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2010/01/27

Crisis en la NASA

Fuente: Publico.

En febrero, Barack Obama presentará al Congreso su propuesta de presupuestos para 2011 y, con ella, su política espacial en un momento de crisis para la NASA. "Creo que esta decisión va a acabar fijando el camino de la NASA para los próximos diez a veinte años", ha dicho el diputado demócrata por Tennessee y presidente del Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara Baja, Bart Gordon. La decisión del presidente de EEUU podría reavivar el interés por la exploración espacial o adormecerlo durante varias décadas.

Obama tendrá que resolver una situación que hereda de su predecesor en el cargo. En 2004, George W. Bush lanzó un ambicioso programa de exploración tripulada que tenía como objetivo regresar a la Luna y viajar, en un futuro no muy lejano, a Marte. El programa Constellation, con los cohetes Ares I (para astronautas) y Ares V (para carga), sería la herramienta que posibilitaría esta hazaña. Poco después, Bush redujo los fondos que se iban a dedicar a esta empresa, comenzaron los retrasos y se empezaron a detectar problemas técnicos. El año pasado, Obama designó una comisión, liderada por el ex presidente de Lockheed Martin, Norman Augustine, para que estudiase las alternativas de EEUU en la exploración espacial tripulada. Después de cinco años de trabajo y 5.000 millones de euros gastados, el panel recomendaba en cinco de sus siete opciones propuestas abandonar el desarrollo del cohete Ares I y las cápsulas Orión. La comisión Augustine advertía, además, de que si no había un incremento de 3.000 millones de dólares anuales en el presupuesto de la NASA, las posibilidades de ir más allá de la Estación Espacial Internacional (ISS) en los años venideros eran ínfimas.

Por último, recomendaban que el acceso de carga y astronautas a la órbita baja se dejase en manos de compañías privadas. De este modo, la NASA podría centrar sus esfuerzos en proyectos más ambiciosos que no son asequibles para ninguna otra entidad.

La decisión de abandonar un gran proyecto como Constellation ya parecía difícil de por sí, pero un segundo informe, elaborado por el Panel Consultivo de Seguridad Aeroespacial (ASAP), agranda el dilema de Obama. Según este documento, "abandonar el Ares I en favor de una alternativa que no ha demostrado su capacidad ni su superioridad (o equivalencia) sería poco sensato y, probablemente, poco rentable". El panel ASAP considera además que la capacidad de los servicios comerciales para transportar a los astronautas de la NASA con seguridad hasta la órbita terrestre no está probada.

Intereses económicos

La publicación del informe ha soliviantado a Elon Musk, fundador y consejero delegado de Space X, una de las compañías que se podrían beneficiar de que la NASA cediese el transporte a la órbita baja a empresas privadas. "He perdido mucho respeto por el panel ASAP", afirma Musk. "Si van a decir algo así, deberían decirlo basándose en datos, no en especulación aleatoria", añadió. Según él, su cohete Falcon 9 y la cápsula Dragon se diseñaron para cumplir los estándares de transporte de astronautas de la NASA.

"El Ares I es un cohete de papel que aún está muy lejos de hacerse realidad", recordó Musk. "El Falcon 9 es un cohete real y la mayoría de sus componentes están ahora mismo en Cabo Cañaveral", agregó. El enfado del también fundador de la web de pagos on-line PayPal está justificado. Con las recomendaciones de la comisión Augustine, compañías como Space X u Orbital Sciences podrían competir con las grandes corporaciones como Boeing o Lockheed Martin por contratos para llevar astronautas a la ISS.

En una nota de prensa hecha pública la semana pasada, la Federación de Vuelo Espacial Comercial lamentaba que el panel ASAP culpase a las empresas de no cumplir los requerimientos de seguridad cuando la NASA aún no ha determinado cuáles son. "Ningún fabricante está cualificado para transportar astronautas porque, para las compañías, es imposible cumplir unos requerimientos que simplemente no existen", señalan.

Entre tanta discrepancia, hay un aspecto en el que todo el mundo parece estar de acuerdo. Alargar la vida de los transbordadores para que EEUU no se quede durante varios años sin un medio para llevar astronautas al espacio es arriesgado. El panel ASAP apunta que, además de tratarse de unas aeronaves complejas por diseño, al tratarse de un sistema que ya no tiene futuro, las empresas le prestan cada vez menor atención, incrementando las posibilidades de que falle.

Los transboradores, símbolo de una época agotada, se han puesto a la venta. Por sólo 28,8 millones de dólares es posible comprar el Atlantis o el Endeavour (el Discovery ya está adjudicado al Museo Smithsonian del Aire y el Espacio), con la condición de que vaya a estar expuesto en un lugar donde pueda verlo el mayor número posible de gente. Estos aparatos se diseñaron en los setenta con el objetivo de convertirse en un medio de transporte para acceder al espacio con frecuencia. La realidad mostró que aquellas previsiones eran demasiado optimistas y los shuttle se convirtieron en un sistema caro y menos seguro de lo deseable. Obama decidirá ahora con la esperanza de tener más tino que quien eligió aquel sistema.

Dos paneles, dos opiniones

El futuro del ‘Ares’

Arriesgar o conservar
Ni ‘Ares I’ ni las cápsulas ‘Orión’ –la elección (de momento) de la NASA para sustituir al ‘shuttle’ como sistema de transporte de humanos al espacio– se encuentran entre las opciones preferidas por el panel Augustine. El Panel de Recomendaciones de Seguridad Aeroespacial (ASAP, de sus siglas en inglés) dice sin embargo que es la opción más segura.

Vuelo privado

Seguridad en duda
La comisión Augustine, en cinco de sus siete opciones planteadas, optaba por abandonar ‘Ares I’ y dejar el acceso a la órbita baja (ISS, por ejemplo) a contratistas privados. Para el panel ASAP, sin embargo, la seguridad de los cohetes de compañías privadas no está probada, por lo que no recomienda que se deje en sus manos la seguridad de los astronautas.

El transbordador

Cómo sustituirlo
Ni la comisión Augustine ni el panel ASAP creen que sea sensato extender más allá de 2011 el uso de los transbordadores espaciales. Los expertos de Augustine creen que el vacío entre la retirada del ‘shuttle’ y la llegada del nuevo sistema de vuelo puede ser cubierto por opciones comerciales. ASAP opta por comprar plazas a otros países.

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