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2012/02/10

El rostro del desempleo en España

Es la primera vez en la historia que España supera los cinco millones de desempleados, 5.273.600 personas sin trabajo, el 22,85% de la población activa. Y no hay visos de que esta cifra disminuya en 2012, al contrario, se empieza a estimar que pueden llegar a ser hasta 6.000.000.
La última Encuesta de Población Activa ha puesto de relieve el retrato de la persona desempleada en España. Estas cifras tienen rostro, BBC Mundo ha hablado con algunos de los afectados.

"Si antes era difícil, ahora es imposible"

María Luisa García Fajardo cumple con las características más extremas del desempleado español. Es mujer, tiene 37 años, trabajaba en el sector de la construcción manejando una grúa, en una empresa privada, lleva dos años buscando empleo y reside en Andalucía.

"Ahora busco trabajo hasta de extra para películas, de limpieza, de teleoperadora, de lo que sea, me da igual que sea un trabajo muy duro", cuenta con angustia. Confiesa que echa a la semana entre 70 y 80 currículums. "Pero no me llaman ni siquiera para una entrevista", comenta.
Trabajó seis años con la grúa, durante la época del boom inmobiliario, y se compró una vivienda en la que ahora no puede residir. "Me he tenido que volver a vivir a casa de mis padres para alquilar mi piso y con ese dinero pagar la hipoteca que le debo al banco", cuenta.
"Esto supone pasar de tener una vida casi solucionada a perder de nuevo toda mi independencia, y sino tuviera a nadie de alquiler, el banco me quitaría la casa", detalla.
Antes del boom inmobiliario, María Luisa se graduó como Técnico superior de Nutrición. "Pero no encontraba empleo, tenía que montar mi propia clínica privada como nutricionista, y no tenía dinero. Por eso me saqué el carnet de gruista", explica.
Ella se define como una mujer fuerte y valiente, que es lo que hace falta para trabajar en la construcción, un sector ocupado principalmente por hombres. "Hubo empresas que no me contrataban por ser mujer, me llegaron a decir que yo lo que tenía que hacer era fregar los platos, que no iba a quitarle un puesto a un hombre", recuerda.

"Si antes era difícil, ahora es imposible", dice. Porque aún con la dificultad, ella consiguió trabajar los años de boom inmobiliario. "Demostraba a mis compañeros que hacía bien mi trabajo, y me gané el respeto de todos ellos", cuenta. Esa fuerza es la que le hace levantarse cada mañana para salir a buscar su próximo empleo.
Desayuna y emprende un nuevo día con los currículums en papel y en la mano, para entregarlos personalmente. "Para ahorrar en gasolina, si puedo, voy andando a las empresas, si no, utilizo el transporte público, y como última opción voy en coche", detalla.
Otra alternativa es pasar el día frente a la computadora, buscando ofertas por internet.
"Miro también todo lo que sale en Madrid, en Barcelona, en Galicia, por toda España, pero todavía no he visto nada", cuenta. En estos dos años sólo ha encontrado un empleo por dos meses y como monitora de nutrición.
"Mi día continúa buscando cursos de formación o estudiando, para ampliar mi currículum. Ya tengo el título de Auxiliar de clínica y el carnet para manejar carretillas elevadoras. Pero ni así encuentro".
María Luisa se considera de todas formas una afortunada por haber contado con el cobijo de sus padres. "Tengo compañeros en situaciones horribles, con toda la familia desempleada. Dentro de lo que cabe, yo me siento una privilegiada", concluye.

"Toda mi familia está desempleada"

"Mi mujer y mi hijo dependen de un sueldo que ya no tengo", dice José Romero Moreno, andaluz de 52 años. Forma parte de una de las más de 1.500 familias españolas con todos sus miembros desempleados. Llevaba 25 años trabajando en la construcción, pero en marzo hará un año que está desempleado.
"De momento cobro la prestación por desempleo, y espero encontrar algo antes de que se me acabe, sino, no sé cómo nos vamos a mantener, será un problema enorme", detalla.
"Además, para mí, tener 52 años es un problema añadido, las empresas no valoran la experiencia, te ven como una persona mayor", considera. En este año ha aprovechado para estudiar el carnet de transportista de mercancías peligrosas.
"Lo hago también por sentirme ocupado, porque en el fondo sé que es difícil, esta situación empieza a tocar la moral, estás desmotivado, pierdes la autoestima, no ves el final del túnel, es todo negro. Pero soy una persona activa y espero encontrar algo", subraya.

"Vi una oferta de maquillador de difuntos"

"Hemos detectado que hay una bolsa de empleo en Canarias para ser maquillador de difuntos, y también hay algunas opciones en la agricultura", cuenta Jesús Saura, canario de 43 años.

Él junto a otros 30 desempleados más de larga duración han creado un colectivo para buscar salidas juntos. "Llevo seis meses sin prestación por desempleo y nos mantenemos mi hija, mi nieta y yo con el sueldo de mi mujer, que es auxiliar de clínica", cuenta Saura.
"Nosotros no vivimos, nosotros sobrevivimos. No podemos con los gastos cotidianos, con la hipoteca, la letra del coche...", lamenta Saura.
Su último trabajo fue de transportista, y estuvo más de diez trabajando en un bingo, un sector ligado al de la hostelería y el turismo. "Antes era muy fácil encontrar en Canarias un trabajo en ese campo, pero los empresarios se han aprovechado de la coyuntura, y no contratan a nadie", explica.
No es capaz de calcular la cantidad de currículums que ha presentado por internet y presencialmente. "Pero después de un año buscando trabajo, ya no echo más", dice. "Ahora tengo la esperanza de poder encontrar algo por medio del colectivo, unidos se nos pueden abrir más puertas".

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