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2009/07/08

El regreso de los banqueros

Fuente: BBC Mundo.

¿Recuerda las manifestaciones en Estados Unidos contra los banqueros, la indignación por sus bonificaciones y las promesas de la cumbre del G20 sobre el sistema financiero?

Si lo recuerda, es uno de los pocos.

La agenda mediática de la semana ha estado dominada por el caso de Bernard Madoff y ha dejado pasar otro escándalo mayor y mucho más generalizado.

Los banqueros, que estaban de capa caída hasta hace muy poco, han vuelto con sus salarios estratosféricos y sus bonificaciones.

"En Nueva York las ganancias de las operaciones están disparadas y también las bonificaciones. En Londres, ese patio de aventuras del mundo financiero global, el Barclays, el Nomura y otros bancos salieron de vuelta con todos sus recursos a la caza de operadores financieros", comenta en el "Financial Times" John Pender, director de un fondo financiero, Quintain PLC.

Un caso emblemático es el Royal Bank of Scotland, que antes de su virtual bancarrota fue el primer banco del mundo.

Según se acaba de anunciar, su nuevo director, Stephen Hester, ganará unos US$16 millones anuales entre el salario básico ("básico": US$2 millones), las bonificaciones y los incentivos.

En Estados Unidos, el gobierno de Barak Obama ha propuesto en su reciente reforma financiera un complicado mecanismo que daría mayor participación a los accionistas a la hora de decidir el salario de los banqueros, pero declaró que el tema era una asunto que, en definitiva, pertenecía al sector privado.

"No creemos que sea apropiado que el gobierno ponga límites a la política salarial de las compañías", dijo el secretario del Tesoro, Timothy Geithner.

En una vena similar se pronunció este viernes en una entrevista con el matutino "The Independent" el ministro de finanzas del Reino Unido, Alistair Darling

¿De quién son los bancos?

Las palabras de Geithner y Darling sorprenden si se tiene en cuenta que el gobierno estadounidense, el británico, la Union Europea en su conjunto, y Alemania y Francia en particular, han comprometido millones de millones de dólares en el rescate del sistema financiero.

Asombran también si se piensa que varios gobiernos se convirtieron durante este rescate en accionistas mayoritarios de muchas instituciones financieras.

Y se vuelven peligrosas si se reflexiona que el sistema de bonificaciones fue considerado como uno de los factores detrás de la crisis en tanto premiaba que los operadores financieros tomaran riesgos excesivos para ganar los generosos adicionales que les ofrecían como premio.

Esta "cultura" del riesgo y las bonificaciones tiene un impacto generalizado entre los operadores financieros como demostró la conducta de uno de ellos, Jerome Kerviel, quien dejó un agujero de cinco mil millones de euros en un banco francés, la "Societe General", mediante maniobras fraudulentas las cuales justificó diciendo que quería obtener las mismas bonificaciones que el resto.

Por último, los paquetes de rescate son un pesado lastre para las economías del mundo desarrollado y van a tener durante años una fuerte repercusión en la economía global.

Segun el FMI la deuda pública, que era de un 78% del PIB a comienzos de la crisis en 2007, será de un 114% en 2014: una pesada hipoteca para la recuperación económica.

Ricos otra vez

Mientras tanto los bancos registran nuevamente ganancias.

Goldman Sachs, JP Morgan Chase, Wells Fargo y el Bank of America se encuentran entre los bancos que empezaron a anunciar que habían registrado ganancias en el primer trimestre del año.

¿Cómo han vuelto a dar ganancias los bancos que estaban al borde del knock-out?

Muchos comentaristas opinan que hay mucha magia contable de por medio.

"No se entiende por qué después de todos los trucos contables que llevaron a este país y al mundo al desastre, los banqueros no pueden mostrar sus balances con operaciones matemáticas comprensibles", señaló Andrew Ross Sorkin en el "New York Times" después de analizar las "ganancias" de los bancos.

La fiesta de las bonificaciones previas a la crisis se dieron en el contexto de operaciones "multimillonarias" con derivados y otros instrumentos financieros de altísimo riesgo que permitían registrar fabulosas ganancias futuras las cuales podían disolverse en un suspiro, como sucedió con las famosas hipotecas sub-prime.

Según John Plender nada ha cambiado.

"Bancos como el JP Morgan Chase y el Goldman Sachs siguen sacando enormes tajadas negociando derivados como los credit default swaps que estuvieron en el centro de la crisis", señala Plender.

Los credit default swaps son una suerte de complejas pólizas de seguro que se cobran si una tercera parte cae en bancarota ("A" compra un seguro en caso de que "B" vaya a la bancarota: objetivamente se convierte en un beneficiario de la quiebra de "B") y crecieron de menos de un millón de millones en 2000 a 58 millones de millones, es decir, casi equivalente al Producto Interno Bruto mundial.

¿Hay voluntad política?

Es posible que con las débiles señales de una recuperación económica - o un detenimiento de la caída - los gobiernos hayan perdido la voluntad política necesaria para enfrentarse con poderosos intereses.

También es cierto que las principales figuras del firmamento político-económico de hoy defendieron en un pasado muy reciente la máxima desregulación del sistema financiero.

Timothy Geithner jugó un papel crucial en los planes de rescate del gobierno de George W Bush mientras que el director del Consejo Nacional Económico, Lawrence Summers, fue el ministro del tesoro de Bill Clinton en 1999 que completó la desregulación financiera iniciada en los 80 por Ronald Reagan.

Por su parte el primer ministro británico Gordon Brown alabó sin límites a los banqueros en su discurso político pre-crisis.

"Muchas veces me pidieron que siguiera una regulación estricta. No hice caso. Cuando la regulación apenas se siente, hay un ambiente impositivo competitivo y flexibilidad que es el que necesita la City para florecer", se vanaglorió en un discurso a mediados de 2007.

¿Se puede sobrevivir sin una regulación apropiada del sistema financiero?

Si uno se guía por el comunicado que firmaron Barack Obama, Gordon Brown y los lideres del G20 en abril la respuesta es no.

Si uno le agrega que nadie sabe aún cuántos activos tóxicos (deudas incobrables) tienen los bancos, el no debería ser estruendoso.

El problema es que el ser humano es un animal inteligentísismo que se choca muchas veces con la misma pared y niega su existencia: es posible que necesitemos más crisis aún para poder tomar las medidas correspondientes.

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