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2011/08/05

«Google, por favor, contrátame»

En tiempos de crisis la creatividad para encontrar un empleo se afina, y si además están por medio las redes sociales, se multiplica por cinco. Es pura ley de supervivencia darwiniana aplicada al mercado laboral: las relaciones interpersonales son cada vez más anónimas, muchos seres humanos poseen los mismos atributos (formación, experiencia, aspiraciones...) y tienden a ser vistos como números iguales, por lo que la única salida que tiene un individuo para salir adelante es diferenciarse y mostrarse de modo distinto, único e irrepetible. Estas son las bases del «personal branding», o en cristiano, «marca personal», un concepto del que nos gustaría hablar hoy a través de un par de ejemplos encontrados en la red.
El primero de ellos tiene como protagonista a Matthew Epstein, un profesional del sector tecnológico cuyo sueño por trabajar en la empresa Google, le ha llevado a desarrollar una auténtica estrategia de marketing en medios sociales que ha dado la vuelta al mundo. Para ello, tal y como leemos en la bitácora «Genbeta" creó el sitio web Googlepleasehire.me (Google, por favor, contrátame) con un diseño que simula los elementos coporativos de los de Palo Alto. Allí mismo ha colgado un vídeo tan ingenioso como divertido en el que muestra sus habilidades para ser contratado como Product Manager en la compañía, así como su currilum vítae, varias recomendaciones laborales y un botón para ser contactado. Una coordinada y estudiada dinamización de la idea en plataformas como Facebook y Twitter han hecho nacer el milagro llamado viralidad y los resultados no han tardado en llegar: su vídeo ya tiene cerca de 100.000 reproducciones y responsables de la empresa han mostrado interés en entrevistarle.
Otro caso similar lo protagonizó no hace mucho Alec Brownstein a través de su famoso "Google Job Experiment". Este joven publicitario de Filadelfia que pensó cuál era el camino más corto para llegar a los directivos de una de las mejores agencias de publicidad de Nueva York en la que deseaba trabajar. La respuesta, como siempre, estaba en Google. Se gastó 6 dólares (unos 4,75 euros) para comprar los nombres de los directivos de la compañía en Adwords (el sistema de publicidad del buscador) y llamar la atención de éstos cuando se buscaran así mismos. Simplemente brillante.

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