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2008/06/06

La jerarquía mata a los emprendedores

Fuente: BAQUIA.

Está claro que las empresas tienen la intención de ahogar el espíritu emprendedor. De lo contrario se inclinarían por estilos de organización horizontales, donde el talento es herramienta de trabajo, donde florecen y fluyen las ideas y las decisiones, y donde se apuesta por la innovación y por abrir paso a los jóvenes.

La realidad es bien distinta. Los jefes tapan todas aquellas oportunidades para que nadie se aproxime a ellos, no vaya a ser que les quiten el puesto. Este es el caso de la gran mayoría de medianas y grandes empresas.

Todo se ve más claro cuando se produce un cambio en la organización, que suele darse al presentar un nuevo plan de objetivos para la empresa. Se suele acompañar dicho plan con un cambio de organigrama. Y lo curioso es que el resultado de dichos cambios y planes es mayor cantidad de jefes. Los nuevos, porque pasan a desempeñar los puestos clave. Los anteriores jefes, porque se arrinconan pero siguen desempeñando posiciones de alta dirección, aunque sin peso político.

Con el paso de los años la estructura de la empresa ha engordado por arriba, es decir, adopta la forma de pirámide invertida. Muchos jefes y pocos empleados. Y en estas organizaciones se da una cultura que empobrece el talento emprendedor.

Este proceso ya se ha consolidado en las Administraciones Públicas, llámese ayuntamientos, gobiernos autonómicos y administración central. Lo grave es que estas instituciones son las principales empresas del país en número de trabajadores y presupuesto. Es un despilfarro de nuestros impuestos. Habría que vaciar literalmente este país de funcionarios de alto nivel, que cobran por no tomar decisiones.

En la empresa privada también pasa lo mismo, siendo igual de grave por la ineficiencia y baja productividad de las empresas. Aquí no es raro ver multitud de reuniones a cualquier hora, las salas llenas de empleados discutiendo o trabajando. Y en ellas se decide poco o nada. Es normal ver como estas reuniones son entre empleados de la misma empresa, sin nadie de fuera (clientes, proveedores o posibles partners). Para mí es una pérdida de tiempo, porque ya hemos comentado que hay altos directivos que cobran por tomar decisiones (y no las toman), y en cambio tienen las salas de reuniones llenas y ocupadas con sus propios empleados, ahogando el verdadero talento emprendedor.

Recuerdo el día que un amigo de Caixa Catalunya me comentó que tenía problemas para encontrar una sala libre para reunirnos. Lo peor de todo no era que la reunión era para proponerle lo último en tecnología de mobile banking, sino que nuestro amigo ya estaba sumergido en la burocracia de su empresa y estaba convencido de su exitosa carrera profesional. Un año más tarde, pidió el traslado a una sucursal próxima a su casa para vivir “su retiro”. Lo habían desterrado moralmente.

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