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2011/08/26

Tim Cook, el jefe de máquinas, coge el timón


La sospecha de que la impronta creativa de Apple se pierda es alarmante, ahora que se ha nombrado CEO al hasta ahora director general de operaciones, Tim Cook. Jobs y él tienen perfiles completamente distintos. "Steve es la cara de Apple y está muy involucrado en el desarrollo de nuevos productos, mientras que Tim es el responsable de convertir los planos en dinero", comentaba el exdirectivo de Apple Michael Janes a la revista Wired en 2009. Frente al ímpetu revolucionario del cofundador, a Cook se le atribuye el perfeccionamiento de la cadena de distribución y el inicio de relaciones con otros fabricantes. Este ingeniero industrial por la Universidad de Auburn, Alabama, fichó por Apple en 1998 tras su paso por Compaq e IBM. Jobs peleó por su contratación y le dio confianza plena. De 2001 a 2010, las ventas se multiplicaron por 12, hasta los 48.377 millones de euros. Quienes tratan con Cook, de 50 años, le definen como frío y riguroso. Distante, extremamente tímido y sin interés por la gente. Su obsesión por el trabajo le lleva a telefonear los domingos a sus empleados para preparar la semana, pero su temperamento es tranquilo y jamás alza la voz. La revista Fortune reveló en 2008 los pocos detalles personales que se conocen: "Solterón de oro, vive en una casa alquilada en Palo Alto (California) y desprecia la ostentación pese a haber vendido acciones del grupo por valor de más de 100 millones de dólares a lo largo de los años". Sus aficiones más allá de Apple son el ciclismo, las escapadas campestres y los partidos de fútbol americano de su equipo, el Auburn.
Su oficina está decorada con todo tipo de parafernalia de su ciudad de origen y exhibe las fotografías de su cantante favorito, Bob Dylan, y de su ídolo político, Robert F. Kennedy. Irónicamente, se registró por el Partido Republicano cuando vivía en Carolina del Norte, aunque después donó fondos para la campaña electoral de Obama. En salario, Cook se lleva el mordisco más grande de la manzana: 667.000 euros anuales frente al dólar simbólico de Jobs.
Su compensación, incluyendo bonus, acciones restringidas y otras concesiones, alcanzó el año pasado los 43,7 millones de euros.

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