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2011/07/08

La palabra "impuestos" es tabú para muchos políticos en EE.UU.

Hay un dicho popular en Estados Unidos: "Sólo hay dos cosas de las que podemos estar seguros: la muerte y los impuestos".
El refrán implica que los estadounidenses aceptan que la contribución al fisco nacional es inevitable y, en parte, lo que les permite usufructuar de los beneficios que les brinda su sociedad.

Sin embargo, cuando se debaten medidas económicas cruciales para la estabilidad de la nación o se inicia un período de campaña electoral -como ocurre en ambos casos actualmente- la palabra "impuestos" genera pasiones encontradas entre políticos.
Pero parece inevitable que, en las discusiones que sostiene el presidente Barack Obama con líderes del Congreso para lograr con premura un acuerdo sobre el presupuesto nacional, ese sensible tema tenga que ser abordado y negociado.
El presidente y los legisladores buscan llegar a un acuerdo que le permita al gobierno presentar un presupuesto que pueda ser aprobado en el Congreso antes del 2 de agosto y evitar una cesación de pagos que podría sumir al país en una recesión y generar un caos financiero en el mundo.
Para eso el gobierno solicita subir su línea de crédito por encima de la ya colosal cifra de US$14,3 billones, al tiempo que propone una mezcla de medidas para ahorrar y recaudar dinero.

Recortes vs. recaudo

Los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, concuerdan con la idea de ahorrar dinero a través de recortes y reformas a programas públicos como el Seguro Social, los servicios de salud Medicare y Medicaid, y otros beneficios.

Lo que les queda difícil de aceptar es la creación de nuevos impuestos para reabastecer las arcas del estado, no solo porque el partido siempre se ha inclinado hacia lo opuesto, sino porque políticamente tienen las manos atadas.
"La mayoría de los republicanos, si no todos, han firmado una promesa de no incrementar los impuestos", dijo a BBC Mundo Kevin Hassett, director de política económica del American Enterprise Institute en Washington (AEI).
En el presente ambiente de movimientos que abogan por un menor régimen impositivo y un gobierno más depurado, esa promesa se ha convertido en la prueba crucial para los aspirantes a la candidatura presidencial del Partido Republicano.
"Es como un juramento firmado en sangre que hace mucho más difícil hacer cualquier concesión en una negociación", expresó Hassett.

El experto del AEI reconoce que es un rumbo políticamente peligroso teniendo en cuenta las medidas que adoptaron anteriores presidentes republicanos.
El primer presidente Bush, por ejemplo, tuvo que retractarse de sus famosas palabras: "Lean mis labios, no habrá nuevos impuestos", algo que en opinión de muchos le costó la reelección.
Ronald Reagan, sin duda el más exitoso político republicano de su generación y gran enemigo de los impuestos, tuvo que aumentarlos cuando el déficit creció demasiado.

Lagunas financieras

Lo curioso es que la mayoría de los estadounidenses entiende el problema con el déficit presupuestario y ve el alza de los impuestos como una parte de la solución, señaló Seth Hanlon, director de reformas fiscales del Centro para el Progreso Estadounidense.
"En encuesta tras encuesta la gente escogió subir los impuestos a los más ricos y a las corporaciones, y eliminar las lagunas financieras del código financiero como la mejor manera de atacar el problema", aseguró Hanlon a la BBC.

Entre esas lagunas financieras están las que benefician a la industria de gas y petróleo, a los administradores de fondos de alto riesgo, entre otras y las ahora "tristemente célebres" deducciones de impuestos a los jets corporativos.
Según el analista del Centro para el Progreso Estadounidense, cerrar todas esas fisuras financieras solo afectaría a un número limitado de personas y compañías.
"Un gran número de personas no interpreta el cierre de una laguna financiera especial como un aumento de impuestos, porque no representa mayores impuestos para la mayoría de ellos", añadió.
El problema es, ¿quién define lo que es una laguna financiera?.
Kevin Hassett, del AEI, resalta que los subsidios para instalar paneles solares en casa o para cambiar un automóvil de combustible convencional por un híbrido también crean lagunas financieras que reducen el pago de impuestos.
También apunta al reembolso fiscal que se le hace anualmente a las personas de bajos ingresos, que resultan recibiendo más dinero que el que contribuyeron.

Hilando fino

En este juego de palabras podría encontrarse la solución a la encrucijada política.
Este jueves, el presidente Obama se reunió con los líderes de ambas cámaras del Congreso en lo que, sin duda, fue una franca pero difícil sesión.
Obama declaró que fue una reunión constructiva y que todos habían llegado con un espíritu de concesión. No obstante reconoció que "va a ser doloroso para todas las partes".
Ese dolor podía paliarse adoptando medidas de recaudo sin llamarlas necesariamente un alza de impuestos.
"Si los republicanos se han atado las manos, pienso que podrían con mucho sentido común analizar cómo cerrar algunas lagunas financieras y decir que no son nuevos impuestos", sugirió Seth Hanlon.
Es algo con lo que Kevin Hassett coincide. "Es un arte muy fino el poder distinguir entre lo que es un impuesto, un desembolso fiscal y un gasto del gobierno".
En ese sentido, Hassett cree que hay muchos elementos del código impositivo de estados unidos con los que se puede jugar. Eliminando, por ejemplo, algunos desembolsos fiscales -que es lo mismo que aumentar impuestos- pero nadie tiene por qué llamarlos así.

BBC Mundo

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