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2009/09/11

La ofensiva de Murdoch

Fuente: ABC.

Durante el verano, Rupert Murdoch no ha dado vacaciones a su empeño de terminar con la era del periodismo gratis por Internet. Seguramente con más atención que nunca por parte de sus competidores ante una devastadora crisis que no hace muchas distinciones, representantes del imperio multimedia construido por el magnate de origen australiano se han dedicado a reunirse con los grandes grupos de comunicación de Estados Unidos. Su objetivo: formar un consorcio que haga posible empezar a cobrar por los contenidos periodísticos distribuidos «online».

Entre las entidades contactadas se encontrarían todos los pesos pesados, desde el «New York Times» hasta el «Washington Post». El enviado especial de Murdoch para esta operación encaminada a contener la sangría de pérdidas de la industria de los periódicos ha sido identificado como Jonathan Miller, el jefe digital de News Corporation.

Este llamativo esfuerzo de coordinación entre competidores asume que no van a prosperar esfuerzos individuales. Aunque en el caso de Murdoch, parte con la ventaja de contar con más de un millón de suscriptores de pago por la información especializada del «Wall Street Journal». Un envidiable modelo de negocio casi imposible de reproducir.

Según el diario «Los Angeles Times», la noción de empezar a cobrar por el periodismo hasta ahora distribuido gratuitamente por internet con ayuda de buscadores como Google ha cobrado fuerza en Estados Unidos sobre todo desde la reunión anual de la cooperativa Associated Press celebrada el pasado mes de abril en San Diego. Foro en el que Dean Singleton, presidente de la AP, denunció la «malversación» de noticias en internet, diciendo que «no podemos seguir parados observando como otros se aprovechan de nuestro trabajo bajo equivocadas teorías legales».

Entre los obstáculos previsibles para la creación de un consorcio de diarios con fines recaudatorios destaca el escrutinio de las autoridades federales de EE.UU. sobre posibles violaciones de las regulaciones anti-trust. Otra dificultad es el pesimismo y las dudas existentes sobre la cuantía de nuevos ingresos que los periódicos van a ser capaces de sumar a través de sus esfuerzos de cobros digitales.

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