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2011/08/05

El sueco que preparaba un reactor nuclear en su cocina

Mark Frauenfelder es conocido popularmente en la red por ser cofundador de Boing Boing, una de las bitácoras más importantes del mundo, referente para miles de autores y lectores. Más allá de su faceta bloguera, este ingeniero californiano destaca por ser uno de los padres de la cultura «DIY» (Do It Yourself), aquella que aboga por la autofabricación o reparación de cosas, bien por entretenimiento, por ahorro de dinero o por aprendizaje.
Frauenfelder abrazó la red tan pronto como ésta comenzó a emerger en Estados Unidos y, entre otros proyectos, lanzo «Make», una publicación en papel con versión digital en la que miles de usuarios compartían todo tipo de inventos y artilugios increíbles que ellos mismos habían construído. No tardaron en aparecer muchos proyectos similares y la comunidad en torno al «bricolaje en red» no ha parado de crecer desde entonces.
La historia que os traemos hoy tiene precisamente como protagonista a uno de estos malabaristas del yo me lo guiso yo me lo como. Se trata de Richard, un hombre de 31 años y vecino de la localidad sueca de Ängelholm que desde hace seis meses ha estado trabajando en la construcción de un reactor nuclear casero.
Él mismo se encargó de buscar todos los elementos y herramientas necesarias; para el material radioactivo, por ejemplo, desmontó una alarma de incendios doméstica y también realizó un pedido al extranjero. Invirtió poco más de 600 euros y como buen «e-bricolajero» no dudó en ir contando en un blog cada fase de su lucha por encontrar una nueva fuente de energía para su hogar.
Prácticamente tenía todo acabado cuando tuvo la mejor de todas sus ideas: ponerse en contacto con la Autoridad de Radiación de Suecia para averiguar si era legal fabricar un reactor nuclear en casa. Con habitual templanza nórdica, los funcionarios le respondieron que enviarían a alguien para medir los niveles de radiación y omitieron mencionar que también irían acompañados de la policía para arrestar a nuestro físico nuclear en potencia. Una vez personados los agentes, Richard continuaba dando explicaciones: «Tengo un contador Geiger en casa y no he detectado ningún problema de radiación», declaró al periódico «The Local». La hazaña, por supuesto, no ha tardado en extenderse por la blogosfera, aunque su caso no fue el primero, ni seguro que será el último

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