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2013/01/12

Snapdragon 800, un procesador para la ultra alta definición

Por primera vez en la historia, una empresa nacida por y para el mundo móvil ha inaugurado la feria CES de Las Vegas. El honor fue para Paul Jacobs, presidente y director general de Qualcomm, además de hijo de su fundador.

Jacobs ha centrado su conferencia en el concepto de “nacidos móviles”, la generación que no ha conocido el teléfono fijo, y recordando que cada día se activan un millón de smartphones, el doble que nacimientos de bebés. Pero además, estas generaciones ya no pueden vivir sin móvil, como lo confiesa el 84% de sus usuarios; incluso para muchos de ellos es su única computadora, bien porque no pueden permitirse pagarse un ordenador, bien porque no lo echan de menos.

Detrás de ese mundo del mundo sin hilos y conexión permanente se esconden los chips de Qualcomm, chips que tienen la habilidad de realizar funciones más variadas y complejas que los de un ordenador. A esas labores se suma la comunicación por voz, la interactividad con las redes sociales, la descarga de vídeo o de música y su reproducción, y, frecuentemente con muchas de ellas a la vez, más la tactilidad de las pantallas.

No es fácil, y además con un nivel de respuesta lo suficientemente rápido para que el videojuego no se atranque o se corte la película que estamos viendo en el móvil.

Qualcomm, que invitó a su conferencia a medios de comunicación de todo el mundo, entre ellos a EL PAÍS, ha destacado en eso más que ninguno. Y en la noche del lunes presentó el último de sus ingenios, la serie de chips Snapdragon 800, con una velocidad de 2,3 Gigahercios, y pensados ya para producir y reproducir imágenes de ultra alta definición.

En estas estaba el bueno de Jacobs cuando irrumpió en la arena Steve Ballmer, el mandamás de Microsoft, que hasta este año abría el CES, ahora ejerciendo de subalterno. Ballmer salió para vender sus aparatos con Windows 8, explicando que es así de bueno porque se han basado en los chips de Qualcomm, pues, aunque no lo citó, antes iban de la mano de Intel. Sin más rodeos, Ballmer fue directamente al negocio. Sacó sus tabletas y explicó que tiene cuatro veces más aplicaciones que cuando se empezó a vender en octubre, “Diez mil más en el último mes”, añadió.

-¿Y aguanta la tableta mucho tiempo?, pregunta cándidamente Jacobs.

-Si por supuesto, contesta Ballmer.

Por momentos parece un diálogo entre Epi y Blas, con un auditorio del mismo nivel, pues aplaude la actuación de la pareja.

-¿Y qué me dices de los teléfonos?, insiste Jacobs.

-Fantásticos, increíbles, contesta Ballmer. “Hemos vendido el cuádruple que hace un año. Móviles y tabletas comparten las mismas cascadas y documentos. Con cualquier dispositivo de Windows 8 se puede conectar a la televisión y ver una peli de la tableta en el televisor”. Hasta los anuncios de Ariel son más ocurrentes que el diálogo de la pareja.

Pasado el tifón Ballmer, Jacobs continúa con sus chips, asegurando que mejoran un 75% el rendimiento de los aparatos, con 150 megabites por segundo posibilitan que se vean vídeos en cualquier lugar, aprovechando al máximo los 2,3 gigaherzios por cada uno de los cuatro núcleos. “Con estos chips, una tableta será más rápida que un portátil. Y los juegos se verán con una resolución de 30 imágenes por segundo”.

Los Snapdragon nacen pensados para lo nuevo de la televisión y la imagen en general, la Ultra Alta definición, que cuadriplica la alta definición. El director Guillermo del Toro salió a la palestra para enseñar un tráiler de su nueva película en donde ha empleado ya la tecnología de Qualcomm para los efectos especiales de sus monstruos.

En la era del postsmartphone, como se empieza a llamar a este dominio de otras aplicaciones sobre la comunicación de voz, lo inalámbrico crece más allá del móvil “Comenzamos trabajando con Google en el primer Android”, recordaba Jacobs, “ahora el Android está en cámaras de vídeos y en cualquier otro aparato y objeto. Nuestros chips se preparan para soportar un tráfico mil veces superior, que es lo que va a ocurrir en muy poco tiempo”, aventuró Jacobs.

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