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2012/08/25

Los móviles crecen, las tabletas menguan

El primer teléfono móvil del mundo, el Motorola DynaTAC, salió al mercado en 1983 y era lo que hoy denominamos un ladrillo. Pesaba 800 gramos y medía 33 centímetros de largo con su gran antena, por 4,5 centímetros de ancho y 8,9 de profundidad. Desde ese momento, se inició una carrera entre los fabricantes por mejorar los nuevos teléfonos en muchos aspectos, como la autonomía de la batería, que inicialmente aguantaba una hora, pero el tamaño fue uno de los principales cambios. Modelo tras modelo, los fabricantes fueron reduciendo las dimensiones de los teléfonos hasta llegar incluso a algunos de dimensiones poco más grandes que una moneda de dos euros. Pero esa evolución, que parecía lógica, se interrumpió de repente.

Desde la salida del DynaTAC, hacer un teléfono pequeño y de poco peso era una cuestión fundamental. Los gramos que pesaba un móvil y su capacidad para ir alojado en bolsos y bolsillos se convirtieron en prioridades para los fabricantes. En el 2007, todo cambió. El lanzamiento del iPhone de Apple demostró que un teléfono podía utilizarse de forma satisfactoria para navegar por internet, utilizar aplicaciones de muy diversa índole, albergar juegos muy cercanos a los de las videoconsolas y manejar fotografías y vídeos con una facilidad y claridad nunca vistas.

El protagonismo pasó a la pantalla. Ahora un tamaño grande tenía ventajas si era para darle dimensión a la pantalla. El iPhone, con sus 3,5 pulgadas de pantalla, que son las que tiene el modelo más avanzado hasta la fecha del terminal de Apple, el 4S, ha mejorado desde el 2007 la resolución de su pantalla y la densidad de sus píxeles hasta hacerlos indetectables a simple vista, pero se mantiene inalterado en tamaño, algo que la competencia ha explotado. Numerosos indicios apuntan a que Apple podría presentar en breve -de momento no hay noticia oficial- un nuevo teléfono con una pantalla algo más grande, de 4 pulgadas, siguiendo una tendencia general de estos teléfonos avanzados (smartphones).

Mientras Apple mantiene su característico silencio respecto a su futuro nuevo modelo de teléfono, a su alrededor, la competencia ha seguido una tendencia clara. La pantalla se ha convertido en protagonista absoluta de las características de los móviles. El modelo estrella de Samsung, el Galaxy SIII, lanzado a principios del verano, tiene una pantalla imponente, de 4,8 pulgadas. La tecnología ha permitido reducir los bordes de los frontales de los teléfonos, por lo que el tamaño útil de las pantallas ha crecido sin necesidad de que el dispositivo crezca en la misma proporción.

De todos los teléfonos de gama alta más avanzados, sólo el iPhone 4S se mantiene en un tamaño por debajo de las cuatro pulgadas. El Nokia Lumia 900 -la firma finlandesa presentará un nuevo modelo el 5 de septiembre-, como el Sony Xperia S, o el Panasonic Eluga, por ejemplo, tienen todos ellos pantallas de 4,3 pulgadas. Con este tamaño y los del Samsung Galaxy SIII, la visualización de una película o el trabajo de una aplicación de ofimática cobran protagonismo. ¿Hay un límite para los móviles?

Parece que, más allá de las 5 pulgadas, es difícil que un teléfono tenga una buena acogida, porque deja de ser sencillo manejar la pantalla táctil con una sola mano, ya que el dedo pulgar no llega con soltura a toda su superficie. Otro de los inconvenientes es su transporte. Llevar una pantalla de cinco pulgadas o más en el bolsillo puede resultar poco práctico a muchas personas. Pero esas afirmaciones tampoco son ciertas del todo. El año pasado Samsung lanzó el Galaxy Note, un teléfono con una pantalla de 5,3 pulgadas, puntero táctil y una orientación hacia el dibujo y el diseño. La semana próxima, la firma coreana presentará el sucesor de este modelo en Berlín y se espera que su tamaño crezca hasta las 5,5 pulgadas. Este modelo de Samsung ya ha sido definido en inglés como una nueva categoría denominada phablet (por la fusión de los términos phone -teléfono- y tablet -tableta-).

Entretanto, las tabletas están en un momento de plena definición. El iPad salió al mercado hace tan sólo dos años y medio. Apple estudió durante años su tamaño y proporciones y se decidió finalmente por una pantalla de 9,7 pulgadas. Desde entonces, algunas de las mejores tabletas que han salido al mercado, como las de Samsung o Acer, han rondado las 10,1 pulgadas, aunque cada fabricante se ha inclinado por unas proporciones determinadas entre ancho y alto.

También en este incipiente sector, sin embargo, es posible encontrar nuevos caminos. El primer paso lo dio Samsung con su primera tableta Galaxy Tab, de 7 pulgadas. Resultaba un formato muy interesante, distanciado del iPad, y orientado al mercado del consumidor que quería una tableta muy transportable para poder navegar por internet en una gran pantalla desde cualquier sitio, consultar el correo, o el consumo de libros electrónicos.

En otoño pasado, el gigante de las ventas por internet, Amazon, dio una nueva vuelta de tuerca a ese planteamiento con su tableta Kindle Fire. De nuevo, con tamaño de 7 pulgadas y orientada al consumo de productos multimedia -preferentemente, claro, de la tienda de la compañía-.

Esta apuesta se ha visto refrendada por otro gigante de la tecnología, Google, que ha hecho una apuesta para el lanzamiento de su primera tableta oficial, la Nexus 7, en los próximos días, fabricada por la compañía taiwanesa Asus. El hecho de que Google haya añadido el número de pulgadas al nombre de la tableta hace presagiar que podrá haber en el futuro al menos una Nexus con otro tamaño, previsiblemente de las medidas del iPad.

¿Hará algún movimiento Apple ante lo que hace su competencia? El iPad sigue siendo hegemónico en su sector, donde es la tableta con más capacidades, no sólo por sus características técnicas, sino también por el número de aplicaciones específicas de las que dispone, unas 266.000, que determinan lo que se puede hacer con él, que es mucho. Android no ha tenido todavía una gran expansión en el mundo de las aplicaciones para tabletas.

La compañía de la manzana tiene también en su ADN mantener una línea propia al margen de lo que haga el resto. En su día, el desaparecido fundador de Apple Steve Jobs, descartó un tamaño inferior para el iPad. Consideraba que tenía las medidas óptimas para la mayoría de los consumidores. Pero el mercado es amplio y las necesidades de los usuarios muy distintas. Así que ¿por qué descartar un iPad de menor tamaño si es lo que puede interesar a muchas personas?

La competencia en el mercado de las tabletas se va a convertir en feroz a partir del próximo otoño. Junto a la fuerza de los principales fabricantes y de compañías como Google y Amazon, otro gigante, Microsoft, va a irrumpir a lo grande. La compañía de software lanzará su primera tableta, denominada Surface (con 10,6 pulgadas), para acompañar el lanzamiento del sistema operativo Windows RT. Este será una versión especial del nuevo Windows 8 que podrá utilizarse en dispositivos que llevan procesadores del tipo ARM, como los que llevan la mayoría de las tabletas.

Microsoft rompe la que parece una tendencia a la reducción, pero es que este primer ordenador de la compañía va a intentar explotar el flanco profesional y llegará ya con un teclado desplegable de serie.

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