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2014/02/16

Robots que no obedecen a nadie cooperan entre ellos

Investigadores de la Universidad de Harvard (EE.UU.) han creado robots autónomos que son capaces de cooperar entre ellos para construir edificaciones complejas. Programados con instrucciones sencillas para adaptar su conducta a lo que perciben a su alrededor, los robots no necesitan a nadie que los dirija. Pero esto no les impide levantar maquetas de rascacielos o de la pirámide de Chichén Itzá, según resultados que se presentan hoy en Science.

Otros proyectos de construcción con robots se han inspirado en el modelo social humano: como en una empresa o un ejército, se han basado en una organización jerárquica en la que se asigna una parte del trabajo a cada individuo. El proyecto de Harvard, en cambio, se inspira en sociedades de insectos: cada individuo actúa de manera autónoma, siguiendo unas reglas que se le han programado pero sin tener un plan de la construcción que están haciendo. El modelo humano, reconocen los investigadores de Harvard, puede ser más eficiente y llegar antes al resultado deseado. Pero el de los insectos es menos vulnerable a errores o averías, ya que el trabajo sigue adelante aunque algún robot falle. Es flexible, ya que se pueden programar los robots para hacer distintos tipos de construcción. Y es escalable, en el sentido de que basta con añadir más robots para hacer una construcción mayor.

El trabajo de los robots de Harvard consiste en coger, transportar y colocar ladrillos. Lo único que perciben son los ladrillos y otros robots que se encuentran a su lado. Y lo único que pueden hacer es avanzar, retroceder, girar, subir un peldaño o bajar un peldaño. Este tipo de robots, según sus creadores, pueden ser útiles para construir diques de emergencia contra inundaciones, refugios provisionales en zonas afectadas por terremotos e incluso una base en la Luna o en Marte.

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