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2012/06/23

Por qué Merkel no dará su brazo a torcer


Los diarios alemanes retrataron la cumbre de los líderes mundiales del G20 en México como un caso de 19 contra uno, dejando claro quién era el jugador solitario: Alemania, personificada en su canciller Angela Merkel.
Merkel es una mujer bajo presión, pero cualquiera que piense que la alemana dará su brazo a torcer debería examinar detenidamente el artículo 23 de la constitución alemana (o el Grundgesetz o Ley Básica, como es oficialmente conocida).

El artículo 23 establece las reglas para las relaciones entre Alemania y la Unión Europea. En él se lee: "La Federación puede transferir poderes soberanos mediante una ley con el consenso del Bundesrat (Consejo Federal)".
En otras palabras, si Berlín quisiese transferir poder de decisión a Bruselas lo debe hacer pasando una ley en la cámara baja y que también sea aprobada por la cámara alta del parlamento alemán.
Así que si Berlín quisiera permitir que Bruselas decida cómo gastar el dinero de los contribuyentes alemanes (en un fondo de rescate por ejemplo) el Bundestag (Parlamento Federal) y el Bundesrat deben aprobarlo. Así lo establece la Corte Constitucional, el más alto tribunal del país.

Asuntos legales

Aquellos descontentos con los rescates han sido rápidos a la hora de acudir a los tribunales para asegurar que el gobierno cumple con el artículo 23.
En septiembre del año pasado el gobierno de Merkel propuso hacer más eficiente el procedimiento con la formación de un comité de nueve miembros del Bundestag que decidiesen en nombre de todo el parlamento.
Pero la Corte no lo tuvo en cuenta. Antes de que los miembros pudiesen sacarle punta a sus lápices o hacer un click en los ratones el comité fue condenado a una especie de ostracismo legal, donde ha permanecido hasta ahora.
Es concebible que pueda resucitar en el momento en que se necesiten urgentes medidas financieras, o medidas que no puedan ser reveladas a los mercados, lo que parece poco probable.
Así que tiene que ser el parlamento en su totalidad el que tome la decisión, lo que es un inconveniente para el gobierno y deja atadas las manos de Merkel.
Así se planeó cuando se redactó la constitución alemana tras la guerra, momento en el cual los estadounidenses tuvieron mucho peso en lo que fue escrito.
Tras los desastrosos resultados de aglutinar demasiado poder en un solo par de manos, los encargados de la nueva constitución pusieron limitaciones al gobierno para que éste no pudiese hacerse con el control absoluto.
La nueva constitución alemana de 1949 consistía en limitar la capacidad de acumulación de poder del gobierno, igual que la constitución de los Estados Unidos.
Limitar poderes significa limitar los poderes de la canciller y de su gobierno. Significa que debe luchar por llevar adelante las medidas de rescate en el Bundestag. Debe haber, en definitiva, un tira y afloja en un parlamento de coaliciones.

Austeridad más rápida

Merkel quiere tener el pacto fiscal aprobado antes del parón del verano. Esto es lo acordado por 25 de los 27 miembros de la Unión Europea con el fin de controlar la deuda de los gobiernos. Pero para obtener los votos de los opositores del SPD en el parlamento Merkel tuvo que prometerles un impuesto a las transacciones financieras.
La canciller necesita al SPD porque incluso su propio partido se está empezando a cansar de los rescates.
Cuando el ministro de Exteriores alemán Guido Westerwelle insinuó que las condiciones para Grecia podrían flexibilizarse, Volker Kauder, el líder del grupo parlamentario conservador, lo contradijo rotundamente, asegurando que, si acaso, Grecia debía implementar las medidas de austeridad con una mayor rapidez.
"Sería apropiado si el nuevo gobierno dijese: 'Está bien, intentaremos compensar por el tiempo perdido'", señaló Kauder. "El nuevo gobierno podría, por ejemplo, intentar acelerar la privatización de activos del estado."
Volker Kauder es uno de los miembros del Bundestag con un estilo más directo, y en un momento hasta llegó a decir que toda Europa hablaba alemán, pero no está solo en su escepticismo. Existe una gran discusión en Berlín sobre cuáles serían los números si los rescates resultan en una catástrofe.
Un estimación de una respetable firma de investigación económica alemana señala que la bancarrota de Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y España le costaría a Alemania US$ 900.000 millones si el euro sobreviviese y bastante más si no lo hiciera. Esto suma un aterrador 40% del PIB. Figuras aterradoras provocan legisladores aterrados.
Así que Merkel está rodeada de aterrados legisladores, incluyendo a algunos de su propio partido, y encima tiene a la Corte Constitucional vigilándola de cerca.
El ministro de Finanzas del país, Wolfgang Shaeuble, dijo a la Corte que a veces las cosas necesitan ser decididas de forma rápida y en secreto. "Cuando los mercados reaccionan lo hacen de forma excesiva, y entonces hay pánico."
Pero el presidente de la Corte, Andreas Vosskuhle, no está de acuerdo.
"Las reglas constitucionales del juego deben mantenerse incluso en tiempos difíciles", aseguró.
"El proverbio 'la necesidad no conoce ley' ha traído suerte durante un corto plazo."                    

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