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2010/09/24

La imagen también es 'software'

El Pais

¿El número de píxeles?, ¿El sensor? ¿El tamaño de la pantalla? Nada de eso, se trata del software.
El domingo se cierra Photokina, la feria alemana dedicada a la imagen más importante del mundo. Y la principales enseñanzas de esta edición es que lo que valía hace dos años no vale hoy, que reyes de antaño pueden hasta desaparecer, que se diluye la frontera entre el vídeo y la foto, entre el fotógrafo profesional y el aficionado, que la competencia más fuerte no es entre las marcas del sector, sino que llega de fuera, con los móviles, y que al igual que ocurrió con ellos, el software es un elemento fundamental del aparato. El software, las aplicaciones que proporciona, decantarán cada vez más, como lo ha hecho con el teléfono, la compra de una o de otra cámara, incluso, lo que es más importante para esta industria, la compra de una nueva cámara o de seguir tirando con el smartphone. Ah!, y todo eso, en un buen año para la imagen digital, tras el año horroroso de 2009.
Económicamente, el año es bueno. En la primera mitad industria va a ingresar un 29% más, incluso en España crece un 5%, algo es algo.
Desglosando los números, dejan de ser tan fríos porque se ven las tendencias del consumidor: la venta de tarjetas cae en general, pero suben las de más capacidad, sin duda por la influencia del registro de vídeos; también cae la venta de marcos digitales, pero suben los de más capacidad, y lo mismo ocurre con las cámaras fotográficas, donde el teléfono móvil depredador parece haberse comido al sector más bajo de estos aparatos.
Las novedades más importantes presentadas en Photokina van dirigidas al aficionado de peso, a él se destinan las cámaras con lentes intercambiables, que han explosionado este año, con media docena de modelos. También se piensa en ese aficionado caprichoso con el lanzamiento de las cámaras 3D. Están en todas partes, como si la tendencia televisiva y cinematográfica hubiese invadido a la fotografía, pero las gafas, y el precio, son de momento una rémora.

Cámaras para todos

La fotografía fija, única y tradicional, es la base, pero hay que renovarla continuamente o ampliar mercados. Prácticamente en todos los hogares del mundo desarrollado hay una o dos cámaras, y además se van renovando a los dos o tres años. Pero el nuevo mercado se llama China, donde se vende el 10%, sólo por detrás de Estados Unidos.
Otro factor importante es la facilidad de uso. La batalla del número de píxeles, ya se ha abandonado, da igual 12 que 14; también la del tamaño de pantalla, una vez que ronda las 3 pulgadas. Ahora es tiempo de aplicaciones, del software que lleva la cámara.
La fotografía correcta ya no es fruto de conocer a fondo la cámara y la sensibilidad de la película, ahora basta con encuadrar y apretar el disparador; del resto se encarga la máquina. A veces hay que decirle cómo nos gustaría el resultado final, pero en otras ocasiones ya lo adivina. El proceso digital ha llegado a tales extremos que incluso una fotografía fallida se puede recuperar con éxito en el ordenador.
Tampoco se habla del objetivo, otra parte fundamental del proceso. Ahora se habla del procesador de la cámara, de la capacidad de transmisión wifi, de geolocalización, de estabilizadores de disparo, de sensibilidades con rangos ISO que desconocíamos por imposibles, de detectores de rostros que además los archivan con nombre y apellidos.
La llegada de la fotografía digital acabó con el laboratorio, pero las nuevas cámaras cargadas de programas -una estrategia para diferenciarse de la cámara del teléfono- llevan camino de arrinconar otras tareas; para qué editores gráficos si la cámara incluye programas de edición cada día más completos; para qué documentar, si la cámara identifica la fecha y el lugar donde se disparó, amén de los que salen en la imagen gracias al programa de reconocimiento de caras.
La revolución de la imagen arrampla con todo; se come a sus propios hijos, a sus propios creadores, como Kodak, en la feria una pálida imagen de lo que fue.Sony es hoy el segundo fabricante de cámaras, por delante de la clásica Nikon y solo por detrás de Canon; Samsung es cuarta, Panasonic, quinta. Parece que estamos hablando del mercado de televisores, pero no, es el nuevo panorama de la imagen digital.

Pensando en las redes sociales

En Photokina se habla de Flickr o de Facebook como si fueran un fabricante más. Y es que se fabrica en función de Internet y, más concretamente, de sus redes sociales. Las cámaras de fotos contienen programas para enviar a Internet, o si no sus accesorios, como la tarjeta Eye-Fi (unos 30 euros la de 4 gigas), que gracias a su wifi incluido descarga las imágenes en Flickr, Picasa, Facebook y otras redes sociales.
El éxito de videocámaras monofunción como la Flip (comprada hace un año por Cisco por 590 millones de dólares), aparte de confirmar la entrada en la industria de gente ajena, demuestra el gancho de estas cámaras cuyo principal enchufe es un USB para meterlo en el ordenador y saltar directamente a YouTube. Las cámaras son compatible con los estándares de la primera cinemateca mundial.
La competencia de la cámara de vídeo tampoco se dirime entre Sony y Panasonic, también el iPhone contará cada día más. La frontera entre foto fija y vídeo se diluye, pero también la que había entre el teléfono y la cámara, en definitiva, entre el telefonista y el realizador de cine.

Cámara o móvil, una fatídica elección

Por cada cámara hay cuatro móviles; por cada videocámara, 400 móviles. El poder del teléfono, tanto por su número como por la frenética actividad de sus dueños, lo convierte en un aparato imbatible. Lo aprendieron (tarde) los fabricantes de las Palm (¿se acuerdan de las agendas electrónicas?), los fabricantes de ordenadores, los fabricantes de GPS y también los fabricantes de cámaras de fotos.. Sólo el 18% de los móviles vendidos en Europa no tienen cámara (en Japón el 1%). En el caso de las cámaras que capturan vídeo, sólo el 2% de las vendidas eran específicamente videocámaras.
El móvil que se comió el mercado de las cámaras digitales de menor precio ahora está depredando a la videocámara. La instantánea, la foto del día, el vídeo de impacto, la exclusiva mundial salta cuando menos te lo esperas y, en ese preciso momento, ¡mecachís¡ no cogí la cámara; pero el móvil no falla.

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