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2011/06/08

E3: la convención de videojuegos que "ya no convence a muchos"

En los últimos 17 años la exposición de videojuegos E3 siempre ha sido la plataforma de lanzamiento de grandes éxitos de la industria y novedosas consolas.
Pero algunos creen que el encuentro ya no tiene la relevancia de años anteriores.
La Electronic Entertainment Expo (ese es su nombre completo, que en inglés significa exposición de entretenimiento electrónico), es una conferencia de tres días organizada por la Asociación de Software de Entretenimiento (ESA, por sus siglas en inglés), un organismo de la industria que invita a periodistas, mayoristas y otros sectores vinculados con los videojuegos a tener un primer contacto con nuevos productos de los gigantes de la industria, como Nintendo y Sony.
Unos 45.000 invitados se reunirán este año, a partir del martes, en el Centro de Convenciones de Los Angeles, EE.UU.
Este puede ser un gran año para Nintendo, que se espera presente la nueva versión de la consola Wii (conocida hasta ahora como Proyecto Café).
Otros productos que se mostrarán al mundo serán el juego Call of Duty: Modern Warfare 3 (de Activision), Bioshock Infinite (Irrational Games), The Elder Scrolls V: Skyrim (Bethesda Softwork) y la próxima generación de consola portátil de Sony.

"Caído en desgracia"

Más allá de algunos posibles grandes titulares, hay amantes de los juegos que consideran que la conferencia ya no tiene el mismo peso que en el pasado; creen que la E3 se ha enfocado demasiado en las presentaciones de productos, al tiempo que ha limitado el acceso a los propios jugadores mientras se ha concentrado en satisfacer a especialistas de la industria.
En 2005, casi 70.000 invitados y unos 400 expositores colmaron el centro de exposiciones. En 2006, la cifra de invitados bajó a 60.000.
Pero en 2007 la ESA tomó una decisión radical y redujo a menos de 5.000 el número de visitantes que admitió en el predio de 219.000 metros cuadrados.
"De alguna forma, la E3 ha caído en desgracia con los verdaderos jugadores", dijo Matthew Hurst, un creador de videojuegos, quien es también un consumidor del género.
De hecho, Hurst prefiere otro evento, el Penny Arcade Expo (PAX), que ocurre cada dos años, y está abierto al público. O la feria que tiene lugar en Europa, Gamescom, que él cree que establece una mejor conexión con la comunidad de amantes de los videojuegos.

El rebote

De todos modos, en los últimos años han empezado a surgir indicios de que los organizadores de la E3 la quieren volver más abierta.
Aunque todavía el público general no puede entrar, cada vez es más grande el número de jugadores "normales" que uno puede encontrar allí.
En 2009, la concurrencia al evento volvió a las decenas de miles. Ese año la visitaron 40.000 personas, y en 2011 ESA espera que entre los que visitarán el centro, que también creen que serán decenas de miles, haya gente de 80 países y unas 200 compañías de la industria de los videojuegos.
Pero esto no ha disipado las acusaciones de que la E3 es extravagante y hasta arrogante.
"Es una exhibición de fuerza. Son todos los de la industria, juntos, como diciendo: '¡Ah! Somos la industria de los videojuegos, valemos miles de millones de dólares, vean el impacto que tenemos sobre el mundo'", dijo el editor de videojuegos del sitio Wired.com, Chris Kohler.
"Es como estar dentro de una horrible película de ciencia ficción de altísimo presupuesto".
Pero Kohler admite que si las compañías no montaran un espectáculo tan grande, la conferencia se "sentiría muy lánguida".

"Nirvana para jugadores"

Los organizadores de la E3 creen que el tamaño del evento va en línea con una industria cuyas ganancias no tienen qué envidiarle a las de la música o el cine.
"Esta es su belleza: pone a todos bajo un mismo techo y les da un espacio similar desde el que exhibir sus productos", dijo Richard Taylor, vicepresidente de comunicaciones de ESA.
"Si eres un jugador esto es el nirvana; si sólo te interesa la tecnología, este es el lugar en el que quieres estar; si quieres ver cuál es el futuro del entretenimiento, no hay mejor lugar".
No todos se dejan convencer.
Hurst dijo que será feliz quedándose en Filadelfia, del otro lado de EE.UU., mientras dure la conferencia.
Aunque, confiesa, eso tiene más que ver con el hecho de no haber sido invitado que por una cuestión de principios: "Imagino que si me hubieran invitado habría ido. Realmente quiero ver qué pasa con Nintendo".

BBC Mundo

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