años. Aunque la mayoría de las bacterias murieron, una minoría sobrevivió al viaje e inauguró la vida en la Tierra. "La teoría que ahora resulta extraordinaria es la que pretende confinar la vida y su evolución a un único planeta", señala Wickramasinghe en un artículo que será publicado en el International Journal of Astrobiology. Según su visión, la vida es un fenómeno cósmico sustentado en bacterias que flotan en el polvo espacial.

La hipótesis se apoya en estudios que han demostrado que las bacterias pueden soportar condiciones extremas similares a las que vivirían durante un viaje interestelar. También en otros trabajos que han encontrado compuestos orgánicos básicos flotando en el espacio.

Fenómeno constante

Wickramasinghe asegura que la panspermia sigue ocurriendo aún hoy. Hace unos años, su equipo, financiado por la agencia espacial india, encontró bacterias a alturas de hasta 40 kilómetros sobre el suelo cuya presencia se detectó con globos sonda. El estudio ha sido desacreditado por algunos científicos y el propio Wickramasinghe reconoce que algunas dudas de que sus muestras estuvieran contaminadas son difíciles de refutar. Añade que, dada la importancia del descubrimiento, las grandes agencias como la NASA deberían repetirlo cuanto antes.

"Hace unos años, hablar sobre panspermia era suficiente para que los colegas te retiraran el saludo", recuerda el investigador del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid Ricardo Amils. "Hoy en día ya no hay sonrisas cuando se hace esta pregunta", añade. Amils estudia las bacterias que viven en Río Tinto (Huelva). El ambiente en el que habitan es tan extremo que sirve para investigar cómo sería la vida en Marte. Según el experto, la vida es mucho más robusta de lo que se pensaba hace unos años y varios estudios han demostrado que algunos microorganismos son capaces de sobrevivir a un viaje espacial. La única pega es que la panspermia no concluye el debate, sino que lo traslada, pues no explica cómo se formaron esas primeras bacterias que habrían llegado a la Tierra.

Muchos otros expertos creen que la primera chispa de la vida sucedió en la Tierra. Es lo que Darwin sugirió en una carta a su amigo Joseph Dalton Hooker en 1871. Describió en un escueto párrafo una pequeña charca caliente con amoníaco y otros productos químicos entre los que la luz o la electricidad pudieron generar una reacción que diera lugar a las primeras proteínas. Estos compuestos seguirían reaccionando hacia formas más complejas hasta originar una protocélula primitiva.

"Darwin acertó con la charca, pues al contrario que el océano, estos pequeños depósitos pueden secarse y acumular productos químicos, cambiar de temperatura y otros cambios necesarios para que se origine la vida", explica Jack Szostak, investigador de la Universidad de Harvard (EEUU). Su laboratorio es uno de los más adelantados en reproducir las reacciones químicas que dieron lugar a la primera célula, que podría ser muy diferente a las de hoy.

Ya han conseguido ensamblar membranas celulares capaces de crecer y dividirse. También han logrado material genético básico capaz de replicarse, es decir, el motor básico de la evolución. "Esperamos tener una protocélula capaz de reproducirse en unos años", señala Szostak. "Eso explicaría cómo emerge la evolución descrita por Darwin a partir de la química".

Mientras Szostak busca esa receta primigenia, el gurú de la biología sintética Craig Venter persigue el camino opuesto. Consiste en tomar una célula moderna e ir cortando su genoma hasta llegar al mínimo de genes capaces de sustentar la vida.

Nuevas preguntas

Al igual que la panspermia, estas líneas de investigación también llevarán a una nueva pregunta. Nadie podrá asegurar que la célula primitiva creada en un laboratorio es igual que la que surgió en la Tierra hace unos 3.500 millones de años. "Nunca podremos ver con exactitud lo que pasó", lamenta Henderson Cleaves, investigador del Carnegie Institution for Science, en EEUU.

El año pasado, Cleaves resucitó otra famosa teoría sobre el origen de la vida que había caído en desgracia. Se basaba en un experimento con matraces realizado en 1953 por Stanley Miller para probar que un chispazo en el océano primitivo creó los primeros componentes de la vida: los aminoácidos, ladrillos de las proteínas. Miller consiguió aminoácidos, pero su hipótesis sobre la atmósfera primigenia que envolvía a la Tierra era errónea. Más de 50 años después, Cleaves rescató resultados de un segundo experimento de Miller que también había generado los compuestos. En lugar de un antiguo mar, el experimento emulaba las condiciones de un volcán, donde, según los investigadores, podría haber surgido la codiciada primera célula.

Otros volcanes más pequeños que escupen agua desde el fondo del mar son también candidatos para haber aportado la primera forma de vida. En 2000, el barco estadounidense de investigación Atlantis descubrió en medio del Atlántico una forma de chimenea hidrotermal desconocida hasta entonces. Se trataba de torres de carbonato cálcico de más de 50 metros que escupían agua a una temperatura mayor que la del fondo marino. Las investigaciones posteriores en la zona, bautizada como la Ciudad Perdida, mostraron que su interior es un complejo entramado de diminutos receptáculos con un corte similar al de un tejido. Estos pequeños compartimentos hicieron las veces de primeras células, según el científico de la NASA Mike Russell. Los receptáculos permitieron que se concentrasen los compuestos que originaron moléculas complejas y energía hasta llegar al ADN y los genes.

De nuevo, la hipótesis no puede demostrar que eso fue lo que pasó, aunque los científicos no cejan en buscar más respuestas sobre el origen de las especies. "Estoy convencido de que conseguiremos responder la pregunta", comenta Amils. "No creo que nadie pueda precisar cuándo, aunque sí que cada vez está más cerca", concluye.

El ‘manifiesto evolucionista’ de Richard Dawkins

Hace años que el etólogo británico Richard Dawkins no investiga, pero es uno de los más visibles divulgadores de la evolución y un férreo opositor al creacionismo en el mundo anglosajón. Ya se ha editado en España su último libro, ‘Evolución, el mayor espectáculo sobre la Tierra’ (Espasa). En él describe cómo el registro fósil, la datación de la Tierra y muchos otros estudios sustentan y enriquecen la teoría de la evolución formulada por Darwin. También trata de refilón las hipótesis sobre el origen de la vida y apoya la teoría de que el ARN fue la primera molécula autorreplicante que más tarde daría origen al ADN, la base de la vida.

2009/10/19

El hombre adelanta a Darwin

Fuente: Publico.

La costumbre humana de cazar siempre el animal más grande está provocando una nueva evolución tres veces más rápida de la que predijo Darwin. En el mar, especies como el bacalao o el salmón se están haciendo más pequeñas y maduran antes debido a la sobrepesca. En tierra, el tamaño de algunos trofeos de caza está en declive. Los carneros de las montañas rocosas tienen cuernos más pequeños y algunos elefantes nacen sin sus preciados colmillos de marfil. Las causas de este fenómeno aun están a debate, pero cada vez más expertos hablan de una nueva versión evolutiva en la que sobrevive el más pequeño y débil.

"No hay duda de que se está produciendo un cambio evolutivo", explica a Público el investigador de la Universidad de Islandia Einar Árnason. Su equipo demostró que el bacalao, una de las especies más esquilmadas por el hombre, ha cambiado sus genes debido a la sobrepesca. Estudiaron especímenes de la costa islandesa y demostraron que los genes que hacen que algunos grupos prefieran aguas poco profundas está en franco declive debido a que, durante décadas, han sido los primeros en caer a manos de los pescadores. Árnason también registró un descenso del tamaño de estos animales y una maduración cada vez más precoz fruto de la sobrepesca. En teoría, la especie se estaba asegurando poder dejar descendencia antes de ser atrapada, pero, a cambio, el tamaño de su progenie disminuye. Un fenómeno similar sucedió con el bacalao de las costas de Terranova antes de que prácticamente desapareciera a principios de la década de los noventa. Árnason alerta de que los cambios genéticos que ha detectado en los bancos islandeses podrían estar prediciendo un nuevo colapso. "Estos cambios pueden sobrevenir muy fácilmente", advierte.

El bacalao no es el único que evoluciona para adaptarse al hombre. Un estudio publicado a principios de año en PNAS mantiene que 29 especies que son presa habitual del hombre han disminuido su tamaño en casi un 20% y maduran casi un 25% antes. Estos efectos son resultado de una selección artificial que priva a muchas especies de sus ejemplares más grandes y mejor preparados para reproducirse.

"El hombre es el único vertebrado que caza presas grandes", señala Chris Darimont, uno de los investigadores que firmaba el estudio de PNAS. Esto es justo lo contrario de lo que sucede en la naturaleza, donde las crías y los individuos más débiles suelen ser la presa habitual de sus depredadores.

Darimont comparó el ritmo al que se están produciendo estos cambios al que podría esperarse con las leyes de Darwin en la mano. Son 3,4 veces más rápidos. Su estudio alerta de que estos cambios pueden disminuir la capacidad de una especie de prosperar, ya que un tamaño menor y una madurez precoz está asociada a una menor capacidad reproductiva. Además, dejaría a algunos depredadores, como es el bacalao, en desventaja ante sus presas. Por su parte, el hombre tendrá que acostumbrarse a pescar peces cada vez más pequeños.

La vuelta atrás no será tan rápida. "La velocidad a la que están disminuyendo el tamaño es probablemente mucho más alta que la velocidad de recuperación", explica Marco Festa-Bianchet, que trabaja en la Universidad de Sherbrooke, en Canadá. Durante 30 años, este investigador estudió una población de carnero de las rocosas en Alberta. Los cuernos de esta especie son un preciado trofeo de caza. Según sus datos, publicados en Nature en 2003, el tamaño de la osamenta se redujo en un 25% en el periodo de estudio debido a la presión cinegética. El peso medio de los machos cayó unos 20 kilos. "Estamos matando a los mejores individuos, justo lo contrario que han hecho los agricultores y ganaderos durante miles de años", destaca.

Lo mismo señala el español Fran Saborido-Rey, que coordina una red europea de investigación sobre pesquerías desde el Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo. Señala que este fenómeno reduce la variedad genética de una especie, que es su seguro de vida contra cambios drásticos en el ecosistema. Esto sería lo que sucedió con el bacalao de Terranova, comenta.

Lenta recuperación

Una vez se cambia el genotipo de una especie, es muy difícil, o tal vez imposible, revertir el cambio. Un estudio publicado en marzo ha sido el primero en demostrar que se pueden revertir los cambios genéticos tras un periodo de disminución del tamaño debido a la pesca. El trabajo se basa en un experimento en un tanque en el que se pescaron durante varias generaciones las sardinas más grandes, dejando a las pequeñas intactas. El tamaño y la edad de madurez de la especie disminuyó. Luego dejaron de pescar y la especie volvió, lentamente, a crecer. Señala que serían necesarias unas 12 generaciones para recuperarse completamente. También advierte de que la mayoría de pesquerías vive entre tres y siete años, lo que supone que tardarían décadas en recuperar lo perdido, y sólo en el caso de que se deje de pescar.

Aunque los cambios que está causando el hombre son indiscutibles, algunos investigadores ofrecen otras explicaciones. Señalan que los cambios que se están observando pueden deberse a razones medioambientales y no genéticas, es decir, a algo conocido como "plasticidad fenotípica". Explican, por ejemplo, que el hecho de que la pesca deje menos individuos capaces de reproducirse puede explicar que el resto se reproduzcan antes. Los cambios también podrían deberse a que haya más o menos alimento disponible para las especies.

Lo más probable es que tanto los genes como el medio ambiente estén contribuyendo, señala Mikko Heino, un investigador de la Universidad de Bergen (Noruega) que lleva años estudiando el impacto evolutivo de la pesca. "Los cambios fenotípicos son importantes, pero no pueden explicar todos los cambios", explica. Heino y Saborido-Rey participan en un proyecto europeo que está reuniendo más datos genéticos y morfológicos de las pesquerías y también desarrollando modelos para predecir el impacto de la explotación. Los resultados estarán listos a finales de 2010. "Van a aportar suficientes pruebas para que los escépticos ocurriendovean que estos cambios genéticos son reales y están sucediendo ya en especies como el bacalao, el salmón o la solla", comenta.

Ambos procesos están ocurriendo en paralelo, pero eso no es lo más importante, señala Darimont. "Lo que importa es que estos animales están cambiando debido al hombre y, cuando esto sucede, son de esperar impactos muy serios", destaca.

Muchos coinciden en que la solución pasa por renovar las políticas de pesca. El pezqueñines no, gracias habría subestimado la cantidad de peces grandes que es capaz de atrapar el hombre con las nuevas técnicas de pesca.

"Deberíamos proteger a los peces grandes", reclama Árnason. "Tenemos que conservar a los más grandes y mayores porque son claves para alumbrar nuevas generaciones", añade. Pero, tal y como están concebidas las artes de pesca y las leyes que las regulan, esta tarea resulta muy difícil, comenta Saborido-Rey. Primero habría que dejar que algunas especies, como el bacalao, se recuperaran. Después deberían establecerse reservas en las que los individuos más grandes puedan criar y mantener así al resto de la especie.

"Comamos más pezqueñines"

Fran Saborido-Rey Investigador del CSIC

¿Está ocasionando la pesca cambios evolutivos?
Es un tema complejo. Los cambios evolutivos llevan miles de años. Las generaciones de muchos peces son más rápidas que las humanas, por lo que 20 o 30 generaciones representan a escala esos miles de años. Yo sí creo que la pesca está causando cambios evolutivos porque se ha demostrado que, a pesar de que se prohíba la pesca, estos cambios no se revierten, o lo hacen muy lento.

¿Cuánto tardaría una especie en recuperarse?
Décadas, porque lo que se altera es el genotipo. La pesca reduce la variedad genética. Los individuos que crecen más rápido y maduran más tarde no dejan su genotipo. Sólo quedan los más pequeños y que maduran antes. Estos tienen poco potencial reproductivo. Es lo que ha sucedido con el bacalao de Terranova [Atlántico Norte], no había otra explicación. Durante 13 años prohibieron su pesca y este año la han vuelto a abrir. Hay más individuos pero son muy pequeños y no son capaces de recuperar lo perdido. Nos vamos a volver a cargar la población.

¿Qué debería hacerse?
Nunca verás a un ganadero matar al semental y a la vaca paridora, sino a sus descendientes. En la pesca hacemos lo contrario, pescamos a los mejores y dejamos a los peores. Por eso abogamos contra la publicidad de pezqueñines, no gracias. Salvemos a los grandes y comamos más pezqueñines.

¿Cómo se podría llevar a cabo?
Hay que dejar que se recuperen. Luego hay que pescar de otra manera. Crear áreas protegidas donde viven los peces más grandes para que se puedan reproducir y mantener al resto de la especie. También habrá que limitar ciertas artes de pesca. No será fácil.

2009/02/05

Museo en EEUU desafía a Darwin y hace convivir a Adán y Eva con dinosarios

Fuente: Univision.
En un vasto museo de Estados Unidos, un grupo de misioneros que niegan tanto la teoría de la evolución de Charles Darwin como la del Big Bang se representa la Génesis bíblica haciendo convivir a Adán y Eva con los dinosaurios.
"Lo que realmente queremos lograr aquí es que la gente pueda escuchar una información que es ampliamente censurada para el público y censurada en particular en las escuelas en Estados Unidos, donde la evolución se enseña como un hecho", explica el misionero australiano Ken Ham, fundador y director de este museo que costó 27 millones de dólares.
"No tenemos libertad académica en las escuelas públicas, han lanzado a Dios y la Biblia por la ventana y redefinieron la ciencia como naturalismo (...). Eso en realidad es otra postura religiosa. Es la religión del ateísmo", dijo a AFP este ex profesor de biología, de cerca de 50 años, con una cuidada barba.

"Un evolucionista y un creacionista tienen creencias distintas, pero recurrimos a las mismas observaciones científicas para confirmar nuestras respectivas posiciones", prosiguió.
"Para los evolucionistas la observación confirma su teoría, cosa que nosotros negamos, mientras para nosotros ésta prueba que Dios creó el mundo en seis días hace 6.000 años, cosa que ellos niegan", dijo, explicando sin pestañear que su museo es el único que presenta ambas teorías.
Según la ciencia, el Universo nació a partir de una explosión, conocida como "Big Bang", hace 13.500 millones de años, y la Tierra data de hace 4.000 millones de años. En cuanto a los dinosaurios, su extinción se remonta a unos 65 millones de años atrás, o sea son muy anteriores a la aparición de los primeros humanos "modernos" hace 200.000 años.
Pero en el museo de 6.500 metros cuadrados los dinosaurios animados pasean cerca de los humanos en las puestas en escena diseñadas por Patrick Marsh, director de arte de las atracciones "King Kong" y "Jaws" en el parque temático de Universal Studios en Florida (sureste de Estados Unidos).
En ocasión del bicentenario de nacimiento del naturalista inglés Charles Darwin el 12 de febrero, el Museo de la Creación consagró el último número de su revista al hombre cuya teoría de la evolución de las especies revolucionó la biología.
Esta edición con 50.000 abonados explica que "si Darwin hubiera interpretado sus observaciones en las islas Galápagos desde una perspectiva bíblica, habría llegado a conclusiones muy diferentes".
Según el científico, todas las especies vivas evolucionaron a partir de un ancestro común gracias a un proceso de selección natural.
Este museo "es una importante herramienta educativa que refuerza a los cristianos en su fe y les da las respuestas (científicas) que necesitan", insiste su director.
El museo en las colinas boscosas de Kentucky (norte) recurre a la alta tecnología para ir a contrapelo de hipótesis aceptadas por la comunidad científica.
Por ejemplo los dinosaurios (en versiones animadas y fósiles), que son de por sí un gran desafío para la teoría de la Génesis bíblica, son presentados como criaturas que datan del Diluvio desatado por la cólera de Dios.
De hecho se puede leer que "los dinosaurios fueron salvados junto a los demás animales por Noé en su arca", reproducida en parte en el museo con un tamaño imponente.
Adán y Eva, ocultando sus partes íntimas, aparecen en el Edén junto a un benévolo dinosaurio, todo con decorados dignos de Hollywood.
Este museo de historia natural bíblica fue inaugurado en mayo de 2007 y recibió 500.000 visitas el primer año, afirman sus responsables.
Según un estudio del instituto Gallup de 2006, cerca de la mitad de los estadounidenses creen en la Génesis y rechazan la teoría de la evolución.