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2012/05/31

Grooveshark lanza Beluga, una base de datos sobre los fans de la música


Caviar para los responsables de marketing de los artistas musicales. O no. Grooveshark acaba de lanzar Beluga, una base de datos abierta que pone a disposición de quien quiera toda la información que el servicio de música vía streaming alternativo a Spotify ha recopilado desde el 2007 sobre sus usuarios, que suman más de 20 millones. Desde su edad hasta si tienen hipoteca, depósitos u otros productos financieros, pasando por datos más curiosos como qué sistema usan para depilarse.
Los datos, que incluyen información demográfica, socioeconómica, de compra de productos y hábitos musicales, se han conseguido mediante encuestas realizadas a los usuarios a cambio de puntos para pasarse gratis al servicio premium -lo que seguramente pone en entredicho algunos resultados-, y a través del análisis de los logs (archivo-registro de eventos) de lo que escuchan en la página web. En este sentido, la página puntualiza que los archivos son totalmente anónimos y que usa técnicas estadísticas para relacionarlos con otros datos.
Así, por ejemplo, según Beluga, los fans de Bruce Springsteen, que estuvo hace poco en Barcelona, son mayores de 45 años, se medican para combatir el dolor, compran música en tiendas tradicionales, se conectan vía UMTS o 3G en casa, usan LinkedIn y Yahoo, ven televisión de pago y tienen de tres a cinco tarjetas de crédito y dos perros.
En cambio, Lady Gaga gusta a las chicas de 18 a 24 años, que viven en casa de sus padres, gastan menos a causa de la crisis económica, se conectan a las redes sociales pero no tienen apps musicales en su teléfono móvil.
¿Caricaturas de perfiles o una oportunidad para que los artistas ofrezcan productos más enfocados a sus fans? Josh Greenberg, cofundador de Grooveshark, asegura que analizando los datos de Beluga, un músico puede rediseñar sus giras, construir una nueva relación con sus fans y, en definitiva, “llevar su carrera a otro nivel”.
Más marketing. Que los artistas exploten los datos es complicado. Que lo hagan marcas o compañías que quieran relacionarse con estos mismos artistas es más factible, a pesar del sesgo de según qué información y de su acotación geográfica.
Sea como sea, a Grooveshark el invento le viene bien para reflotar o incluso reorientar el negocio, seriamente tocado por la denuncia interpuesta a principios de año por varias majors y artistas como Pink Floyd o Kim Crimson por violación de copyright, lo que también le ha impedido convertirse en app para iPhone o Android y estar en Facebook. El caso está en los tribunales. Mientras, Grooveshark se mueve. De hecho, en el mismo Beluga se anuncia discretamente que está preparando una nueva plataforma para artistas.

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