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2012/02/10

Luces y sombras del acuerdo millonario de los bancos en Estados Unidos

Tras el anuncio del pacto millonario alcanzado entre la justicia estadounidense y cinco grandes bancos del país para cerrar el escándalo de los embargos hipotecarios, los elogios y las críticas se reparten.
Los estadounidenses despertaron este jueves con una importante noticia económica: los cinco mayores bancos del país acordaron pagar US$26.000 millones como compensación por malas prácticas en la ejecución de embargos hipotecarios entre septiembre de 2008 y diciembre de 2011.
Los abusos ocurrieron tras la explosión hace cinco años de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos. Muchas empresas que ejecutaron embargos automáticos - u órdenes de reposesión - no verificaron la documentación correspondiente.

Algunos empleados firmaron papeles que no habían leído o incluso utilizaron firmas falsas para acelerar los procesos, una acción que se conoce como "robo-signing" o "firma automática".

Escepticismo y reconocimiento

En aparición ante la prensa, un eufórico Barack Obama subrayó que el acuerdo hace justicia para todos aquellos ciudadanos que se vieron desposeídos de sus viviendas de forma fraudulenta.
"Muchas de las compañías que ejecutaron los embargos hipotecarios no le dieron a la gente la posibilidad de luchar por mantener sus casas", dijo el presidente estadounidense. "En muchos casos ni siquiera verificaron que las ejecuciones hipotecarias fueran legítimas", añadió.
Sin embargo, a poca gente se le escapa el momento en que se presenta la noticia: en año electoral y pocos días después de que los buenos índices económicos le dieran cierto respiro al presidente Obama.
Más allá de si el acuerdo es un acto electoralista o no, los más escépticos añaden que la cantidad lograda no es lo suficientemente elevada y que no servirá para reparar el daño causado a millones de propietarios de vivienda, que aún arrastran las consecuencias de los abusos inmobiliarios.

Por su parte, el fiscal general de EE.UU., Eric Holder, dijo que el acuerdo representa el "último paso para enderezar los errores que condujeron al colapso del mercado inmobiliario de nuestro país y la crisis económica".
A mitad de camino entre los más optimistas y los más críticos se sitúa todo un grupo de analistas que reconocen que el pacto es un paso adelante, y por tanto es una buena noticia, pero no lo ven como algo definitivo.
"Es un paso en la dirección adecuada", dijo Ira Rheingold, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Abogados de los Consumidores, "pero no nos engañemos, queda muchísimo por hacer".

Bancos beneficiados

La periodista de la BBC, Caroline Hepker, explica desde Nueva York que la importancia de este acuerdo radica en que favorecerá al menos a dos millones de hogares estadounidenses y podría ayudar a que se redefinan las prácticas de préstamos hipotecarios.
Pero Hepker advierte que el acuerdo está lejos de resolver todos los problemas de la vivienda en EE.UU. y algunos expertos dicen que puede ser de más ayuda para los bancos que para los ciudadanos que hacen frente a sus pagos hipotecarios cada mes.
En primer lugar, los bancos habrán superado el escándalo sin que haya una investigación más profunda sobre malas prácticas. El impacto económico no será tan grande para ellos puesto que ya habían reservado dinero para pagar lo convenido.
Además, es improbable que los hipotecados que perdieron sus casas por embargos erróneos las reciban de vuelta.
Y este convenio no ayuda a uno de cada cuatro deudores que están sufriendo los efectos de un valor de la propiedad negativo (sus casas valen menos de lo que cuesta la hipoteca) y tampoco a quienes han seguido pagando sus hipotecas a tiempo.
Sin olvidar que, gracias a este acuerdo, los cinco bancos evitarán incontables procesos en la justicia civil.

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