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2011/09/23

¿Podrá Apple sobrevivir sin la presencia diaria de Steve Jobs?


Que Steve Jobs se aleje de Apple es una noticia reiterada. Fue ya en las épocas más oscuras cuando el propio fundador fue "despedido" de la empresa que había creado.
Su retorno -casi como el de Aragorn en "El Señor de los Anillos"- devolvió fuerzas a la marca y la llevó a espacios nunca antes imaginados.
Su reciente renuncia como CEO de Apple, por motivos de enfermedad, definió que la empresa quede a cargo Tim Cook, hasta ahora el jefe de operaciones del grupo.
El mundo de los negocios se cuestiona sobre qué va a pasar con la empresa, pero lo cierto es que esto no significa ningún cambio -el propio Jobs lo señaló-, sino sólo el fin de un proceso previsible de acuerdo a los sucesos de los últimos años.
Por ese motivo el impacto en los mercados fue casi nulo: la variación del precio de las acciones fue de solamente el 1 ó 1,5%, y rápidamente se recuperó. Apple sigue siendo la compañía tecnólogica mejor valuada del mundo.
Que Apple nació como una creación de Jobs (y de Steve Wozniak) es una realidad, y que a lo largo de distintas etapas su visión fue determinante.
Por ejemplo, su convicción acerca del impacto que podía tener la computadora como una herramienta personal se transmitió en la creación de la empresa, y  revolucionó el mundo.
La segunda vuelta de tuerca fue el lanzamiento de Macintosh en 1984, algo que resultó fundacional porque por primera vez un usuario "común" podía utilizar computadoras, sin la necesidad de tener conocimientos especializados, saber programación o abordar una capacitación compleja.
Un año después Jobs se fue de la empresa a raiz de un conflicto entre su visión del negocio (que en ese momento no generaba réditos) y la que tenía la dirección corporativa de Apple.
Sin embargo, mientras duro su ausencia la compañía tuvo pérdidas por más de u$s1.800 millones, y Jobs volvió en 1997 como presidente ejecutivo provisional.
La tercera revolución es la que estamos viviendo ahora, con la iPad y toda una generación de productos tan avanzados, que cualquier usuario de cualquier edad y de cualquier parte del mundo puede utilizarlos, sin necesidad de tener ningún conocimiento técnico.  Se trata de toda una generación de productos multilenguaje que usan la biomecánica humana.
Con la nueva era Jobs, Apple lanzó el iPod, abrió la tienda iTunes Store, presentó el iPhone y el año pasado comenzó a vender la iPad.
Esta revolución, la tercera, es la que estamos viviendo ahora: donde no tenemos computadoras personales ni teléfonos -descripciones que ya quedaron obsoletas- sino productos tecnológicos integrados en un ambiente.
Ya nadie pone en dudas que la visión de Jobs produce réditos. La empresa es hoy una de las más valiosas del mundo; pero sin dudas, su mayor contribución fue haber establecido ese ecosistema y esa "forma Apple de trabajar". Algo que va a permanecer, quienquiera que dirija la compañía.

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