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2008/06/30

Franceses inventan elástico que “cicatriza” solo

Fuente: lanacion.cl.

Una fibra elástica capaz de pegarse espontáneamente luego de haber sido cortada, con una simple presión de las dos extremidades. Este material con propiedades inéditas acaba de ser creado por investigadores del laboratorio de materia blanda y de química de la escuela superior de física y química industrial de la ciudad de París, dirigido por Ludwik Leibler y creado por iniciativa de Pierre Gilles de Gennes, Premio Nobel de física.
El caucho clásico está formado por el ensamblaje de macromoléculas (largas cadenas de moléculas) flexibles, juntas en una red, y que adquieren una forma definitiva durante el proceso de vulcanización.
Los científicos, que publican sus investigaciones en la revista Nature del 21 de febrero, han hecho su nuevo elastómero usando pequeñas moléculas -en lugar de largas cadenas moleculares-, unidas entre ellas por lazos de hidrógeno mucho más débiles.
Esas pequeñas entidades, constituidas por carbono, hidrógeno, nitrógeno y oxígeno, fueron sintetizadas a partir de ácidos grasos de origen vegetal (pino, girasol, maíz, canola) proveídos por la industria. Luego de un tratamiento químico apropiado, “conservan su identidad y tienen la capacidad de asociarse espontáneamente para crear edificios moleculares más importantes como si se estuvieran dando la mano”, explica Ludwik Leibler, autor del artículo en Nature.
En el momento de la ruptura, una vez separadas, necesitan reconstituir sus asociaciones. Lo que desencadena el proceso de ‘auto-cicatrización’.
Patentes registradas
Al salir de la síntesis, la mezcla de pequeñas moléculas posee primero un comportamiento vidrioso y se parece a un pedazo de plástico quebradizo. “Para darle las propiedades de un caucho, hay que mezclarlo con moléculas hidro-carbonatadas que bajan la temperatura de vitrificación”, precisa Francois Tournilhac, otro de los autores del artículo.
Se puede luego estirar lentamente el material, que regresa a su forma inicial luego de algunos minutos. Si se rompe, basta con volver a juntar los dos extremos y la cicatrización comienza a temperatura ambiente.
Un comentario, publicado en la misma edición de Nature, y firmado por Justin Mynar y Takuzo Aida, de la escuela de ingeniería de la Universidad de Tokio, saluda el logro francés. Desde ya, varias patentes han sido registradas por el laboratorio y la sociedad Arkema, que mantiene una colaboración hace varios años.
“Al emplear las moléculas que hemos inventado, también podemos conferirle nuevas propiedades a polímeros existentes”, precisa Leibler. Esta operación puede aplicarse a juguetes, adhesivos, juntas de estanqueidad, aditivos en los alquitranes, o revestimientos de protección de superficies.

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