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2011/08/26

Ver con las manos

Tocar vale más que mil palabras. Así lo sienten ocho de los 18 ciegos que probaron el dispositivo táctil creado por un grupo de 13 investigadores (médicos, ingenieros y psicólogos) de la Universidad Complutense de Madrid. El producto, en el que ya se han invertido 1.460.000 euros, estará en el mercado en seis meses y costará entre 2.000 y 3.000 euros. Unos 80.000 ciegos españoles y más de 40 millones en el mundo podrán beneficiarse.

Se trata de unas gafas de sol y un estimulador táctil similar a una cajita del tamaño de la palma de la mano, que pesa 200 gramos. En medio de las gafas hay una microcámara con un chip. Este transmite las imágenes al estimulador, que está cubierto de bolitas que se levantan coordinadamente, produciendo un relieve que, sobre la palma de la mano, emula las siluetas captadas por la grabadora. "Evoco las imágenes, las veo simplificadas y en blanco y negro, como si me las dibujaran sobre una pizarra", describe Enrique, de 52 años, uno de los invidentes que participa en el estudio desde su inicio.
La idea surgió hace 15 años en un bar, entre amigos. Un ciego tropezó contra las personas correctas; ingenieros y neurocientíficos. El pequeño incidente los incentivó a buscar una solución. "A partir de ahí, todo fue sufrir", bromea el ingeniero Ramón Nogales. "Se puede decir que fueron 12 años de fracasos y tres de éxitos pero la persistencia ha dado sus frutos", cuenta.
Todos los objetivos se cumplieron. Los ciegos pueden reconocer objetos a ocho o 10 metros de distancia y el 40% siente que ve cuando recibe el estímulo táctil mientras que el 100% (incluidos un grupo de 10 videntes) reconoce los objetos a través del dispositivo. Gracias a esta nueva herramienta, las personas que padecen problemas severos de visión pueden ahora calcular la distancia a la que se encuentran los objetos aunque la percepción todavía no incluye colores y volúmenes. "En la calle es fantástico porque detecta cosas que el bastón no, como los toldos. Por eso hay muchas personas ciegas con marcas en la frente", subraya Enrique con humor. "Al principio era un poco escéptico, pero pasé de sentir cosquillas en la mano a delimitar la costa de Galicia, donde vivo", cuenta fascinado por las posibilidades que le abre el dispositivo. El objetivo a largo plazo es, según el investigador Tomás Ortiz, "reemplazar al bastón y a los perros guía".
David, de 34 años, perdió la visión a los 12. Aclara que la potencialidad del dispositivo depende en parte de la experiencia previa de cada uno. "Ahora, por ejemplo, me cuesta más identificar un Renault Scénic que un Nevada, que era el que yo tenía", explica. Enrique está de acuerdo. "La primera vez que me mostraron un autobús, dije que era una radio".
Una vez se disponga del dispositivo -diseñado con la ayuda de la Comunidad de Madrid, la Fundación Esther Koplowitz, el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y la Fundación Mutua Madrileña- es necesario entrenarse unos meses. Por eso, el producto, comercializado por ViTact, se venderá con una guía. Cuando el sensor ya esté en el mercado, el mismo bar los estará esperando para celebrar el incidente que se convirtió en éxito.

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