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2011/06/08

Los productos biodegradables "no siempre son buenos para el medio ambiente"

Los productos biodegradables no siempre tienen un bajo impacto ecológico. Todo depende de dónde acaben y cuánto tiempo tarden en descomponerse, según un nuevo estudio publicado en Estados Unidos.
Si los materiales biodegradables como vasos, utensilios o bolsas acaban en vertederos en los que hay descomposición anaeróbica (sin presencia de oxígeno) liberarán metano, uno de los gases responsables del calentamiento global, según explicó a BBC Mundo uno de los autores del estudio, Morton Barlaz, jefe del departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad Estatal de Carolina del Norte.

"El metano puede ser una fuente valiosa de energía cuando se captura para su uso, pero si se libera a la atmósfera es un potente gas de invernadero", señala Barlaz.
De los vertederos estadounidenses, sólo un 35% captura metano para su uso como fuente de energía, otro 34% lo captura y lo quema in situ y un 31% permite que el gas escape a la atmósfera, según el estudio.
Si los productos biodegradables no acaban en vertederos comunes sino en depósitos de compost o abono, en los que la descomposición es aeróbica, "la materia se transforma en dióxido de carbono y agua, pero no se libera metano", señala Barlaz.

Más lento puede ser mejor

La cantidad de metano liberada en la descomposición de un producto biodegradable depende de cuán rápido ocurra este proceso.

"Esto es así porque las regulaciones federales no requieren que los vertederos instalen sistemas de captura de metano sino hasta dos años después del depósito de los residuos", dijo Barlaz a BBC Mundo.
"De esta forma, si un producto se descompone relativamente rápido, antes de la instalación de los mecanismos de captura, parte del metano será liberado a la atmósfera".
El investigador espera que su estudio se tome en cuenta en el futuro a la hora de diseñar productos como envases de plástico para alimentos.
"Podría diseñarse un material que se descomponga lentamente, como el papel de periódico, en cuyo caso la biodegradación tendrá un beneficio neto".

Confusión

Otro problema, según Barlaz, es que "no hay uniformidad en la definición de qué es degradable y esto genera confusión".
La Comisión Federal de Comercio estadounidense (FTC por sus siglas en inglés) indica que los productos comercializados como "biodegradables" deben descomponerse "en un período de tiempo razonablemente corto".

"El FTC dice que el materia debe degradarse dentro de un año, pero hemos mostrado que una descomposición más lenta puede ser mejor cuando se trata de vertederos".
Cuando un consumidor compra un producto biodegradable, lo hace generalmente bajo la impresión de que acabará descomponiéndose totalmente sin dañar al medio ambiente. Pero esto sólo ocurre, explica Morton Barlaz, si "el 100% del producto es degradable y acaba en un sitio donde hay descomposición aeróbica".
¿Qué consejo le daría Barlaz a los consumidores que quieren minimizar su impacto en el medio ambiente?
"Para empezar, que usen la menor cantidad de empaque posible y pidan productos con un mínimo de envasado".
El estudio fue publicado en la revista Environmental Science and Technology.


BBC Mundo

2010/03/12

IBM investiga en torno a plásticos biodegradables

Fuente: ITespresso.

IBM se ha unido a la Universidad de Standford en nueva investigación centrada en plásticos que sean más respetuosos con el medio ambiente. Ambas partes han ofrecido información sobre un nuevo proceso de reciclado que permitiría a los fabricantes mejorar los procesos y reutilizar las partes plásticas de los ordenadores creadas a partir de plantas.
La investigación ha demostrado que los compuestos orgánicos se pueden utilizar para reemplazar los materiales sintéticos en la fabricación de los polímeros utilizados para crear plásticos. Haciendo eso, los investigadores creen que se puede fabricar un nuevo tipo de plástico biodegradable.
Desde IBM aseguran que están explorando nuevos métodos para aplicar su tecnología y experiencia en materiales para crear un futuro sostenible. El desarrollo de nuevas familias de catalizadores orgánicos ofrece una mayor versatilidad a la química que busca mejorar le medio ambiente y abre la puerta a nuevas aplicaciones, como la fabricación de plásticos biodegradables, explican desde IBM.
La utilización de materiales respetuosos con el medio ambiente se ha convertido en uno de los asuntos ‘green’ más importantes para el sector tecnológico. Grupos como Greenpeace llevan años proponiendo a los vendedores que dejen de utilizar materiales dañinos, mientras que los vendedores de hardware han empezado a utilizar carcasas de metal reciclable y reducir los materiales utilizados en el empaquetado.

2009/12/03

Inventan un material biodegradable para sustituir embalaje de poliestireno

Fuente: Canarias7.

El poliestireno, material que se utiliza de manera masiva en la fabricación de embalajes y que genera una gran cantidad de residuos, cuenta ahora con la competencia de un nuevo material biodegradable inventado por dos jóvenes en Nueva York (EEUU).

El material, compuesto de raíces de hongos y desechos agrícolas, puede moldearse en cualquier forma, tiene bajo coste de producción y puede volver a usarse o aplicarse como fertilizante, según dijo a EFE Eben Bayer, uno de los dos inventores del "EcoCradle".

El poliestireno es un material muy expandido por todo el mundo, aunque con distintos nombres. Es el foresapán o porespán en España, la espumaplast de Uruguay, el telgopor de Argentina, el plumayit de Chile, el duropor de Guatemala, el unicel o frigolit de México, el isopor de Brasil o el poroplás de Nicaragua.

Se trata, en definitiva, del poliestireno expandido y moldeado que se utiliza, entre otras aplicaciones, para hacer platos, vasos y bandejas para alimentos en restaurantes de comidas rápidas o en los supermercados. Es, también, el material blanco en bloques moldeados que protegen artefactos electrónicos y juguetes en sus cajas.

Un material no reciclable ni degradable, derivado del petróleo y cuyos principales consumidores son China y Europa. La producción mundial de poliestireno ronda los 35 millones de toneladas anuales y más del 70 por ciento del material se emplea en la construcción.

Los mayores participantes globales en el mercado del poliestireno son Dow Chemical, Totalfina Elf, BASF, Nova Innovene, Chevron Philips, PS Japan, Ineos Styrenics y Polimeri Europa.

El reto a esta industria multimillonaria del empaque y el aislamiento proviene de Bayer y Gavin McIntyre, ambos graduados del Instituto Politécnico Rensselaer, en Nueva York, quienes para 2010 tienen ya encargos para el despacho de 100.000 unidades de "EcoCradle", desde su planta en Green Island, Nueva York.

"Empleamos productos derivados o desechados de la agricultura que ni siquiera sirven para la alimentación de los animales", dijo Bayer a EFE en conversación telefónica. "Lo que producimos es un material alternativo al poliestireno, que tiene el mismo desempeño físico, pero es degradable en el ambiente, o puede reciclarse".

El compuesto está hecho de pequeñas raíces de hongos, llamados mycelium, y desechos agrícolas como la cascarilla de arroz, trigo o semillas del algodón.

Bayer, quien creció en una granja en el estado de Vermont (nordeste de EEUU) dónde él y su padre salían a recoger hongos silvestres, había notado durante su adolescencia que las raíces de los hongos aglomeran trozos de hojas y madera, y especuló si esa capacidad podría tener alguna aplicación útil.

McIntyre encontró interesante la idea y ambos probaron diferentes tipos de hongos hasta determinar los que forman las raíces más fuertes.

Luego probaron esas raíces con diferentes productos residuales: en pocos días encontraron que las pequeñas raíces de hongos se convertían en una masa densa de fibras que dan al compuesto un sustento estructural.

Bayer y McIntyre, que establecieron su empresa Ecovative con poco más que una buena idea, han patentado el producto ya en 30 países, y han recibido apoyo de la Agencia de Protección Ambiental, el Departamento de Agricultura y la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos.

Asimismo, recibieron el año pasado 500.000 euros (753.806 dólares) del "Reto Verde" de la Lotería Postcode de Holanda, un premio que estimula el desarrollo de productos que disminuyan las emisiones de dióxido de carbono (CO2).

2007/09/14

Un grupo de científicos británico inventa un chicle biodegradable que no se pega

Fuente: Canarias7.

Un equipo de científicos británicos ha inventado un tipo de chicle que no sólo no se pega al suelo, a los zapatos o a cualquier superficie, sino que es además biodegradable.
El chicle contiene un polímero similar a la goma, pero que carece de la pegajosidad que hace del chicle tradicional un fastidio para muchos ciudadanos cuando lo pisan o se lo encuentran en el asiento del autobús, así como para los ayuntamientos.

Millones de trozos aplastados de la goma de mascar tachonan las aceras de muchas ciudades y son muy difíciles de eliminar por los servicios municipales de limpieza.

Según el profesor Terence Cosgrove, el chicle desarrollado por su equipo puede, por el contrario, eliminarse fácilmente de forma natural y se degrada además con el agua.

El chicle tradicional contiene un polímero similar al que se utiliza en los neumáticos de los coches y su pegajosidad se debe a sus propiedades "hidrofóbicas" -es decir, repelentes del agua-, lo que impide que se degrade.

El chicle desarrollado por Cosgrove y sus colaboradores, presentado en el Festival de las Ciencias que se celebra en la ciudad inglesa de York, tiene, por el contrario, una capa hidrófila, es decir que se mezcla bien con el agua, por lo que no se pega y es además fácilmente eliminable.

Los científicos británicos han efectuado varias pruebas para comprobar que no produce tampoco irritación bucal y, si consiguen la necesaria aprobación de las autoridades antes de fin de año, pretenden comercializar el producto a comienzos del 2008.

En el mismo festival, otro grupo de científicos, esta vez de la universidad de Sheffield, presentaron unos esquís que, según aseguran, son un ocho por ciento más rápidos que los tradicionales.

Los esquís van desprendiendo un lubricante que contribuye a aumentar la velocidad del esquiador cuando desciende por una pendiente, explicaron sus inventores, que aseguran que podrían utilizarse en competiciones internacionales de ese deporte porque son "legales".