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2011/11/25

La mujer que revolucionó a Darwin

Lynn Margulis fue muy precoz. A los 20 años ya se había licenciado en la Universidad de Chicago y antes de cumplir los 30 ya había publicado Origin of Mitosing Cells, un artículo que quebró axiomas básicos de los herederos de Darwin. También su muerte ha sido prematura. Le sorprendió el martes a los 73 años, "mientras dormía, en casa y rodeada de su familia", según comentó en Facebook su hijo Dorion, fruto de su temprano matrimonio con el conocido divulgador, ya fallecido, Carl Sagan.
En el citado artículo, la joven Margulis propuso algo tan heterodoxo como que las células con núcleo (eucariotas), que conforman a todos los seres pluricelulares, proceden de la progresiva fusión de diferentes tipos de bacterias. Dicho de otra manera, que las mitocondrias (las fábricas de energía de las células con núcleo) y los cloroplastos (los orgánulos de las plantas que transforman la energía solar en química) son los herederos de esas viejas bacterias.
La ciencia establecida ninguneó la teoría durante años, hasta que los análisis genéticos demostraron que, efectivamente, los restos genéticos de los actuales corpúsculos celulares se corresponden con determinados tipos de bacterias. Y, hoy en día, los libros de texto recogen el origen simbiótico de la célula eucariota, una propuesta que Margulis siempre ha querido compartir con varios científicos rusos de los años veinte, a quienes nadie hizo caso.
Para hacerse una idea de lo que supone esta teoría, basta recordar que quienes se consideran herederos de Darwin establecen que el proceso de selección natural sólo actúa sobre individuos que han sufrido una mutación genética.Para ellos, la evolución se manifiesta en pequeñas variaciones sucesivas hasta que los cambios son de tal magnitud queoriginan una nueva especie.
Margulis, por el contrario, demostró que el paso más importante dado por la evolución desde el origen mismo de la vida, el nacimiento de la célula con núcleo, no se dio a base de mutaciones, sino por absor-ción de genomas enteros.
Este proceso lo denominó Margulis simbiogénesis y lo consideró en la base de la aparición de las nuevas especies, algo que rechaza la ortodoxia neodarwinista. "La fuente principal de variación hereditaria no es la mutación aleatoria, sino que la variación importante transmitida, que conduce a la novedad evolutiva, procede de la adquisición de genomas. Conjuntos enteros de genes, e incluso organismos completos con su propio genoma,son asimilados e incorporados por otros", explicaba en Captando genomas, una obra reciente de divulgación.
Margulis era una convencida de que la vida es sobre todo el fruto de la cooperación, no de la competencia. ¿Sabías que el estómago de las vacas no es capaz de digerir la hierba que comen?, preguntaba a quienes seguían insistiendo en aquello de la lucha por la vida. Y explicaba que son las bacterias que habitan ese estómago, formando un conjunto simbiótico con la vaca, las que metabolizan la celulosa y permiten que el animal viva.
También apoyó la hipótesis de Gaia de James Lovelock, según la cual la Tierra se autorregula como si fuera un organismo, de tal manera que los seres vivos modifican el entorno físico para facilitar que la vida prosiga. Uno de los ejemplos claros de interrelación de la biología y la geología es la abundancia de oxígeno en la atmósfera. Este gas era escaso hasta que las cianobacterias (precursoras de los cloroplastos de las plantas) generaron cantidades ingentes, lo que permitió la aparición de bacterias que lo usaron en su metabolismo y, 2.000 millones de años más tarde, permite la existencia de la especie humana.
Margulis luchó hasta el final por demostrar que sus ideas son las que encajan con la realidad. Aunque sean heterodoxas.

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