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2012/05/25

Lo que pasa después de una nacionalización


Fue una imagen que le dio la vuelta al mundo. El pasado Día Internacional de los Trabajadores, el presidente Evo Morales, con un casco blanco y tras un cartel pintado con la bandera boliviana y la indígena, retomó en un acto simbólico su tradición de nacionalizar empresas en esa fecha al expropiar la subsidiaria de Red Eléctrica de España (REE).
Ese día, la televisión estatal mostró la sede principal de la compañía española rodeada por tropas armadas. Probablemente, en esta ocasión la escena tuvo más repercusión por producirse semanas después de que Argentina decidiera tomar el control accionario de la petrolera YPF, subsidiaria de la española Repsol. Pero para la mayoría de los bolivianos, el evento no fue una novedad.

No existe una cifra oficial sobre el número de empresas estatizadas durante los seis años de gobierno de Morales. Pero entre ellas se encuentran filiales de la minera suiza Glencore, la petrolera británica BP y la eléctrica francesa GDF Suez.

Cuando se nacionaliza una empresa

La Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL), nacionalizada en 2008, entra bajo la nueva política boliviana de "recuperar los recursos naturales y las empresas estratégicas de la economía".
clic Lea: El gobierno español califica de negativa la expropiación en Bolivia
Ahora, en el edificio principal de la empresa, la mayoría de los cargos son ocupados por caras nuevas, y donde estaba izada una bandera de Telecom Italia, ondea una de Bolivia.

Cuando estaba en manos italianas, Entel fue la primera telefónica del país en ofrecer la tecnología celular GSM, el teléfono BlackBerry y la conexión inalámbrica WiFi. Pero ahora, las primicias llegan al país con la competencia. Las tecnologías 3G, 4G, internet de alta velocidad y hasta el iPhone 4S fueron promocionadas primero por compañías extranjeras.
Sin embargo, Guillermo Soliz, Gerente de Planificación de Entel, le dijo a BBC Mundo que desde la nacionalización, "se han invertido $US 282 millones" en su mayoría "para recuperar el retraso en el área rural, pero también para recuperar el liderazgo tecnológico".
"Las telecomunicaciones a partir de la nueva constitución son un servicio básico que debe ser de acceso universal" y la empresa "va más allá de los objetivos que tiene una sociedad privada", señaló Soliz.
En cambio, Eddy Poma, técnico de televisión que ha utilizado los servicios de la empresa por más de 10 años, tiene otros recuerdos y dice que su rutina al trabajar con la compañía ha cambiado.
"Nos dotaban desde el tipo de calzados que debíamos usar hasta calzonetas para protegernos de ciertos grados de radiación", recuerda Poma, quien ahora indica que una de sus nuevas tareas es "sostener el conector de señales en la entrada de los equipos que están gastados por el exceso de uso".

Resultados de una tradición

Desde que el presidente Morales empezó a nacionalizar empresas, uno de los mayores ingresos del Estado proviene del sector energético. En ese periodo, el precio del petróleo y gas que exporta Bolivia a vecinos como Argentina y Brasil prácticamente se ha triplicado.

Según Carlos Miranda, exministro de Energía e Hidrocarburos, "esta tradición ha sido un éxito político y económico para Morales, ya que ha coincidido con el aumento de los precios de los recursos naturales". Sin embargo, lamenta que "la exploración de hidrocarburos ha caído prácticamente a cero".
Pero para el analista político Hugo Moldiz, los opositores del mandatario boliviano buscan "excusas" para descalificar el proceso de nacionalización que ha permitido la "distribución de la riqueza".
El gobierno de Morales destina parte de los ingresos petroleros a la entrega de bonos para estudiantes de escuelas públicas, embarazadas, jubilados y empleados públicos.
"Puede no significar nada para quienes nunca han tenido limitaciones, pero puede significar la diferencia entre la vida y la muerte por ejemplo para un anciano que recibe 250 bolivianos ($US 36) al año y que le permite un alimento diario".

Desafíos

En este momento el gobierno boliviano enfrenta cuatro demandas por compensación en tribunales internacionales. La última fue iniciada en marzo por la empresa británica Rurelec por más de US$142 millones.
Además, la Fundación Milenio, un centro de estudios privado, estima que Bolivia tiene que pagar cerca de US$1,000 millones a empresas extranjeras por las últimas estatizaciones. Y varios analistas creen que eso crea un ambiente de inseguridad jurídica y ahuyenta el capital externo.
Pero en un reciente editorial, Luis Alberto Arce, ministro de Finanzas, dijo que "las nacionalizaciones no han tenido un impacto negativo en la inversión extranjera", sino que "más bien han aumentado considerablemente". Datos del Banco Central de Bolivia muestran que en 2005 esa cifra fue negativa en US$291 millones, pero el año pasado alcanzó los US$859 millones.
Mientras tanto, el presidente Morales trata de trazar una nueva línea con las empresas extranjeras que invierten en el país. En ese sentido, suele repetir que "Bolivia necesita socios y no dueños" y en los últimos meses, expresó su interés de asociarse con Ecopetrol, la estatal petrolera colombiana, y aumentar los convenios de exploración con la española Repsol.



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